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lunes, 18 de mayo de 2020

PEQUEÑA ORACIÓN MATUTINA Y URGENTE PARA DESPEDIR A MAXI REY, CON QUIEN SUPE LA AMISTAD TRANQUILA, CON QUIEN QUISE.















Cuántos vinos hablados, cuántos versos bebidos,
cuánta sonrisa
entre tímida y cómplice, eran horas
donde el calor hallaba su guarida,
y estando lo ocupabas.

Una noche dijiste: yo comencé a grabar
para que mis alumnos
supieran que hay poetas
de carne y hueso, como los futbolistas, 
que anotaran
que existieron y existen 
más allá de los textos escolares,
y luego no pudiste, ni jamás deseaste, dejar de hacerlo.

En tanto tiempo, amigo, nunca te vi negar a nadie,
volver el rostro a quien llegara,
ponías siempre
tu mirar a la misma 
altura indeclinable de los ojos del otro,
más prójimo que nunca, como acostumbran
los hombres como tú, seguros de su estar.

Amaste la poesía y a quienes la persiguen,
difícil haber visto a alguno que tratara
con más abrazo, con más sosiego a los poetas,
no quisiste ni te oí 
valorar obra ninguna, todos
lo eran para ti, y los guardabas
dentro de un corazón que algunos llaman cámara,
por donde te crecías, hebra a hebra, hasta ser
el testigo infinito
de una generación que te hizo suyo, porque fuiste
semilla generosa,
pecho donde el amparo para tantos,
yo sé nombres, bastaba
verte escuchar con esa
manera tan sencilla de decir
estoy contigo que tenías.

Aunque seamos miles nos has dejado solos.

Poeta humilde, sencillo, 
amante de lo puro, de la naturaleza,
aquella noche en Cook, rodeados de gente
guapa y ajena,
en la que me contaste que las piedras viven,
que no fueron ni serán inertes,
que poseen un alma de candor 
para aquellos que en ellas paran y les hablan;
en esas noches y otras de taxis a Pacífico
supe tu anchura,
y aquella inmensa en la que Rafa cumplió los años.

Otras veces decías, me decías cuando abril terminaba,
me voy al pueblo, tenemos
que colocar el mayo en mitad de la plaza, y te ibas
a ser de nuevo gente con la gente,
raíz y ayudador, uno más con los tuyos.

Yo he visto iluminarse los bares de tu barrio
con tu sola presencia,
y a Lavapiés,
porque sentía frío cuando
te notaba ausente, preguntar ¿donde está,
dónde está Maxi?

Tu objetivo, tu trípode, tu pan de cada día,
tu dejar testimonio
grabado de ese abuso de voces vespertinas
que es el Madrid poético,
tu guardar ¿para cuándo? palabras de tanto adicto,
tu conservar los gestos
y la pequeña historia
de un tiempo y un país que tú llenaste,
que llenaron tu gorra y tu bufanda,
que sabía tu nombre; dónde hallarían
mejor archivo
la tarde y los poemas que tus ojos.

Me dicen que te has muerto 
de un corazón gastado y excesivo
en un tiempo sin calles, con los bares cerrados:
que tengas alto viaje, 
amigo leonés de cepas y nacencia,
amigo intenso,
te llevas la costumbre de la sonrisa honda.

Hay que ser bueno, nos dijo Eladio, y tú lo fuiste.
Vuela en paz, buen amigo.
Vuela, Maxi.


Foto MCBarri. Maxi Rey en Piedrabuena 
grabando al poeta Nicolás del Hierro, 
en 2016)

lunes, 27 de mayo de 2013

Todos los días, to... dos.

¿Es esto crisis? Puede que sí, pero saturados. Hay miles de intenciones deseando leer, leer. El jefe y la becaria se han tenido que remangar y hundirse hasta los codos. No es posible atender a tantos frentes, dice el jefe de los redactores, la semana ha sido, gota a gota, agotadora. Chicos - anuncia el mandamás- esta semana que hoy comienza será de vacaciones. Viva –se oye, con alegría primera. Huyamos todos a La Mancha -sigue el jefe. Y con resignación después. 

