viernes, 27 de enero de 2012

Un poema: Alejandra Pizarnik y Carmen Feito




En mi libro Calygrafías figura este poema de la serie Lecturas de agosto que gira en torno a figura de A. Pizarnik. La extraordinaria rapsoda Carmen Feito ha tenido a bien incluir su lectura para la página Palabra Virtual. En su voz adquiere otro y todo su sentido.
Alejandra en una de sus fotografías más divulgadas

Con este enlace es posible acceder a su audición. 

Me moriré desierta
de sangres repetidas y de ti,
no llegarás a tiempo, sé que no,
me moriré de olvido, del blando seconal

no sé vivir sin nadie que me rabie a querer
hoy que nadie me rabia

quiero desierta:
retiraré de mí cada palabra,
cada sílex, cada pobre abanico de mujer,
cada cintura roja,
que no es sino vaciarme
del sonido del agua

todo es la soledad cotidiana del agua 

el agua y yo dos siglos
de pie frente a este muro, tan espeso,
oh muro, oh desdicha memoria de luz huera

ya no veo las lilas que deshojo,
yo nunca estuve llena sino de un viejo olor
a ciprés y a crayons que me persigue

písame cuando llegues, sin piedad,
quiero sentir tu peso
quiero sentir el peso de tu planta en el vientre
ya difunto

húndelo, quiéreme, písame, que tu deseo pise
el antiguo y ajeno de Alejandra
que esperaba... te.
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miércoles, 25 de enero de 2012

Seguimos vivos, disimulando

Un triángulo fértil: él, ella y la cámara
Porque ocurren cosas sabemos de la vida.
Cosas como esta: ¿por qué un grupo de amigos y filibusteros expusieron a la vergüenza publica a un ser indefenso y poderoso, a un ser cuyo único (no, único no, bórrenlo) cuyo mayor vicio es el de mirar a través de las cóncavas y las convexas? ¿Cuál su delito? Yo lo diré: mirar fijamente, sin pestañeo, a los poetas que han sido -y a los que podían haber sido- desde el año 1983 hasta hoy. Sabemos de la vida porque un grupo de seres irresponsables quisieron responsabilizarle de haberse sentido vigilados. Saben por ello, seguro, que hay testimonio, imagen y sonido, de sus fechorías. El acusado tuvo que subir a la madera. Se prestó, que conste. Subir a la picota sobada de Libertad8 a fin de someterse a interrogatorio. Fue preguntado, obligado a dejar constancia de sus plazos, sus relaciones y sus habilidades. El público -fiscal, juez, victima y jurado a un tiempo- quería saber de su intención, de los últimos fines de sus observaciones, interesado sobre todo por la fidelidad fiable con que conserva lo grabado.

 Maxi Rey, tal es su nombre, se defendió a su modo, tal vez un poco displicentemente. Que comenzó ha 30 años grabando a los poetas en las interminables tertulias. Que lo hacía con la intención de corromper a los menores (fue un tiempo profesor) y le tomó cariño.  Que vio que se dejaban (los poetas), y le tomaban gusto, y añadían fruición al acto cuando se sentían contemplados. Que él siempre ha callado, pero que hay actuaciones sin marcha atrás. Que muy a su pesar, dijo, guarda en los armarios roperos de su casa miles de cintas y discos, y en ellos el rostro (frente y perfil), las huellas y las confesiones de decenas de hábiles, de cientos de aspirantes y de miles de delincuentes (todos poéticos). Que califica de crimen, pero también de virtud, que unos, otros y todos, permanezcan ocultos.
Después dijo, a la manera leonesa, que sabe cómo  su  material es prueba de cargo, necesario, indispensable para desenmascarar o entronizar a tanto versoandante que pasea por la villa desde hace siglos: la poetambre (muchedumbre de poetas hambrientos ¿de?), que decía Cervantes hace 400s Libertad8. Y lo dramatizó.

Maxi ha grabado. Maxi sabe. Maxi conoce. Maxí Rey es prudente y guarda, muy a su pesar nos dijo. El lunes 23 en Libertad8 ocurrió el suceso que relato. Sabemos de la vida porque ocurren estas cosas. A él, que no chantajea, intentaron  chantajearle. Buscan que siga ocultando tales pruebas en los sótanos del sueño. Con el agasajo, con el protagonismo, con la zalamería (le llegaron a hablar de piedras telúricas, su especialidad) como armas, pretenden ganar días, meses, años de gracia. ¿No es eso la inocencia? Sé que algún servicial se presta, se ofrece, a llevar el trípode con que viaja, lo sé. ¿No es eso la indecencia? Son, desde luego, gentes que no conocen la honestidad, la generosidad, la humildad, el respeto, la discreción, el gusto por la amistad y por el vino (lo que le hace invulnerable) con los que se levanta el edificio moral de Maxi Rey. Maxi jamás permitirá que se nos vea, lo suyo es siempre un juego de nocturnas amenazas. No hay dinero para comprarle. Nuestras vergüenzas están con él a salvo.

