las hojas
del jardín, sus formas puras.
Tú, poeta,
¿nunca alojas tu voz en ellas?
¿procuras
su fiel verdor?
No responde.
El poeta no halla donde
guarda el jardín
su caudal, donde lenta,
temblorosa,
crece exacta
en el rosal, juanramoniano,
su rosa.
2 comentarios:
No sé qué se «fizo» del comentario que juraría haber dejado, elogiando la deconstrucción de la décima y su, desde el comienzo, aire indudablemente a lo JRJ, que el desarrollo del poema, tan fluido, no hace sino confirmar. Quizás no pasé el test para evitar robots y otros entes más o menos desalmados. A ver si ahora hay suerte. Un abrazo, Paco.
Lo del robot es mortal, Alfredo. Ahora parece que has tocado el botón preciso. Es un desafío a nuestra agudeza visual. Ahora sí.
Te agradezco el esfuerzo y tu segundo intento, solamente una pequeña discrepancia, si el motivo es la conocida referencia juanramoniana, el tono me sueña más bien guilleniano. Un fuerte abrazo, amigo.
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