viernes, 21 de junio de 2024

Un poema: La diana arpillera

 

Ilustración: Pedro Castrortega


Ella, la infancia,
la que hoy juega conmigo,
es un filo sin muescas, es un nunca
oxidado punzón, es una lezna
que horada en desgobierno
 
como broca procede,
es un dardo salido para no regresar,
pero que torna, flecha
que abandonó lo terso mucho antes
de conseguir saberme
 
así urde,
y jamás se extravía, bien conoce el camino:
la diana arpillera a donde apunta
su voz nueve años
es siempre la blandura de mi pecho, y llega
para clavarse sabia, para clavarse hondo,
aguzada en las noches como está
por los herreros turbios de la melancolía
 
ella,
que sin duda conoce
al hombre en hemorragia que ahora soy
y trama su regreso en la sospecha
de que dicto —¿sin tregua?— porque busco
lo que entonces no supe ni sangré
 
y en longitud de acero se me ofrece.

domingo, 26 de mayo de 2024

 









De junto al mar trajiste
diecisiete palabras,
un vago sortilegio,
hierbas, fugas,
el azar de los barcos
 
volviste sin los mapas,
oscura, te ofrecías
en un aire enemigo,
en esa dejadez
con la que el humo
se aleja de la llama

yo lo puse a olvidar, a frío lento.


sábado, 11 de mayo de 2024

Un poema: No sabe el tiempo

 .










No sabe el tiempo

que es tiempo y no una rosa,

que no puede morir ni ser cristal

al que la luz desmaya,

ni sílaba que duda

 

en la bóveda sangre del crepúsculo,

en el encaje urgente que en el aire

de mayo traman los vencejos

—era tarde y el patio—

he sentido su ruina y su victoria

 

sentí que me miraba,

que sus ojos, dos orillas de azares,

ignoraban pasados y futuros


sospeché, casi noche,

que nunca dice la palabra nunca.


                                         

(Ilustración: Gregorio Sabariegos)



sábado, 27 de abril de 2024

Un poema: SURES



Voy dibujando islas,
aprovecho
los tedios de este sábado,
dos dedos que divagan
sobre el mar de tu vientre

fue viernes, ya cerré
la lectura de libros laborales,
hoy husmeo,
voy dibujando sures,
deseos, los dos labios

de la isla que busco,
lo escondido, esa cárcel de playas
donde poder varar
y descender lentísimo,
eso dibujo.


domingo, 31 de marzo de 2024

Un poema: Resurrección

 












Alguien te dijo:
guárdate de la llaga que no sangre,
de aquella
que desconozca el grito.
 
Y desde entonces,
desde que hablaste
del secreto con él, ya sólo escribes
con afán genitivo de la luz
mientras la luz ocurre,
de la sed
--la que crece plural--
o de tu cuerpo nieve
cuando se sueña copos

de los patios y agostos
que curvan los caminos,
de tu siempre,
de cuanto sigue siendo
heterónimo cauce de tu vida,
de todo aquello que
se oculta en ti

porque se salven, gritas,
de la putrefacción.
 

lunes, 26 de febrero de 2024

Un poema: No toquéis lo sagrado

  














Tras las nieblas,

                                 de lluvia

lenta y veraz ha sido la mañana,

hacia las tres un viento

en su mesura sabio

restauró en el azul, ardida, la pureza

 

esperaban

los débiles estratos, las ingraves

plumas: hielos

de sueño y altos,

las lenes intenciones,

la tarde que prodiga su indigencia

 

y fiel acudes

a la cita diaria con los dioses,

horaciano crepúsculo de invierno,

fiel acudes

a buscarte en lo bello de la huida,

en el color

 

esos rojos en llama que aprende mi conciencia.

 

jueves, 25 de enero de 2024

Un poema: "El roce..."

