Pedí Paz y Esperanzas al 2021 y su inicio me responde
recordando la esencia de la vida. Somos para la nada. Sin tiempo de respirar
tras la muerte de Lupe, recibo la llamada de Ana Garrido, desolada, rota,
comunicándome tu muerte, Juanjo. No querría escribirte en pasado, sí decirte
que ya no recuerdo el último día en que nos vimos, ha pasado tanto tiempo y
distancia de casi todo. Sí que guardo nítido el recuerdo de cuando nos
conocimos. Villamanrique, septiembre y 2003. Junto a un estrafalario dosel de
fiestas. Nos entregaban una distinción. Yo no era nadie y tú viniste al abrazo
ofreciéndome casa y amistad. Desde entonces. Me dicen amigos comunes que
andabas poniendo al día y en orden tus cosas. Por si las moscas, avisabas. Fruto
de ese afán recibí el primero de los tomos que recogerán tu obra. Antología
de supervivencia I la llamaste. Qué paradoja. Dice de ti tu amiga Ana Garrido
en el prólogo “ha sido siempre –se ha cansado de repetirlo– un poeta tardío, un
hombre al que la Poesía vino a sacar de su silencio para júbilo de los que aún
estábamos por llegar”. Nada más cierto. Y tu entusiasmo con las cosas y las
gentes, y tu labor en Verbo Azul, del que eras seña y honda. Pienso en María
Jesús, en su dulzura y su voz, pienso en lo ingrato de ciertos aconteceres.
Y sé cómo la Poesía grande te ha salvado. Has escrito mucho y bien, con tinta
roja. Déjame que te vuelva a aquel azacaneo tuyo y mío para publicar Cuaderno
de Socuéllamos, cuando reclamaste mi opinión. Aquel diario de tus días
a meses cuidando la ancianidad de tu padre solo, al que levantabas desde el
dolor al vuelo. Mira Juanjo, siempre has escrito de la muerte creyendo que al
nombrarla conjurabas el riesgo, que te convertía en espectador. Lo imposible. Tu gabán, tu sombrero, tus ganas de compartir, tu Hoja azul en blanco. Ahora estás callado, hoy estás recogiendo en tu cuerpo callado todo el cariño, la
bondad y el desvelo que cultivaste. Llévalo a la tierra como presente. Te vas
con las manos llenas. Te vas con el tesoro intacto de todo lo que repartiste. Y
a mí me cuesta no poder acompañar tu adiós, malditos tiempos, como hicimos con Vicente,
con Nicolás, con Aurora: cultivando los abrazos doloridos que
tanto consuelan. Te vas del excesivo corazón, como se fue nuestro Maxi.
Nos toca vivir ¿Tiene la vida nombre?
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lunes, 4 de enero de 2021
Ha muerto Juanjo Alcolea
martes, 3 de diciembre de 2013
También termina noviembre
La mesa (Foto FB) |
La alevosa huida de algunos de los folios que debían estar en la mesa, y no estaban, no hizo perder los papeles a Cecilia Quílez. Decidida a pesar. Se trataba de una mesa redonda sobre el estado de vigencia y el estado de proyecto de los Festivales Internacionales de Poesía. Esas ferias promocionales que logran concitar por unos días la atención sobre lo semioculto. Pérez Azaústre estuvo elegante con sus antecesores al hablar de Cosmopoética, de sus limitaciones y deberes al ser financiado solamente con dinero municipal. Renato Sandoval apareció exultante ante el vigor de su recién festival limeño, planeando su ampliación en un país pujante. El Harbi El Harti, desencantado, y en retirada después de organizar innumerables citas en Marruecos, se inclina ahora por rechazar el gigantismo escaparatista. Trabajar para menos, dijo. Martín Prieto pareció conforme con el tamaño del que regenta en Rosario, argentino primero y centroamericano después, vino a decir. Todos coincidieron en sacar la poesía de los recintos sabidos, en airearla por barrios, bares, cárceles, plazas…. Cecilia moderó. Todo fue moderado el lunes 25 en la Casa del Lector. Incluso el número de asistentes.
Casi lleno, martes 26, en la Casa de Castilla-La Mancha para la presentación de Cuando los nombres estén dados, de Juanjo Alcolea. Premio que fue Pastora Marcela 2012. Juanjo es un hombre de palabra poética permanente, a la que suele dotar de una tensión vivificadora. Habita en ella un afán de ave fénix capaz de resurgir, probar el vuelo y desafiar nuevas acechanzas. Este libro es un homenaje a la poesía, a su hacer, a su modo de vida y a las personas que la encarnan, a los poetas (que él ha querido en su mayoría cercanos al abrazo). Hizo la presentación Teresa Núñez, avisada y exacta, y hubo después turno de lectura con Ana Garrido, F. Caro y María Jesús Pizarro. Textos que subrayan la intención necesaria para aquel que pretende beber en el manantial de la poesía, para el que elige el oficio de hacer versos. Se sabe que la verdad en este aprendizaje es siempre subjetiva. Juanjo también lo sabe.