Ana Montojo, Julia Gallo, Juan Calderón y Maxi Rey
Fotografía de FGM
La primera en la frente para que nos libre… Así comenzaba una retahíla religiosa-infantil de los 40. Que vuelven. No lo duden. Alienación y garbanzos. Tal vez Ana Montojo y Maxi Rey hayan oído hablar de ello. Leían ambos en Telefónica. Julia Gallo y Juan Calderón en el centro de la mesa, aquellos, como buenos invitados, en los extremos, sin querer molestar. Poco público propio tiene está tertulia del grupo Tinta Viva. Una ligera ojeada descubrió que los sendentes, además de escasos, era aportaciones de  los poetas invitados. Leyó Maxi del mundo mágico de las montañas astur-leonesas, poemas que articulan la relación agónica de la atracción y el pánico entre los femenino y lo masculino. Hay originalidad. Ana Montojo respondió con publicados e inéditos que describen la tensión y el desengaño entre el hombre y la mujer, antagonistas encerrados en un mismo juguete. Fobias y filias. Noes. Síes. Encantamiento y frustración. Maxi y Ana, magia y realidad. Lunes y 20. Un poco después, en Libertad 9, los murcianos Alberto Caride y Tono Clemente llenaron la sala de carnalidad poética y precisión en el tacto de las seis cuerdas. Magnífico acople.

El martes, Almería. Quiero decir la voz, digamos que entrañable, de Aureliano Cañadas, poeta siempre Y al que la poesía siempre perdona. De él guardo el encanto lector de su Cuerpo celeste, poemario que editó Poeta de Cabra. Leyó principalmente de su nuevo libro, Diamantinamente,  premiado en Navarra. De él explicó que trata sobre el silencio de Dios y el revoloteo del diablo. Dejó clara su simpatía por el segundo y esas cosas. Pidió perdón varias, varias, varias veces por si alguien se sentía ofendido por su descreimiento. La conocida buena educación de Aureliano, que viene de pasar días difíciles. Presentado por José María Herranz, atendió después, con su cortesía habitual un animado coloquio, en donde no intervinieron los poetas José Luis Morales ni Ezequías Blanco, allí presentes. Tampoco lo hicieron Javier Díaz Gil ni Alma Pagés. Todo esto fue martes 21 en la Casa de La Mancha. Allí, Manuel Cortijo dirige esta tertulia. Más poblada.

Las mañanitas de los miércoles 22 no suelen ser demasiado usadas. Esta vez sí, y con provecho. Jorge de Arco, el responsable de Piedra del Molino, sacó pronto a las gentes de su casa para que llenasen a reventar la sala de la Real Academia de San Fernando.  Aunque parezca extraño, sí es posible desarrollar un acto de forma elegante y cordial. Sí se puede. Aquí se hizo. Homenaje al ilustrador de este número 18, Luis García-Ochoa, académico. Jóvenes a los 92 años su persona y sus trazos. Se leyeron, bien, los poemas. Pocos, escogidos. Bonet Correa presidió el acto. Se obsequió la revista, modelo de calidad: poemas inéditos, poetas jamás repetidos. Y llena, esta vez, de buenos poetas manchegos: Eugenio Arce, José Mª González, Juana Pinés, Santiago Romero de Ávila, Paco Jiméz Carretero, Alfonso Ponce, Julia Rivero… Hubo vino-tapas, obsequio de los organizadores. Muy charlador estuvo Alvaro Fierro. Daban ganas de quedarse a comer por allí cerca. Las poetas Teresa Núñez y Ana Garrido lo provocaron.   

