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Jesús, amigo
Hace unos días que terminé de repasar tu poemario “Las cuartillas de un náufrago” y a lo largo de toda su lectura me ha quedado un sabor a hierba, a árbol libre, a serenidad y a concilio con la Naturaleza, que me reconcilia con el verso. Entre tanto poemario actual que intenta sorprender al lector con el único argumento de retorcer la realidad, es un vaso de agua fresca encontrarse en medio de este bosque que has ido creando día a día a tu alrededor con la simple contemplación.
No sé si fue querido desde el principio la anotación de las fechas o si ha surgido después, en el momento de concebir el libro, pero es sin duda uno de sus aciertos. Trasmite al lector esa sucesión de momentos en los cuales no sólo notas sino que anotas la relación de tu espíritu, de tu estado anímico, con tu alrededor. Y aunque en la labor del poeta, que es tu caso, hay mucho de creación, de recreación de la realidad, el hecho de hacerlo aparecer como un diario trasmite con intensidad la circunstancia que hizo surgir el poema.
Hay en todo él un toque horaciano de aceptación. Si en la primera parte es más clara la tensión que surge del interior y busca en la naturaleza, he creído ver en la segunda un paso más, que no es otro que la de haber encontrado en la sencillez de lo natural, la sencillez del vivir como guía y virtud. (El poema de la nuez es paradigmático en este aspecto).
“Las cuartillas de un náufrago” es un libro de poesía que aúna fondo y forma, se escribe como se piensa, como se siente. Esa economía de lenguaje, tan lejos de lo adusto como de lo sintético, ese discurrir de los versos sin forzar las formas, buscando simplemente la elegancia en el discurso, se adecua perfectamente al mensaje del poemario.
Creo que es un texto que te fija como poeta, que establece las coordenadas, las atalayas, desde donde vigilar tu quehacer poético, por otra parte ya bastante extenso.
Lo he leído, releído, con placer. Tengo el libro al alcance de la mano.
(Tras escribir esto he vuelto a leer “14 de febrero de 2006”, dime si no es cierto lo dicho)
Tu amigo, Francisco Caro
.
De cómo a fuerza del amor parte una nuez
La busco, todavía
no ha caído del árbol.
La espero, pinto el cielo
con tintero de hierba.
La miro, se va haciendo
familiar a mi mano.
La cojo, la comprimo
con el alma, sin miedo,
cuidando que no salte
y huya y la pierda. Cruje.
Se me abre y me relajo.
Le arranco el corazón.
Se deshace en mi boca.
(25 de noviembre de 2006)
De "Las cuartillas de un náufrago" Ediciones Vitruvio. 2008. Colección Baños del Carmen.
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Jesús Aparicio González vive en Cabanillas del Campo, Guadalajara.
Nació en Brihuega(Guadalajara) el 29 de Julio de 1961.
Tiene 7 libros de poemas publicados. Poemas como pasos (1981) Sendas del corazón (1988) Como trago de agua fresca (1991) Las caras del espejo (1996) La casa del siervo (1999) Con distinta agua (2003) y El sueño del león (2005)
Su correo electrónico: jesapagon@telefonica.net
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Jesús, amigo
Hace unos días que terminé de repasar tu poemario “Las cuartillas de un náufrago” y a lo largo de toda su lectura me ha quedado un sabor a hierba, a árbol libre, a serenidad y a concilio con la Naturaleza, que me reconcilia con el verso. Entre tanto poemario actual que intenta sorprender al lector con el único argumento de retorcer la realidad, es un vaso de agua fresca encontrarse en medio de este bosque que has ido creando día a día a tu alrededor con la simple contemplación.
No sé si fue querido desde el principio la anotación de las fechas o si ha surgido después, en el momento de concebir el libro, pero es sin duda uno de sus aciertos. Trasmite al lector esa sucesión de momentos en los cuales no sólo notas sino que anotas la relación de tu espíritu, de tu estado anímico, con tu alrededor. Y aunque en la labor del poeta, que es tu caso, hay mucho de creación, de recreación de la realidad, el hecho de hacerlo aparecer como un diario trasmite con intensidad la circunstancia que hizo surgir el poema.
Hay en todo él un toque horaciano de aceptación. Si en la primera parte es más clara la tensión que surge del interior y busca en la naturaleza, he creído ver en la segunda un paso más, que no es otro que la de haber encontrado en la sencillez de lo natural, la sencillez del vivir como guía y virtud. (El poema de la nuez es paradigmático en este aspecto).
“Las cuartillas de un náufrago” es un libro de poesía que aúna fondo y forma, se escribe como se piensa, como se siente. Esa economía de lenguaje, tan lejos de lo adusto como de lo sintético, ese discurrir de los versos sin forzar las formas, buscando simplemente la elegancia en el discurso, se adecua perfectamente al mensaje del poemario.
Creo que es un texto que te fija como poeta, que establece las coordenadas, las atalayas, desde donde vigilar tu quehacer poético, por otra parte ya bastante extenso.
Lo he leído, releído, con placer. Tengo el libro al alcance de la mano.
(Tras escribir esto he vuelto a leer “14 de febrero de 2006”, dime si no es cierto lo dicho)
Tu amigo, Francisco Caro
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De cómo a fuerza del amor parte una nuez
La busco, todavía
no ha caído del árbol.
La espero, pinto el cielo
con tintero de hierba.
La miro, se va haciendo
familiar a mi mano.
La cojo, la comprimo
con el alma, sin miedo,
cuidando que no salte
y huya y la pierda. Cruje.
Se me abre y me relajo.
Le arranco el corazón.
Se deshace en mi boca.
(25 de noviembre de 2006)
De "Las cuartillas de un náufrago" Ediciones Vitruvio. 2008. Colección Baños del Carmen.
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Jesús Aparicio González vive en Cabanillas del Campo, Guadalajara.
Nació en Brihuega(Guadalajara) el 29 de Julio de 1961.
Tiene 7 libros de poemas publicados. Poemas como pasos (1981) Sendas del corazón (1988) Como trago de agua fresca (1991) Las caras del espejo (1996) La casa del siervo (1999) Con distinta agua (2003) y El sueño del león (2005)
Su correo electrónico: jesapagon@telefonica.net
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