Estuve por allí para solicitar con otros misericordia. Para contarlo, para contarlos: Ana Rossetti, Marisa Montesinos, Rafael César Montesinos, José Luis de la Vega, Rafa Soler (que intervino), Ángel Guinda (que también), Alberto Infante, Aarón García Peña, Pepa Nieto, José Cereijo, Morales Barba, Óscar Martín Centeno (culpable del contubernio), Javier Lostalé, Bárbara Butragueño, Juana Vázquez, Miguel Losada...  y los que callo.  Y aplaudieron. Muy cercanas ya las doce en punto.

Gracias, Maxi, por el nuevo plazo. Volveremos.

(Todas las fotografías han sido toscamente pirateadas del blog de la Tertulia Rafael Montesinos, en donde vive Maxi)

jueves, 19 de enero de 2012

Hasta san Antón

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Vísperas. Que el yo poético de Emilio Ruiz Parra tiene poder es de sobra conocido. Su vuelta al circuito de las lecturas, tras la feliz recuperación de sus dificultades motrices, lo ha vuelto a poner de manifiesto. Bien alto. La enfermedad que de verdad sufre es la de la poesía. Sí. Así lo declaró en uno de sus poemas. De la que no puede curarse. Ni quiere. También declaró que el 32,6 % de sus poemas son rimados, el 67,1 % versolibristas y del 0,5 % restante ni se sabe ni contestan. Poeta de medida producción, leyó en el Hogar de Ávila poemas escogidos, poemas que dieron muestra cabal de la valía de este valdepeñero y amigo que prepara en la actualidad sus obras completas. José Félix Olalla, su presentador, destacó la elegancia y la ironía de su verso, motivo que atrajo a Benito de Lucas, Rodríguez Búrdalo, JJ Aleixandre, Julián Creis, Morales Barba y JL Morales, que yo reconociera, hasta el auditorio. 

17. San Antón. No pude estar con Paco Moral en El Comercial para oír como la noche callaba sobre Lisboa. Sé que era para Paco un día importante. También para Rafa González Serrano, que inauguraba con él la producción ajena de su editorial, la neonata Celesta. No estuve porque estuve necesario en la presentación del 16 de La hoja azul en blanco, ese milagro que se edita en Alcorcón y que convoca a los poetas. El príncipe de ellos, Miguel Galanes,  leyó su poema sobre la irresistible atracción del estilo en el sendero de la perfección, la parábola confuciana del arquero sin arco, sin flecha, sin diana. Magnífico. Tras él, una línea de velas encendidas,  la procesión de poetas-lectores: Isabel Miguel, Antolín Amador, José Cereijo, Celia Bautista, Cristina Cocca, Isidro Sánchez, Oscar Martín Centeno, Hortensia Higuero… La música de Ana Bella: su voz de nudos y de eclipses. Juanjo Alcolea y Ana Garrido, responsables, incansables, clamaron por la mejora de las finanzas municipales. Por la continuidad, dijeron. Todos de acuerdo.  Cristina F. Zambrano, maquetadora de La Hoja y tenista, fue testigo inmejorable. 

No estuve en El Comercial. Pero sé que un lúcido y perjudicado Rafael Soler presentó a un tierno y rebelde Paco Moral. Que Paco, emocionado y emocionante, cantó flamenco por Lluis Llach. Que se evocó a Lisboa y hubo canapés por Ana Ares. ¿Son entendibles Ana y Paco por separado?  Sé también que la hora mereció ser vivida, que la alegría se distribuyó junto a poemas y canapés. Que ACéspedes, ADaganzo, RNietodelatorre y JLNietoaranda... guardaron las esquinas del pronto famoso Rincón de Machado que dice Pablo Méndez, su inventor.  Rincón que, según rumores, será el nuevo escenario de la tercera entrega de los Hazversos, que abandonan, a la fuerza, Libertad8.
El próximo San Antón, Paco. O el próximo 14 de abril.
De la nube, arteramente robados, han bajado estos jaikús de Cuando la noche calló sobre Lisboa, y que quiero acompañen porque disculpen la ausencia.