Paco García Marquina
Foto: T. Velasco 
Este 23 y jueves fue territorio Marquina. En Libertad 8, el poeta madri-alcarreño, original y sabio, chispeante siempre, presentó su último poemario: Esto no es una pipa. Sí, sí lo de Magritte. Con él ha obtenido un nuevo reconocimiento. Y hasta el mismísimo Ansón, que sabe de poesía la pasta gansa, le ha dedicado un zigzag en El Cultural de El Mundo. El poeta Paco García Marquina llevó hasta la sala, repleta de fieles y nuevos adeptos, la sorpresa de un cofre conteniendo el frasquito del “elexir de lo prohibido poético” que ha logrado por destilación de la jalea real. Entre los poetas presentes -Jefe, ¿puedo citar a Enrique Gracia, a Rafael Soler, a Ana Montojo, a Eduardo Merino, a Aurora Auñón y a Nicolás del Hierro como mínimo?- eligió a este último, a modo de homenaje merecido, para hacerle entrega de un c.c. del mismo. Los vinos fueron tardíos. Hubo asistentes, múltiples, que aprovechan para la ceremonia de la firmación. Y retrasan, claro. Cosas del oficio cuando el artesano es bueno.

Elvira, Fernando, Evaristo, Rebeca y Alfredo Piquer
Fotografía de FB
Para eso está el abono del tendido 7 en Libertad 8, para ser ocupado. Lo nuestro nos cuesta. La 13 travesía de Odisea Poética nos encontró en el sitio. Los viernes son buenos días si ocurren en 24. Y éste lo era. Un instrumento de cuerda extrañísimo usó de manera delicada, Iván Moreno, venido desde el País Vasco para interpretar música prebarroca. Los remeros jóvenes fueron Rebeca Álvarez Casal, promesa de poesía carnal y vocativa, y Fernando López-Guisado, que vuelve desde su prosa a un mundo poético más amable y que leyó con densa pasión. Igual que rema en Rivas. Contramaestre experimentado fue Evaristo Cadenas, poeta de enorme voluntad, cuyos textos rezuman honradez y acierto.  Tres poemas leyó Elvira Daudet desde el puente, tres para señalar el exacto norte, para avisar de la deriva. No más hizo falta para que alumbraran los luces del puerto. Carmina Casala, Davina Pazos y Ana Galán firmaron el acta del arrivo. También lo vio todo Cristina Cocca, Fedatarias.  Qué diría Cavafis.  

Ana Bella  (Foto de MCBarri)
Por excepción, un sábado: el 25. Su tarde. La que Ana Bella López-Biedma precisó para darnos noticia de su poemario En clave de mí y de su disco Enclave de do-s. Precisa presentación dialogada la que hizo con Isidro Sánchez Brun. Leyó y cantó como suele hacerlo, combinando drama y suavidad . Es su momento. Cada vez más reclamada. Es una poeta clara que sabe estar con los poetas. El encuentro sucedió en una librería necesaria y nueva: Cervantes y compañía, se llama. Saben que ser librero ahora es una actividad de riesgo. Llevan poco tiempo funcionando y tiene un espacio, pequeño y de calor, para ser usado. En Manuela Malasaña 25. Vayan. Tienen la poesía muy cerquita de la puerta (y de la caja). Y son amables. Valentín Martín, salmantino, poeta y periodista opina lo mismo 

Llega la feria, nosotros nos vamos.

lunes, 19 de marzo de 2012

Maxi, Álvaro, Carlos, Venus, Júpiter

Maxi Rey invocando a Rafael Montesinos
Teatralmente, pero con decisión. Como un juego de escena improvisado o sabiamente prevenido. Con el intento de atrapan el cuerpo flotante de Rafael Montesinos, el espíritu que sobrevuela la tertulia. Como divertimento de color homenaje. Así comenzó Maxi Rey, el ojo que guarda, su lectura en el Colegio Mayor Guadalupe. Maxí, ya saben –lo hemos contado varias veces- es el hombre que graba todo acontecimiento poético. También, como todos, escribe. Y el martes13 leyó. Tuvo que escuchar, antes, ciertas verdades de boca de Óscar Martín Centeno, poeta que juega también con artilugios y que lo presentó. Maxi escribe escondido en un yo femenino, en náyades astur-leonesas, que aspiran lo telúrico de la tierra. La piedra, el sol y el agua como origen y destino de la tormenta que agita el corazón histórico del hombre. El pálpito prerromano que subsiste. Escribe de lo que le preocupa. Contó como surgió la provocación tras un viaje con Ángel González a Candás, cuando tras cruzar Pajares, el `poeta le advirtió de de la potencia sugeridora del paisaje. En el coloquio advirtió de que la utilización de un lenguaje sencillo, limpio, fresco, alejado de la metáfora enturbiadora, era un elemento querido, buscado, hallado.

