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Han sido dos tardes iguales en intensidad y apenas separadas por unos días de soles y papeletas airados y airadas. Han sido dos martes plenos de intensidad poética para este blogero. Lo esperado se confirmó.
Martes, 19
Todo ocurrió desde el sosiego con el que se adereza el trallazo poético, la intensidad del nombrar. Cuando Guinda hablaba de José Cereijo, precediéndole, dijo aquello de “a dónde miran los ojos de la muerte tan fijamente”. Leyó luego Cereijo, publicado e inédito, una poesía elaborada desde la máxima exigencia, crecida en un decir profundo, equilibrado y grave. Puro tuétano. Tuve la sensación de escuchar una palabra vestida con el ropaje exacto para el camino. Un discurso que es diálogo entre la vida, que siempre es un don, y la sospecha de la nada. Y en la mitad de todo, la pregunta del tiempo. La balanza de lo dicho y de lo silenciado. Mientras leía este gallego afincado en Madrid, y a quien publica Pretextos, sentí que la poesía nos acompañaba a los dos de la misma manera, nos amparaba, compartíamos juntos los mismos interrogantes. Dejó en el aire la complicidad con lo moral como imperativo, como inquisición permanente del alma, dejó en el aire la superioridad del prójimo sobre las cosas. Toda la sala quedó en perfume cuando calló. Ocurrió en la Casa de Castilla-La Mancha, martes, mayo y 19.
Martes, 24
El mismo gesto elegante. En el porte, en la voz. Apenas 20 privilegiados en la Tertulia Montesinos para escuchar a Fernando Beltrán. Es peligroso que a un poeta se le identifique con el titulo de su primer libro. Julio Mas, un bisturí activo, abrió en canal con justeza sus posteriores títulos. Fernando leyó, con azar ya prevenido, de su nuevo libro “Donde nadie me llama”, hiperión que reúne su poesía seleccionada desde Aquelarre hasta casi hoy. Dijo que los poemas le encuentran, que escribe desde la sensación de una experiencia, que nunca sabe exacto aquello que va a escribir. Leyó. Sus versos acrecientan la emoción que los provocaron, acuden directos al pecho de quien escucha. Maxi Rey me dijo que escapan por la garganta desde las vísceras, arañando. Un lenguaje a la vez en dispersión y contenido, una ruptura sintáctica que provoca y conduce. Los poemas como caminos que ofrecen cuanto a su alrededor ocurre. El dolor, la inestabilidad, la fiesta, los otros. Todo en orden, todo roto. Y la misma serenidad en el discurrir y la misma seguridad en lo que fluye, en lo que atañe a la esencia del hombre, en donde la experiencia no es fin, sino excusa del yo. Toda la sala quedó en perfume cuando dejó de leer. Era martes, mayo y 24.
Paseo
Paseas, esta tarde de verano,
por la grata alameda de tu infancia,
buscando unas imágenes perdidas
para jugar con ellas, simplemente.
Pero otra imagen terca se interpone,
un acecho insidioso.
Te ves, y no te sientes, paseando
por esta misma tarde en que caminas.
Ya es la tuya nostalgia de ti mismo,
de tu propio presente. Mala cosa,
cuando tu mismo ser es una despedida
silenciosa y secreta.
José Cereijo
De "Bar adentro"
Son ya siete miradas
sin mirarme de frente.
Siete nubes vagando
con las alas nerviosas de quien tiene
todo el tiempo del mundo
y sin embargo prisa.
Estas noches a veces
sin amor, sin verdad, sin corazón,
para decir a gritos lo que sientes.
Ahogados en alcohol.
Náufragos ambos
en la alta mar de Oviedo.
Fernando Beltrán
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miércoles, 25 de mayo de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
Un poema: Es también
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Es también
un carcelero ciego
es quien quita el candado
y descorre el cerrojo
la que desprecia el riesgo,
aquella que desclava
y dobla los barrotes
es quien abre
después la puerta
de la prisión y da
la curva libertad a los instantes.
