jueves, 31 de marzo de 2022

Un poema: Concesiones

 


Le concedo al poema
que se busque a sí mismo
 
que en el dibujo propio
declare su armonía
 
que se alimente y vista
lejos de los descuidos
 
que huya con pies ligeros
de lo deforme y laxo
 
prefiero que prefiera
los trazos implacables
 
la forma en poesía
es forma y fondo.

sábado, 26 de marzo de 2022

Carta Pública y dos poemas de Marga Mayordomo




     Querida Marga, si digo del milagro de la poesía, capaz de andar el borde de los acantilados y ser al mismo tiempo amparadora, al mismo tiempo vientre, caverna, tálamo abierto, refugio contra la mansedumbre de la rutina, digo de ti. Marga, tu poesía es un desafío a los enjambres, tu poesía grita pétalo y cereza, habla con los ríos helados. He recorrido contigo el curso del Yukón, he ido contigo en piragua por sus rápidos y meandros, escoltados por los inuit, contigo he atracado en puertos aún no construidos. Hoy quiero decirte que tu poesía estalla, que busca romper el continente, esa frontera que señalan las páginas, que busca lo que brota, no solo en la topografía, también en el mentón de sus imágenes, en los fogonazos con que dejas ver (al tiempo que velas) tus intenciones; en el amor sin piedad por la tierra y su pureza, por los seres que la embarran. Me admira la ebriedad sonora de un lenguaje que doma la sintaxis, o la inventa. Yo creo que la poesía y sus talleres han tenido pocas alumnas más rebeldes que tú y al tiempo más aplicadas. Digo esto porque en la creación poética, las recomendaciones suelen formularse con recta intención, mas son a veces mera trampa para incautos en busca de buen consejo. Tú desbrozas, rasgas y desordenas, descorchas, para poder recomponer desde la espuma de la libertad. Tu Yukón es mosaico de formas y paisajes, de ritmos y ciudades futuristas, de banderas exhaustas y pupilas de lobo, tú anotas en columnas azotadas por las furias del caos. No sé sí bajan desde tu siglo, de las campas mapuches, o de las citas que tan primorosamente ordeñas. Y qué decir del traqueteo vándalo con que transitas por las distintas lenguas, ese guiño a la postmodernidad. Olma sin techo y violeta, te dices. Y en una de las páginas: necesito fabular, reimaginarme, para luego preguntarte: ¿come finirá tutto questo? Como si te preocupara. Yo sé que no te acongoja, porque sé que lo tuyo es fluir, dejarte hacer… y hacer, sentarte a lomos del potro desbocado que es el poema, y luego internarte con él en la niebla hasta oírla crujir. Dice Julio en su prólogo que te perteneces con descaro, ¿qué si no, y quién si no? pregunto. Yo digo que tu poesía apunta a tu pecho, que es ese revólver de cañón que se curva 180º y que hiere a quien dispara. La poesía no te deja indemne, es el cuenco en donde viertes la sangre de tu yo, y es la taza en donde bebes. He visto y leído a pocos poetas, a pocas poetas, con tantos espigones de luz, por decirlo con tus palabras. 

Haces bien en propagar, en soltar yukones, por las calles de un Madrid que nadie desea dormido. Marga, entre los bosques de un granito batido por el agua, tú eres corazón vivo y latiente, tú eres una valquiria, nuestra valquiria.