Álvaro García. Poética del canto
Jueves15. Casi agotado tras el taller, con la garganta gastada. Alvaro García había aprovechado su llegada a Madrid -a presentar Canción en blanco, premio Loewe 2011- para sentarse, charlar y compartir con los alumnos del Centro de Poesía José Hierro, de Getafe. Casi ronco cuando Tacha Romero lo presentó. Pero claro y abierto. A las gentes del centro se habían añadido también Juan Pedro Carrasco, Manolo Cortijo Rodríguez y Matías Muñoz. Dijo que su libro es un largo poema de más de 500 versos, que se negaba a leerlo entero, que había preparado un trailer, que prefería leer la selección de escenas. Lo hizo. Meditaciones de una pareja tras la ventana de la habitación de un hotel, mundo exterior, mundo interior y diálogos de los actores. Alguien ha dicho que es meditación sobre lo efímero de lo humano. Puede ser. Dijo que el poema debe escribir liberado de trascendencia, o sea que el poeta debe, solamente, cantar. Poética del canto que diría Morales Barba. Luego se invitó a sí mismo y a los presentes a decir poemas que les hubieran impresionado hasta el punto de tenerlos en la memoria. Coplas, romances, sonetos de Quevedo, fragmento de Cernuda… En fin, la poesía como celebración.

De Izquierda a derecha: Carlos Guerrero y Domingo F. Failde
El viernes16 puede acompañar al poeta zamorano-malagueño Carlos Guerrero en el café Comercial. Pablo Méndez había preparado la presentación de Los espacios vacíos, segundo poemario que le edita. Jesús Hilario Tundidor hizo el proemio, volvió a decir aquello de ordenar las emociones y conmover la inteligencia. Estaba también con Carlos, Isabel Rodríguez, la poeta de Priego, estaban Paquita Dipego y Arantxa Oteo, estuvo Juana Vázquez… Leyó el poeta, largo y tendido, poemas de su libro. Poesía creíble, hecha desde el caminar, hecha desde una mirada que se sitúa siempre al lado de las cosas, al lado de los otros. Pero es también poesía ambiciosa en su búsqueda y en sus hallazgo. Me gustó especialmente el primer cuarto, el que trata de la ciudad. Carlos es poeta del sur y bebe mucho de mundos como el Dolors Alberola y Domingo F. Failde, a quienes decica el libro. Cerca también de Jerónimo Muñoz, el promotor de la revista Ámbito, de la que alguna vez hemos hablado.

Al regreso a la redacción, el jefe me dio permiso por unos días para que pudiera contemplar en el crepúsculo a los planetas Venus y Júpiter, dupla que aprovecha, vilmente, para brillar las horas en que los poetas suelen leerse unos a otros. Que me alejara, me dijo, de Madrid, claro. En la Botillería el cielo nocturno es una ausencia aterradora. ¡Cómo se lo maravillo! Hagan la experiencia. Busquen un cielo limpio, esperen a que el sol se oculte. Miren hacia el oeste. Ahora brillan muy próximos. Lo maravillarán también.  
 __________

Después de mil jornadas por calles extranjeras, 
extrañaba tu falta. 

Me tocaba el regreso hasta tu mundo en sepia. 

Era larga la noche del camino 
y difícil andar sobre tus pasos. 

Ahora te pido: invítame a bailar, 
quiero sentir tus pechos acuchillar mi carne; 
quiero sentir tus piernas distanciarse 
para extasiar mi rodilla entre tus muslos. 

Invítame a bailar, que tengo frío 
y mi tiempo zozobra sin tu vientre.

