Justificación. Durante unos días, el equipo dirigente de este blog y su redactor único, han abandonado sus labores cotidianas para asistir al CEBV (Congreso Europeo de Blogs Vigorésicos) celebrado en Amsterdam. El de los Vigoréxicos se celebró la semana anterior. Una experiencia necesaria y reconfortante. Han sido cuatro días de trabajo y aprendizaje. Cuatro días que han reforzado nuestra opción, nuestra apuesta por los Blogs que trabajan para dar cuenta del trabajo de otros. El problema es que en la ciudad de las bicis y los canales algunos llegaron a cuestionarse/cuestionarnos el ejercicio de la poesía como trabajo. En la pelea dialéctica, el jefe de Mientras la luz mantuvo con claridad sus posiciones, solamente disminuidas a la hora de votar propuestas de resolución, cuando cada uno lo hacía con una tarjeta que indicaba, y valía lo que, el número diario de sus lectores. Lo pequeño es hermoso, nos dijo un blogero danés. Como consuelo, claro.
Enrique. El caso es que el jueves22, horas antes de la partida, aún tuvimos tiempo para asistir a la presentación en Madrid del libro ganador del Paul Beckett 2011, El premio de los Murciano, como se le conoce en Madrid. Y lo cierto que tuvo el glamour de siempre, esa suavidad tonal que Carlos Murciano y Jorge de Arco saben darle. Carlos habló del premio y Jorge del autor, el sevillano Enrique Barrero Rodríguez, y del poemario ganador Los héroes derrotados. Dijo que eran aproximaciones a figuras literarias, mitológicas y sociales trazadas con pulso firme y compasivo. Luego leyó Enrique Barrero, a quien conozco y aprecio. Y leyó grave. Es poeta de recia sonoridad. Las palabras dolor, silencio, ausencia, derrota, soledad… sombra, incluso, adquirían toda la potencia de su significado. Sus retratos buscan reflejar momentos de desasosiego, de desamparo. Se detuvo en el poema final, en ese rey mago que él encarnó un lejano 5 de enero, y que vio como un niño con leucemia rechazaba con firmeza los juguetes que le ofrecía. Con la poetización de esa tremenda experiencia se cierra el libro.
Es costumbre de la Fundación Valparaíso, sustentadora del premio, ofrecer un ejemplar del libro a los asistentes para su posterior lectura, y ofrecer así mismo un cóctel para el tiempo final de charla y confraternización, que resultó, como siempre, animadísimo (¿dónde he oído yo esto?).
Ana. El caso es que el martes27, horas después de la llegada, tuvimos la oportunidad de asistir a la segunda sesión de los hazversos 2012 en el Café Comercial. Ana Montojo leía. Notamos algo displicente a Jaime Alejandre en la presentación, sin esos folios ocurrentes con que suele deleitar. Parecía que la cosa iba en serio. Y es que Ana es una poeta a quien la poesía le salvó la vida hace ya 20 años. Y es que Ana es desde hace apenas un año poeta editada tras lograr el premio Blas de Otero del año pasado. Y es que Ana no se cree lo que le pasa. Su poesía es clara, aunque con cierto halo de tristeza, de ironía, de compasión. Deudora de esa estrategia que busca en la experiencia del instante trascender, vomitando el poema, a la tensión moral, psicológica, social, o simplemente de convivencia que le preocupa. Me gustan sus guiños a lo coloquial. No es raro que cite a Joaquín Sabina, tan experto en esas lides o a Francisco García Marquina, que vino desde su madriguera para escucharla. Leyó con aplomo y sentido. Con tiempo medido. Allí, en primera fila, estaba Elvira Daudet, la reina republicana, esa voz del 15M, que se ha convertido en denuncia, en escalofrío. (De ella se habló mucho en Amsterdam).
Allí, con los balcones abiertos al runrún del tráfico, de las ambulancias que atraviesan la Glorieta de Bilbao sin la mínima consideración, escuchaban Maria Sangüesa, Carmina Casala, Laura Gómez Recas, Ángeles Fernangómez, Alejandro Torres, Rafael Soler, Rafa Borge, Manuel Cortijo Cieza, Pepe Elgarresta, Agustín Ostos Robina, José Luis Morales, Paloma Corrales (que venía emocionada de entrevistar a Alejandro Céspedes), Emilio Porta, Juana Vázquez y gran parte de la familia de Ana. La vida.