La poesía es
también un ciego carcelero
los pájaros la nombran cuando vuelan.
Es también
un carcelero ciego
es quien quita el candado
y descorre el cerrojo
la que desprecia el riesgo,
aquella que desclava
y dobla los barrotes
es quien abre
después la puerta
de la prisión y da
la curva libertad a los instantes.
La poesía es
también un ciego carcelero
los pájaros la nombran cuando vuelan.
domingo, 22 de mayo de 2011
Elvira Daudet y Sol
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He pasado el sábado leyendo de nuevo el libro de Elvira Daudet y viendo las imágenes de Sol. No he querido ir. Estaba llena de amigos y de jóvenes. Gracias Alfredo, Laura, Isabel. Es su tiempo, es su tiempo. Llevan razón en pedir decencia, en pedir respeto, en pedir que se les mire, que se les escuche. En decir igualdad de trato. En decir pueblo. Pero para ello tenían que hablar. Gritar, aunque sea mudamente, como han hecho. Buscar salida en este laberinto político-liberal-económico de donde ¿quiénes? no quieren que salgamos. Es preciso exigir decisiones y es preciso aguantar las consecuencias de tales decisiones unidos. Me imaginaba, tal vez haya estado, a Elvira Daudet, poeta que me impresiona, entre tanta denuncia, entre tanta voz alta y entre tanta alegría. De todos cuanto poetas conozco creo que es a ella a quien más auténticamente le corresponde ambiente tal. Lo sé por su libro, lo sé por sus poemas, lo sé porque escribe con una sinceridad que ni de lejos yo puedo vislumbrar. Si es preciso el temblor del alma y la conciencia para hacer del lenguaje poesía, ella tiene el secreto. Seguro que no es la más formal poesía que vieron los siglos, pero hay en sus palabras tanta verdad como en la gente de Sol.
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jueves, 19 de mayo de 2011
Un soneto de José Luis Morales
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Aparece en el número 14 de Piedra del Molino, el resistente cuaderno poético, nacido en Arcos de la Frontera, que dirige Jorge de Arco.
El molino como cauce del tiempo. La piedra a donde acude la vida cereal para ser devastada. La serenidad ante el anuncio de unos giros sospechados. Aún en la lejanía. La sensación de llegar vacío, sin fruto a su convocatoria. La moneda de haber amado, de amar todavía.
Un viento malhadado ha traido, antes de tiempo, su ruido hasta el poeta. Con él caminamos todos. Por los mismos paisajes.
La piedra del molino
Mas hoy ni el agua va por donde iba
F. MENA CANTERO
Es así: nada queda, todo muda:
la abundancia de ayer, hoy es harina
de otro costal, barril de otra sentina,
vino que ni me mata ni me ayuda.
La piedra del molino gira, viuda:
ni canta el agua ni la brisa inclina
la mies hacia su tolva: en la cocina
de mi historia, la mesa está desnuda.
Hay más miga que pan en su tablero
y es fácil que mañana no haya nada.
Poco importa: viví, fui prisionero
de tu amor y te amé. Cada pasada
de la muela me vuelve más ligero:
pronto seré otra vez cal apagada.
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Aparece en el número 14 de Piedra del Molino, el resistente cuaderno poético, nacido en Arcos de la Frontera, que dirige Jorge de Arco.
El molino como cauce del tiempo. La piedra a donde acude la vida cereal para ser devastada. La serenidad ante el anuncio de unos giros sospechados. Aún en la lejanía. La sensación de llegar vacío, sin fruto a su convocatoria. La moneda de haber amado, de amar todavía.
Un viento malhadado ha traido, antes de tiempo, su ruido hasta el poeta. Con él caminamos todos. Por los mismos paisajes.