Valgan estos dos poema

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MEDITERRÁNEO 


y con el sol de Homero enfrente 
 guijarrillos de colores 
chapoteos 
tren de espuma   bordeando la marea 
las gaviotas   no se achican 
yo tampoco 



bosquecillos de palmeras / geranios 
 por todas partes 
amodorrados pinos   estirando el cuello 
 hacia la eternidad de su terruño 
 un Martini bianco— 
“mi amor” 
carrusel de miel y flores —lo trae el aire— 
—otro Martini— 
 aceitunas —tal vez del Lazio— 
 y de los ríos del Norte  __el agua helada 
 —quién sabe—   para el camino 
—dice— 



 ¡ah! las energías las energías 
 universos paralelos en la fiesta de Neptuno 
y el sol  __azul Sorolla fiero 
 y el mar  __no sé 
de otro color

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YUKÓN 


no 
 no se trata del rojo o el amarillo 
en los océanos de hojas 
se trata -de águilas calvas -de osos 
 __ahí   rodeados de montañas que no tienen nombre 
donde los remos son fuertes y los brazos largos 
 los días 
 __bajo la cúpula del mundo 
tenemos soledad tenemos hambre 
intercambiamos con el alce :: un trozo de corazón  
vivo y latiente*

la intensidad sin riesgo no existe 
 en la montaña blanca 
 donde hileras de hombres agotados    un día treparon 
 –sin descanso– 

 con la locura del oro hincada en su cerebro 



 pronto renaceremos limpios 
por toda vecindad :: bayas azules 
somormujos 


* Norma Kassi, nación Vuntut gwitchin. 

martes, 22 de marzo de 2022

Un poema: Nada ocurre

 










Nada ocurre
que antes no haya ocurrido.
 

Nihil novum sub sole.
 
Una luz cotidiana,
pasiva, indiferente,
ilumina el rigor de los hunos sedientos.
 
Un hombre en desafío
de Atila con los hombres,
y el dolor como yegua por los telediarios.
 
La yerba es humo
negro y duele
esta luz sobre Ucrania.
 
Duele, digo,
como un verso de Trilce.



miércoles, 16 de marzo de 2022

Un poema: ¿Dónde el testigo?



 
¿Dónde el testigo?

No lo hay.
 
Si existiera y hablase
para qué tanto
pope de cruz y plata,
para qué tantos
chorlitos de filósofas cabezas
que nos amansedumbran.
 
(Lo inhumano es tener
la conciencia tranquila).
 
Para qué tantos
afanes que disfracen
la ruta verdadera.
 
Somos seres que no
podremos nunca
repudiar ni guiar
esta nave inservible que nos lleva
del temblor de lugares que ignoramos
a idénticos lugares,
que traslada la rabia
por el espacio a más de cinco mil
millas/segundo.
 
¿Hay alguien que contemple, que nos mire
sarcástico y sonría desde fuera?
 
¿Dónde el autor, 

donde el testigo (me pregunto)

de viaje tan extraño?

 

 

jueves, 10 de marzo de 2022

Un poema: Penúltima travesía


Dijiste ciego faro
de ruinas y espirales, relato de argonautas.
Y la nieve te dijo: Son pájaros helados.
 
Quisiste pronunciar imán, arquero,
saeta transeúnte, maldecir a las tórtolas.
Mas pronunció la nieve: Son pájaros helados.
 
Callaste que venían
en procesión contigo cien murmullos de abejas.
Y la nieve, callando: Son pájaros helados.
 
Hablaste de horizontes sin orillas,
de gargantas cortadas por los curvos aceros.
Pero la nieve hablaba: Son pájaros helados.
 
Gritaste con gramáticas soeces
que tu abandono quiso volverse orden.
Y la nieve secreta te gritaba: Son pájaros helados.
 
Repetiste son rastros de derrotas
de estrellas en contagio, son estelas augures.
Mas un eco de nieve repetía: Son pájaros helados.
 
Preguntaste: ¿Atravesar las aguas,
llegar y sin moneda que entregarle?
Y te advirtió la nieve: Son
tus labios los dos pájaros helados.


Foto: Aníbal BC (fragmento)

jueves, 3 de marzo de 2022

Dos salidas: Mª Antonia y Mario Obrero

La verdad es que llevábamos tiempo sin dejar constancia de nuestro periplo por el poetiqueo de Madrid. Hoy puede ser ocasión y momento.