                               Carlos Guerrero
.

miércoles, 25 de enero de 2012

Seguimos vivos, disimulando

Un triángulo fértil: él, ella y la cámara
Porque ocurren cosas sabemos de la vida.
Cosas como esta: ¿por qué un grupo de amigos y filibusteros expusieron a la vergüenza publica a un ser indefenso y poderoso, a un ser cuyo único (no, único no, bórrenlo) cuyo mayor vicio es el de mirar a través de las cóncavas y las convexas? ¿Cuál su delito? Yo lo diré: mirar fijamente, sin pestañeo, a los poetas que han sido -y a los que podían haber sido- desde el año 1983 hasta hoy. Sabemos de la vida porque un grupo de seres irresponsables quisieron responsabilizarle de haberse sentido vigilados. Saben por ello, seguro, que hay testimonio, imagen y sonido, de sus fechorías. El acusado tuvo que subir a la madera. Se prestó, que conste. Subir a la picota sobada de Libertad8 a fin de someterse a interrogatorio. Fue preguntado, obligado a dejar constancia de sus plazos, sus relaciones y sus habilidades. El público -fiscal, juez, victima y jurado a un tiempo- quería saber de su intención, de los últimos fines de sus observaciones, interesado sobre todo por la fidelidad fiable con que conserva lo grabado.

 Maxi Rey, tal es su nombre, se defendió a su modo, tal vez un poco displicentemente. Que comenzó ha 30 años grabando a los poetas en las interminables tertulias. Que lo hacía con la intención de corromper a los menores (fue un tiempo profesor) y le tomó cariño.  Que vio que se dejaban (los poetas), y le tomaban gusto, y añadían fruición al acto cuando se sentían contemplados. Que él siempre ha callado, pero que hay actuaciones sin marcha atrás. Que muy a su pesar, dijo, guarda en los armarios roperos de su casa miles de cintas y discos, y en ellos el rostro (frente y perfil), las huellas y las confesiones de decenas de hábiles, de cientos de aspirantes y de miles de delincuentes (todos poéticos). Que califica de crimen, pero también de virtud, que unos, otros y todos, permanezcan ocultos.
Después dijo, a la manera leonesa, que sabe cómo  su  material es prueba de cargo, necesario, indispensable para desenmascarar o entronizar a tanto versoandante que pasea por la villa desde hace siglos: la poetambre (muchedumbre de poetas hambrientos ¿de?), que decía Cervantes hace 400s Libertad8. Y lo dramatizó.

Maxi ha grabado. Maxi sabe. Maxi conoce. Maxí Rey es prudente y guarda, muy a su pesar nos dijo. El lunes 23 en Libertad8 ocurrió el suceso que relato. Sabemos de la vida porque ocurren estas cosas. A él, que no chantajea, intentaron  chantajearle. Buscan que siga ocultando tales pruebas en los sótanos del sueño. Con el agasajo, con el protagonismo, con la zalamería (le llegaron a hablar de piedras telúricas, su especialidad) como armas, pretenden ganar días, meses, años de gracia. ¿No es eso la inocencia? Sé que algún servicial se presta, se ofrece, a llevar el trípode con que viaja, lo sé. ¿No es eso la indecencia? Son, desde luego, gentes que no conocen la honestidad, la generosidad, la humildad, el respeto, la discreción, el gusto por la amistad y por el vino (lo que le hace invulnerable) con los que se levanta el edificio moral de Maxi Rey. Maxi jamás permitirá que se nos vea, lo suyo es siempre un juego de nocturnas amenazas. No hay dinero para comprarle. Nuestras vergüenzas están con él a salvo.

Estuve por allí para solicitar con otros misericordia. Para contarlo, para contarlos: Ana Rossetti, Marisa Montesinos, Rafael César Montesinos, José Luis de la Vega, Rafa Soler (que intervino), Ángel Guinda (que también), Alberto Infante, Aarón García Peña, Pepa Nieto, José Cereijo, Morales Barba, Óscar Martín Centeno (culpable del contubernio), Javier Lostalé, Bárbara Butragueño, Juana Vázquez, Miguel Losada...  y los que callo.  Y aplaudieron. Muy cercanas ya las doce en punto.