Sólo un recuerdo
pero duele si dura
más de un segundo.
-
Ya no tirito
cuando duermo desnudo
de tu recuerdo.
-
Sobre las llagas
la sal es parecida
a algunos besos.
.

viernes, 13 de enero de 2012

Alrededores

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Vuelve enero y vuelve anticiclónico. La contaminación atmosférica compite con la poética. Falta el viento que remueva, y todo queda esperándonos. Mientras, el nocturno frío, el cariñoso sol de enero. Hacia la luz del mediodía es posible salir, ver, leeer (que es leer mucho), conocer, apreciar, recordar, prevenir. Saber de los amigos que pueblan mis alrededores. Saber de la alegría de Julio Más (hoy quiero acentuarlo) por la buena acogida de su agua de brújula. El Cultural de El Mundo sitúa su libro como uno de los cinco mejores del año, lanzándolo hacia el premio Nacional de Poesía del año que comienza. Creador de mundos lo llama. Ojo al elogio. Saber de mi alegría al recibir un libro de Mari Cruz Agüera, la poeta murciana de la nada o la gloria, que, editado en Estados Unidos, tiene la gentileza de citarme. Es la de Mari Cruz una poesía de la presencia y de la ausencia de los cuerpos, siempre atenta al discurso de la piel propia y ajena, tan bella y tan en primera persona que me hace sentir vergüenza de mis enjutas abstracciones.

También en los alrededores del mediodía de enero, la tensión por los manifiestos de Ángel Guinda. El martes, en Libertad8, proclamó la necesidad de una poesía violenta, capaz de enfrentarse a la violencia estructural de una sociedad política que destruye al individuo para convertirlo en ciudadano, rebeldía frente a sumisión. Nada dice que no sea cuanto canta. Ángel irreductible. Y muy cerquita, casi rozándome, la vuelta al circuito de Emilio Ruiz Parra, sano ya de sus preocupaciones físicas, y atento a repartirse francamente. Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta, que diría Alberti.
Elisabeth

Y la poeta, mi queridísima Elisabeth Porrero, que por fin verá en Ciudad Real editado su primer libro, Peregrino de sueños, junto a quien quiero estar. Como me gustaría estar con Paco Moral que publica en Celesta, joven editorial que promueve Rafa González y que ha elegido el mítico Comercial para hacerlo visible.

Enero de frío y sol que me rodea. Cercado, ayer releí varios de los números de Caballo verde para la poesía y de Poesía de España. Vieja poesía impura.

(Stalker, el mago mallardiano de Lost in Marienbad, ha dejado de alimentar su blog. Es una mala noticia para mí, para muchos. El blog queda, sus entradas. La esperanza es posible).

LOST IN MARIENBAD

lunes, 9 de enero de 2012

DE LOS CAMPOS, DE NOSOTROS

En préstamo he tomado este vacío,
el reino pobre de las tierras negras
y de la flor agreste del arzollo.
De estos campos sin nadie, cereales,
que antes fueran praderas de fervor,
hago mías sus densas amapolas,
hago mío su espejo de abandono,
hago mías sus lindes,
las quejas vomitadas
de un callado volcán, mío su llanto.

Pasaron los verdugos, son los restos
del fruto de sus hachas; agostaron
la canción campesina, los sudores
y nada queda ya, sólo pureza
de una luz que reparte sus harapos
por las cumbres cercanas de los cerros;
de una luz sin piedad, infinitiva,
que supo de estos campos
-tierras de tiempo y hoces-
y es sólo ya tangencia, voz en duda.

Aquí fuera tu cuerpo, en viejos trigos,
aquí fuera el afán, nuestro cansancio,

aquí la dócil presa de tus ingles,
aquí los soles turbios y las tardes
disputadas al lila de los brezos.
Aquí celara el sol nuestras prisiones
abatidas, carnales; fueran verdes
barrotes las espigas,
como versos sabidos,
verticales, de un libro que olvidamos.

En estas tierras altas, labrantías,
que habitamos tú y yo y el solitario
divagar de la yunta rompedora,
tan sólo un alto cuarzo nos recuerda.
Yo he tomado prestado su vacío,
el daño de tu piel, su débil cielo,
y esta tarde sin sol, sin ti, buscada,
por salvar de la ruina
tu voz y lo que fuimos,
y este tiempo tan último de octubre.

Ya sé que terminó lo que fue tacto.
Sé que guarda la tierra en su memoria
las deseos entonces esparcidos,
y que no he de volver. Con el viento,
aire solo sin paz, menesteroso,
trae la noche el sabor a despedida,
a cólera serena, que desciende
sobre aquello que fuera nuestro gozo.

Como amara tu cuerpo
los amo todavía,
campos de juventud, callada patria.
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