La piedra del molino
Mas hoy ni el agua va por donde iba
F. MENA CANTERO
Es así: nada queda, todo muda:
la abundancia de ayer, hoy es harina
de otro costal, barril de otra sentina,
vino que ni me mata ni me ayuda.
La piedra del molino gira, viuda:
ni canta el agua ni la brisa inclina
la mies hacia su tolva: en la cocina
de mi historia, la mesa está desnuda.
Hay más miga que pan en su tablero
y es fácil que mañana no haya nada.
Poco importa: viví, fui prisionero
de tu amor y te amé. Cada pasada
de la muela me vuelve más ligero:
pronto seré otra vez cal apagada.
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viernes, 13 de mayo de 2011
Casi un mundo
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Hace ya casi un mundo, pero no hay olvido. Hace mucho, mucho tiempo que no llegan noticias de amigos y lecturas a este blog. Sin duda que hay algo de desidia, sin duda que algo de alejamiento, pero es el caso que el blogero ha estado distraído con otros menesteres, también de interés para él y para sus convecinos.
Casi un un mundo para la inmediatez en que vivimos, pero el blogero se recuerda en el Casino ecléctico-modernista de Madrid (el de calle Alcalá, no el de Torrelodones) escuchando en la Sala del Torito a Manuel López Azorín. Le recuerda leyendo machadianamente, claro y hondo quiero decir, sus poemas de Solo la luz alumbra, antología que le ha editado Basilio Sial. Manolo es un poeta de lo meridianamente humano, del temblor de lo sencillo. Estuvo el blogero, se recuerda a sí mismo, arrebujado en los sillones con Carmina Casala y su Jesús, con Julián Creis y Jesús Hilario, con Pedro A., con Juan Pedro Carrasco. Estos dos últimos toman partido por la poesía de Manolo en sendos artículos incluidos en el libro. Y con Rodríguez Búrdalo. Manuel lucía como un novio joven aquella tarde del martes 26 de abril.
También se recuerda en Vallekas, en Radio Vallekas el miércoles 27 de abril, momentos antes del tercer partido del siglo. Mientras Mou ensayaba sus porqués ante el espejo, en la emisora se celebraban los 100 programas de “Poetas en el aire” que mantiene Sebastián Galán con inteligencia, voluntad y coraje. Jugaba Messí, descansaba Ronaldo, mientras Enrique Gracia y quien esto escribe desgranaban poemas entre canciones flamencas. Fue una hora mágica que pueden escuchar en este enlace http://www.poetasenelaire.com/2011/04/27/programa-n%c2%ba-100/ . Luego, tras el partido y su rebotica, llegaron varios autobuses de poetas y cantautores amigos dispuestos a permanecer hasta las tantas. Leía Alfredo Piquer y entraba Teo Rubio cuando, tras el trocito de tarta, abandonábamos el recinto. Ánimo a Sebastián. Puede llegar a 1000 programas sin repetir poeta. O más. Sé que los hay en las cercanías.
Una semana después, mudo ya el futbolero portugués, presentó Elvira Daudet un nuevo libro suyo, Laberinto Carnal, tan vital, tan elegantemente triste y tan reivindicativo de la emoción y de la soledad como todo lo que escribe. Sin antifaces, comprometidamente carnal con su persona y con el mundo con que la castigamos. Alejandre la presentó con la misma calidad que cariño. Elvira leyó con ansiedad, intranquila con la verdad que pregonaba. Inquieta y feliz como una mujer sin papeles. Por allí otra vez Carmina y Jesús lleno de zéjeles. Por allí Rafael Soler y Lucía. Por allí Elgarresta. Conmigo Antolín y María González y un amigo cordobés, Jorge Díaz, de línea clara. Por allí Maxí Rey y su ojo, vueltos ambos de León. Compramos el libro. Nos fuimos pronto, Ricardo, el de Libertad8, tan sólo ofrecía insípidas palomitas con la cerveza. Al final apareció Porta, Emilio, anunciando el inscrito número 2000 en su NetWriters. Y animándome. Que la Poesía lo ampare.