 


 







El roce frágil,
el invisible ruido
del grafito y la arcilla sobre el alba
de una página muda,
el deleble proyecto de un poema,
lo inocente
a punto de escaparse por mis dedos,
este afán
a las seis treinta y seis de la mañana,
mientras comienza el mundo a vestirse de calles
y una parte de mí
que a nadie importa
pretende ser escrita para saber que es


este paisaje, esta obsesión,
esta luz diminuta que jamás
convencerá a lo oscuro,
esta derrota íntima
de querer escribir, de hallar el adjetivo
donde calladas viven
las sílabas que ocultan mis inviernos.

lunes, 15 de enero de 2024

Carta pública a y siete aforismos de Juanjo Martín Ramos

 


      Nadie es imprescindible, Juanjo, pero tú nos eres necesario, muy necesario. Digo “nos” incluyéndome en la nómina de escribidores que pululamos alrededor de la poesía en Madrid, que no madrileña. Tu nos sabes, nos escuchas, nos atiendes. Eres un hombre merecidamente popular. Y no solo en la Villa. Hace años, ayudado y alentado por algunos amigos, recuerdo especialmente a Ángel Rodríguez Abad, creaste una editorial, Polibea, aprovechando con audacia, y riego propio, una situación que así lo permitía. Y la creaste alentado por una intensa preocupación literaria e intelectual. Digo que, a más de exigente divulgador editorial, eres un magnífico creador, que no renuncia. Preocupado, desde la universidad, por la génesis y el desarrollo del Modernismo en España, diste a la tinta en Huerga&Fierro un estudio recopilatorio sobre el tema. Luego, tres novelas breves, arriesgadas, y una edición crítica del Valle-Inclán gnóstico y místico de La lámpara maravillosa. Añado que trabajé contigo para dar lugar a una plaquette deliciosa en honor a un amigo común, asunto que me permitió crecer en tu amistad, en el conocimiento de tu valía, en el saber de tus destrezas estéticas. Un lujo que hago público.

Todo esto para decir que nos has dado la alegría de romper tu timidez y publicar, por fin, obra tuya en el sello que diriges. Ha sido en la colección “el levitador”, donde –número ciento cuatro– ha aparecido Si no veo mi rostro, una selección de aforismos [152] que te retrata e identifica. No busco los libros de aforismos, lo confieso, pero leo los que me llegan, por eso lo compré, y leo con atención y gusto los que contienen, a mi criterio, auténticos aforismos. Un territorio tan dado a mixtificaciones y variantes como propenso a que la originalidad y la inteligencia acudan al desafío. Algo, esto último, que sucede en tu libro, Juanjo. “Si hablas solo, no esperes que nadie te conteste”, escribes. No hablas solo, por ello contesto. Nota primera: es un libro pulido, seleccionado, cernido con harnero. No sé si faltan, pero no sobra ninguno. Nota segunda: no es amplio, permite volver, releer, recordar, establecer conexiones entre las diversas líneas de pensamiento que lo conforman. No agota, tiende al apetito. Tercera: es posible conocer al autor. Son auténticos. Las dudas y las certezas conversan con esmero, y dicen de ti. Cuatro: no pretende deslumbrar, hacer escaparates de ocurrencias ni ofrecernos bravatas de ingenio. Y sin embargo nada hay vulgar ni suena a déjà vu. Quinta: está escrito para el lector, para provocar el diálogo, para incitar, para ser respondidos. No para ser en sí, para unirse a la moda y a la nómina. Sexto decir: Juanjo, sabes que hay tantos poetas, tantos aforistas, tantos ambos, que no merece la pena añadirse sin zurrón, sin algo que aportar. Tuviste dudas. Otros antes, los nombras, te dijeron avanti. Asunto que habla de tu consciencia, de tu conciencia. 

Siete: quiero que sepas que lo he disfrutado. El amor, la escritura, el tiempo y la vida, la fe de los agnósticos, lo aparente, lo ético y los miedos, la identidad…  el hombre (tan débil, tan creído).

_______________

 

Todo amor es platónico, nos enamoramos de la sombra que el otro proyecta en la pared

*

El que se queda quieto, ya ha llegado.

*

Todos pagamos por una deuda de la que no somos conscientes.

*

En el amor siempre hay un cuerpo que se deteriora.

*

Retirarse con la amargura de no dejar nada atrás.

Retirarse con la alegría de no dejar nada atrás.

*

No sabría buscarme entre la multitud.

*

Si no veo mi rostro ¿cómo sé que soy yo?