Gracias, Maxi, por el nuevo plazo. Volveremos.

(Todas las fotografías han sido toscamente pirateadas del blog de la Tertulia Rafael Montesinos, en donde vive Maxi)

domingo, 10 de abril de 2011

Como una semana de abril

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José Luis Morales, Marisa y Vicente Martín  (Foto R.C. Montesinos)
MARTES. Estuvo el martes cinco José Luis sereno, dolorido y lúcido. Leía en Montesinos por vez primera después de lo suyo. Vicente Martín, el poeta de Torrejón de la Calzada, lo presentó transparente, con la enorme habilidad de las palabras justas. Por medidas y exactas. Ninguno de los dos quiso ocultar el dolor pasado. Leyó mi amigo José Luis Morales sus soleás en compañía. Tríadas de octosílabos asonantados, sentencias que dilucidan los pasos por la frontera de la vida y de la muerte, y su no perdida extrañeza. Hubo lugar para un humor que no le deja, afortunadamente. Y sitio para las nuevas ambiciones poéticas, para las aguas puras, cristalinas y antiguas y los chopos que en ellas se miraban con pasión adolescente. También para gritar con fe contra lo injusto. Lo oyentes sabían, sabíamos, que aquello era una lectura diferente. De resistencia, de conquista.

MIÉRCOLES. Con María Sanz en Alcalá de Henares, el miércoles seis. Con ella, yo. A presentar su Retablo de cenizas, premio Ciudad de Alcalá. Un poemario, el de la sevillana, del que dije y repito que es un recorrido sobre el desaliento amoroso, sobre la sosegada belleza de la melancolía, mientras la mirada de la poeta recorre los escenarios sicilianos que fueron sedes del amor vivido o presentido; envuelto todo en ese aura de misterio, de pálpito sensorial y temblor emotivo que de forma tan personalísima tiñe toda la poesía de nuestra autora. María Sanz sabe mucho, muchísmo de poesía, tanto como de amistad y de alegría conversadora.


Rafael Soler
JUEVES. Por estar en Alcalá no asistí a la presentación de Las cartas que debía, un nuevo vitruvio de Rafael Soler. Aunque el jueves siete, y desde temprano, comenzaron a llegarme las noticias. Paco Moral: es un vitruvio de lujo, solapado, papel hueso, recomendado; se lo merece. En un correo de Paco G. Marquina: otro éxito editorial y de público, auguro varias ediciones. Me llamó Emilio Porta: enumeraciones de imágenes nada caóticas, es la modernidad segmentada. Carmina Casala me advirtió: gentes de pie, en pie, lleno que asusta, hasta en las escaleras, Rafael es un poeta mediático y bueno, la cuadratura. Pepe Elgarresta: el libro es una bomba, una atalaya sarcástica e inteligente, qué envidia. Jaime Alejandre: poemario con el glamour preciso para ser leído en mi próximo vuelo transatlántico, me lo reservo. Aunque yo aún sigo esperando informaciones.
¿Dónde? (Ampliar para buscar)
Sé que, búsquenlos, María A. Ortega, Montse Morata, Ana Montojo, Rosa Jimena, Jorge Torres, José Luis Nieto Aranda, Rafael González Serrano, Alberto Infante, Manuel López Azorín, Antonio Daganzo, Manuel Cortijo Cieza, Elvira Daudet, Rafael Borge, Enrique Gracia Trinidad, Eugenio Cobo, Miguel Galanes, Eduardo Merino, Juan Ruiz de Torres, Ángela Reyes, Justo Jorge Padrón, María Fraguas, Manuel Quiroga, Ana Ares, Pepa Nieto, Antonino Nieto, José Luis Morales, José María Prieto y José Luis Fernández Hernán también asistieron a la presentación de Las Cartas... antes de partir ¿en autobús? hacia Cosmopoética, pero nada me han dicho hasta el momento.