Lunes 28

Foto: McBarri










Estuvimos en el salón de actos del Archivo Histórico Nacional, donde entregaron a la poeta manchega (al modo del Territorio Mancha) Mª Antonia García de León el premio Rubén Darío. Lauro que la editorial Sial-Pigmalión creó para distinguir cada año a uno de los autores que publica. Una mesa completísima: Juan R. Romero como director del Archivo, el filósofo Antonio Chazarra, el escritor Rogelio Blanco y la colombiana Nery Santos precedieron y glosaron la obra Mira la vida, nueva entrega de esta feraz paisana y amiga que construye con tesón su memoria y su presente. Leyó la autora siete poemas seleccionados. Y lo hizo con el goce de vivir, con la mirada abierta y el alegre sentir que suele acompañar su día a día. En esta entrega, los poemas acuden acompañados por un aluvión de citas y referencias culturales, de las que cantan el existir y no lo sustituyen. Poemas que la autora desea como bengalas contra la negación de la alegría, fulgurantes. Y es que obra y vida logran en Mª Antonia una sonora concurrencia. Hasta ahí. Luego, Basilio R. Cañadas tomó la palabra, con el dulzor y la extensión que acostumbra, para agradecer profusamente a todos los que intervinieron. Y a algunos ausentes. Dijo el editor –¿necesitaba excusa?– que como los anteriores cinco habían sido breves, él se permitía ser largo. Lo fue. Yo siempre pensé que tras la palabra del poeta que nos convoca nada debe decirse, pero al parecer se puede. Para final del acto, la entrega del premio Rubén Darío: materialmente una lámina impresa y parcamente enmarcada, lo que nos hizo pensar que su valor espiritual debe, tiene que, ser mucho mayor. El libro Mira la vida, se dijo, será llevado a las ferias americanas del libro (Medellín, Guadalajara, Puerto Rico) en donde Sial-Pigmalión tiene aplicada presencia. Por nuestra parte, conseguimos un ejemplar firmado al que ya dedicamos nuestra atenta lectura.


Miércoles 2



Con 18 años ahora, lleva tiempo siendo el milagro joven de la poesía española. Se llama Mario Obrero (de Getafe). No conocía su persona. Nos acercamos a la Alberti porque, acompañado de la editora Elena Medel y en conversación con la poeta Luz Pichel, presentaba “Cerezas sobre la muerte”. Un opúsculo vestido para libro que contiene un solo poema del mismo título. Un poema levantado tras tener conocimiento, el pasado verano, de que sobre una fosa común de soldados republicanos, luego campo de cultivo, crecían sin coraje los cerezos que se plantaban. El poema leído con bellísima lentitud, es un homenaje a la memoria y las esperanzas de un tiempo que no tiene por qué morir. Con el cual el poeta anima a comprometerse. Me sorprendió la madurez de su discurso, su elegancia, su precisión, la calidad de sus referencias y sus citas. Y sobre todo, su gusto por el lenguaje y las lenguas. Dice en el epílogo que el lenguaje debe ser un espacio de trabajo donde alterar, perforar y reformular los materiales. No solo ilustró su decir con innumerables referencias etimológicas, sino que en todo momento estuvo presente la cuestión de las lenguas, (recuerden que estaba Luz Pichel). Digamos que, en el poema “Cerezas sobre la muerte”, Mario utiliza, además del castellano, fragmentos en euskera, catalán, gallego y bable como un compromiso con las lenguas minoritarias de nuestra península, (aunque los que hablaban decían del estado). Mario, que citó en numerosas ocasiones a Guadalupe Grande, dijo en algún instante que la poesía debe ser una sacudida contra la mansedumbre, contra la docilidad, contra lo mediocre. Tal vez por eso recoge la cita de la portuguesa Tatiana Faia: Memoria é tener sede. Lola Larumbe le puso una mesita en la acera de Tutor para las firmas. Había cola. Mario atendía pertrechado con sus acuarelas tricolores. Traje a casa una de sus cerezas.