Luego ocurrió lo de Mayo de Versos. Tal vez merezca terner un momento para contarlo. Hubo muchos amigos. Mucho calor y primavera. Todo pasa y todo queda, que dijo el de la ceniza en las solapas.
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Sospecha
Siento que me abandona, que me huye,
cada día la encuentro más distante, más fría,
ya nunca me sonríe ni me dice que me ama;
se oculta en el periódico y me ignora.
Y cuando le pregunto ¿qué te pasa?,
responde distraída que no es nada,
pero ya no me asalta en los rincones,
ni me enciende la piel con sus caricias.
Las noches son de escarcha sin su abrazo
-dormimos hace tiempo en camas separadas-.
Y relecosa me ha dado por pensar
si será que la vida se me escapa.
Elvira Daudet
López Azorín en mitad de los aplausos, en el Casino |
Casi un un mundo para la inmediatez en que vivimos, pero el blogero se recuerda en el Casino ecléctico-modernista de Madrid (el de calle Alcalá, no el de Torrelodones) escuchando en la Sala del Torito a Manuel López Azorín. Le recuerda leyendo machadianamente, claro y hondo quiero decir, sus poemas de Solo la luz alumbra, antología que le ha editado Basilio Sial. Manolo es un poeta de lo meridianamente humano, del temblor de lo sencillo. Estuvo el blogero, se recuerda a sí mismo, arrebujado en los sillones con Carmina Casala y su Jesús, con Julián Creis y Jesús Hilario, con Pedro A., con Juan Pedro Carrasco. Estos dos últimos toman partido por la poesía de Manolo en sendos artículos incluidos en el libro. Y con Rodríguez Búrdalo. Manuel lucía como un novio joven aquella tarde del martes 26 de abril.
En el estudio de Radio Vallekas |
Elvira leyendo su Laberinto |
Luego ocurrió lo de Mayo de Versos. Tal vez merezca terner un momento para contarlo. Hubo muchos amigos. Mucho calor y primavera. Todo pasa y todo queda, que dijo el de la ceniza en las solapas.
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Sospecha
Siento que me abandona, que me huye,
cada día la encuentro más distante, más fría,
ya nunca me sonríe ni me dice que me ama;
se oculta en el periódico y me ignora.
Y cuando le pregunto ¿qué te pasa?,
responde distraída que no es nada,
pero ya no me asalta en los rincones,
ni me enciende la piel con sus caricias.
Las noches son de escarcha sin su abrazo
-dormimos hace tiempo en camas separadas-.
Y relecosa me ha dado por pensar
si será que la vida se me escapa.
Elvira Daudet
miércoles, 4 de mayo de 2011
Otra vez MAYO DE VERSOS
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En Piedrabuena, Ciudad Real, se celebrará el próximo sábado 7 de mayo una nueva edición del MAYO DE VERSOS, un encuentro poético en donde poetas de la localidad y poetas convocados acuden para disfrutar leyendo sus versos ante el público. También asisten cantantes y músicos que hacen de la tarde un tiempo amable y casi maravilloso. A las 20 horas, en el Centro Cultural.
En este 2011 vendrán a estar con la gente de Piedrabuena: Sagrario Hernández, José Luis Morales, Natividad Cepeda, José María González Ortega, Davina Pazos y Tano García-Page.
En Piedrabuena, Ciudad Real, se celebrará el próximo sábado 7 de mayo una nueva edición del MAYO DE VERSOS, un encuentro poético en donde poetas de la localidad y poetas convocados acuden para disfrutar leyendo sus versos ante el público. También asisten cantantes y músicos que hacen de la tarde un tiempo amable y casi maravilloso. A las 20 horas, en el Centro Cultural.
En este 2011 vendrán a estar con la gente de Piedrabuena: Sagrario Hernández, José Luis Morales, Natividad Cepeda, José María González Ortega, Davina Pazos y Tano García-Page.
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