   
Maxi Rey en Libertad 8
VIERNES. Dos ojos de vidrio y de memoria virtual anotaron la lectura de Maxi Rey. Su ingreso en la academia, Libertad8, de los hazversos. De mirar a ser mirado. De escuchar a ser escuchado. Maxi aceptó el reto y leyó un anticipo de su Escuela de mujeres. Poemas de la cercanía humana, de la mujer y sus edades, de la piedra que advierte y del hombre que espera. Toques ligeros de cotidianeidad y sorna. Pero Maxi, observado por Maria Jesús, estuvo didáctico, no quiso que perdiéramos las complejas claves manejadas. Me gustó que hiciera pública su obsesión por la memoria prerromana, precristiana, casi perdida en nuestra peninsular sociedad. Lleno en las mesas y en la barra. Repitieron muchos asistentes de los convocados por Rafael Soler, que actuó de cameraman, hartos sin duda de los fugaces escenarios cordobeses de Cosmopoética. Y de sus yeserías. Hicieron, hicimos, muy requetebién.

jueves, 11 de marzo de 2010

Vicente, Maxi: dos amigos (en escena)

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Los de A-7, el grupo de presión vinipoético de Valdepeñas, tienen por lema escrito esta la leyenda: vino y poesía son la base de la amistad. El empedrado del patio de su bodega bien conoce la verdad de tal enunciado. Como lo saben Vicente Martín y Maxi Rey, dos amigos sin apuros. Yo también estoy de acuerdo. Lo que no sé es si la poesía es el peaje para llegar al vino, a los amigos, o si han sido los amigos y el vino quienes me han llevado a la poesía. Vale.

El lunes Vicente Martín, tan renuente a presentar libros, y tiene veintena, aceptó la invitación de los del Tomelloso para presentar “Como piel desnuda” el poemario ganador del último premio “Eladio Cabañero”. Su poesía llena de guiños a la fugacidad y la monotonía del vivir, al amor, a los destrozos de la infancia, llena de imágenes potentes, tensadas por el surrealismo, repletas de sorpresas envolventes, de lenguaje que busca, no se vio bien acompañada por las palabras que la precedieron. Lástima de la tinta de la impresora de Pepe López, lástima de los comunes lugares de la representante del Ayuntamiento, de su propaganda final. El libro, editado por Renacimiento, se vendió como a manos llenas. Como lleno está el libro. Como llena estaba la sala de poetas amigos. Después hubo vino. En colectividad primero y en petit tribunal tras la tormenta. Carlos Valverde hizo la foto antes de irse, con otros, a cenar a Mundi.


De modo igual terminó la aventura marciana de Maxi Rey en el solar de los Montesinos. Maxi, el ojo que mira, demostró su memoria. Anoréxica por la incapacidad de los megas para ocupar debidamente el interior de los cedés. Maxi, en una introducción primaveral, por irónica y tierna al mismo tiempo, habló de su trayectoria como filmador penitente de actos poéticos. Quiso, final de los setenta dijo y es verdad, que sus alumnos conocieran el rostro de sus poetas igual que renovaban el de sus futbolistas. Grababa. Y proyectaba después en el instituto. Superochos de 3 minutos, tiempo, pelas, VHS, cariño, euros, decisión, digital, dudas ¿por qué hago lo que hago? Para que los poetas se conozcan a sí mismos. Para que quede. Para que sea. Los presentes quieren ser ahora viendo. Comienzan las imágenes, el gozo en blancoynegro de un Rafael entre sonrisas, un García Nieto planchado, homenajeado, Rosales cardial, cordial. El comando Max actuando por las calles de Madrid. Sólo es posible ofrecer tres lecturas, disculpas de Maxi, los megas dice. Lee Rafael Morales, sus hijos y Concha en la sala, lee de más a menos, nombra a Concha, envolviendo, sembrando profundo. Lee Bousoño, Carlos, sintiéndose trascendente, aliterando con brío, elegante, el ojo de la aguja. Lee la testa renacentista de Pepe Hierro, humanísimo, cálido, recorriendo la casa con las manos abiertas, Maxi percibe que el fondo musical se le ha disparado. Fin. La gente habla: es muy poco el veneno. Desean más cianuro bañando su retina. Unos preguntan dónde puede enterrarse el tesoro para que nadie lo maltrate, para librarlo del azar, otros hablan del machadiano trance entre valor y precio ¿cuánto vale un tan desmesurado archivo? ¿cuánto cuesta? Mayte, mientras, hace fotos con leves movimientos digitales. Vean.

Después el vino, para cerrar el círculo. Rafael César Montesinos quiso pagar el de los manchegos, pero estos, por esta vez, no aceptaron. ¿Repetirá el intento? Morales Barba habló de las poesías completas de Joaquín Benito de Lucas que ha editado Calambur. Todos hablamos del último premio Blas de Otero. Antes, durante y después, la amistad. Siempre el vino. Bien lo sabían los de A-7.
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sábado, 27 de febrero de 2010

Corrillos del febrero final

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Lunes, 22. Segunda falta en “Poetas en Vivo”. ¿Habrá parto?

Martes, 23. Me cuentan que fue Aníbal de la Beldad, periodista experto en Medio Ambiente, quien ocupó la última silla vacante. El salón de grados de la UCLM en Ciudad Real estuvo lleno. Hubo estudiantes, profesores, amigos y curiosos. A partes desiguales. Como pocas veces ha ocurrido. El poeta Pedro A. González Moreno regresó a sus orígenes universitarios 32 años después. Leyó confiado, cuentan, textos que narran el combate entre memorias y erosiones, los paisajes que guardan el lugar de la herida. Todo es ya un poco menos injusto.

A 200 kilómetros, en la Moncloa montesina, Rubén Martín Díaz nos ofrecía el poema que celebraba el vuelo de las grullas sobre La Mancha. Esto lo cuento yo. Lo escuché. Llevaban razón quienes hablaron sobre la luminosidad de su palabra y del éxtasis del sosiego en el último adonais. Su lectura fue una línea de tiza blanca, levantina, sobre la conformidad de otros discursos. Me contó que Jesús Barrajón ya le ha invitado a sentarse en la misma silla que Pedro A. Estuvo escuchándole también Carlos Javier Morales, canario y principal responsable del milagro continuado que supone la página Poesía Digital, sabio conversador y ferviente, teoría y praxis, del hacer poético.

Jueves, 25. En Lopedevega38, escuchando a Luis Felipe Barrio, cantor y poeta. O casi. Dicharachero, madridista, lineaclara. Cívico y epicúreo se nombró. Leyó de su libro Paro, ya con años y tan de moda. Estuvo en los escaños Jaime Alejandre, su amigo, con el hazversidades de EGT por seña. No me reconoció. Como bien supuse. ¿Cuándo hallará su fin mi desventura?

Viernes, 26. El correo me trajo esta semana una antología del poeta sevimanchego Francisco Mena Cantero, voz de la insistencia humana, con quien deseo conocer, ser conocido. Que así sea. Los textos escogidos me afirman en la sinceridad de su palabra, contenida, clara, atenta. Y me trajo el cartero aussi, con retraso y por mandato de Juan José Alcolea, el número homenaje a Ángel González que se preparó en Alcorcón: un árbol de buen gusto. Están plantando otro que ha de llamarse Miguel, aunque barro le llamen, para este centeaño.
Tal vez por ese motivo me ofrecí a Maxi Rey para leer con él -junto a él y a Teresa en La Moderna de Pepe Hierro- las canciones del esposo soldado y el cuchillo del tiempo. Noche de viernes en la tertulia de Enrique Romero. Maxi estuvo entendido y radiante. Convincente. Después hubo festival anticrisis: masticatorios, vino, alegría, proyectos.
La cuestión hernandiana, bélica o amarilla, me privó de otra modernidad. No pude estar con Pablo Méndez casi a la misma hora y a la semiluz del pub de castellana 210, bajo el arcoluna de la portada. Hablaría de los impedimentos de Ana Frank y otras cuestiones, su último poemario. Me invitó. Una relectura atenta al blog del común amigo Antonio Daganzo me redimirá de culpa. Además del comentario de otros que hayan recibido ya la atención del libro. Mientras lo busco.