Euraca. Página |
El miércoles 27 aprendimos que La Zanjita es un pliego de cordel producido por los de Euraca. Los del seminario sobre lenguaje. Las que llevan a Luz Pichel como bandera. La Zanjita es un pliego de papel, o musical, o visual. Sirven para informar sobre lenguajes fronterizos, los que rozan y cambian, los que salvan y destrozan. Eva Chichilla y Patricia Esteban, en ausencia de María Salgado, explicaron. Son propensas a las longitudes, a los actos largos. A la belleza de la divagación divulgadora. Tienen una página, bastante atractiva, que muestra cómo exploran cuanto les atrae. Y les atrae todo aquello que el lenguaje tiene de confusión, de lugar en donde perderse y ser feliz. Se colaron en este ciclo de La Central de Callao llamado Tinta Roja y pensado para voz de mujer. Disfrutaron. Felices, mostraron algunas de Las Zanjitas mientras Luz Pichel esperaba expuesta y paciente el momento lejano de su lectura. Leyó apresurada, pero en gozo. Como siempre.
Pablo Méndez, editor de Vitruvio (Foto FB) |
Todos los viernes, este 29 también, la editorial Vitruvio tiene un acto de presentación de libro de poemas en el Café Comercial, en La Planta de Arriba. Festivos, no. Es una editorial prolífica que atiende a multitud de poetas. Alivia urgencias. Este viernes leyó el también pintor y manchego (de Iniesta) Rafael Talavera. Lo presentó, hombre de la casa vitruviana y en elevadísimo tono, Alberto Infante. Rafael se da bastante al lirismo mágico, busca abandono en la Naturaleza. El editor celebra estos días sus 400 números de la colección Baños del Carmen con Las personas del verbo, de Jaime Gil de Biedma. Contrastes. La colección combina anhelantes y vacas sagradas. Es marca.
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Romper con las presencias.
Dormir en otras lunas sin noche ni paisaje...
Carmina Casala
Llegad
como si no hubiera ocurrido,
como si todo hubiese sido nunca tarde.
Dejad colgado el cuerpo entre dos luces,
la voz
en las techumbres del instante,
y, en el tronco desnudo de algún chopo,
prended el corazón como peaje.
Y no miréis atrás, idle de frente,
quemad hasta que el alma se os abrase,
y, luego, cuando el fuego se termine,
abrid la eternidad.
Si hay Dios: que pase.
lunes, 19 de noviembre de 2012
De la HG, de la Música, de la Poesía
Carlos Aganzo |
Tras la Huelga
General (en adelante HG) acude la gran duda: el hecho de leer un poema
arropándolo con una melodía escogida ¿lo enmascara o lo enriquece? No es fácil
decidirse. No sonaron mal los que leyó Carlos Aganzo, jueves 15, en Libertad 8
con Ernesto Monsalve al piano y Eva Helena García al chelo. Un hermoso título La flauta de los
bárbaros para su libro. Pero dos presentadores es el error, sobre todo si el
primero resuelve. Jorge de Arco e
Ignacio Elguero señalaron cómo los poemas giran alrededor de las señales
que indician la decadencia de las civilizaciones. ¿Las percibe ahora? Carlos es un tipo desenvuelto y simpático,
escribe con más soltura que sorpresa, y con barniz culturalista.
Juanjo Alcolea, Cristina Cocca, Alfredo Piquer, Maria Luisa Mora Alameda y Elena Moratalla |
Sin barniz,
desde dolor, desde la claridad sencilla, temblando sobre la densidad del
silencio dijo sus poemas María Luisa Mora Alameda, de Yepes (Toledo) al día
siguiente, viernes 16, en el mismo local. Leyó de su reciente poemario El don
de las batallas. Paco Moral y Ana Ares escucharon emocionados. En la sesión mensual
de Odisea Poética que conduce Alfredo Piquer. Antes leyó Cristina Cocca una
última creación sobre la espera y el regreso dividida en tres estancias, y
antes Juanjo Alcolea, cuya lectura atendió la llamada emocional del padre como
referente. Y dijeron con sabiduría y parsimonia haciendo valer su bien demostrada capacidad
lírica. Antes leyó Elena Moratalla. Asistieron los poetas de Alcorcón Hortensia
Higuero e Isidro S. Brun. También Fernando Fiestas, Isabel Miguel, Ana Galán,
Rosa Jimena, Manuel Cortijo… Muchos de los cuales marcharon con presteza al
Ateneo. Actividad frenética tras la HG.
Al Ateneo, sí,
que por causas que tienen que ver con la HG, cierra sus puertas a las 23 horas
reduciendo en dos su horario conocido. Lleno, lleno total, ¿de apoteosis?. El
público había olido presa. Juan Carlos Mestre, enfermo de incunable poesía, hijo
de panadero y berciano, presentaba, con música, su nuevo libro La bicicleta
del panadero. La maravilla debe ser algo cercano a la emoción que creyó vivir
el cronista (algo que tiene vedado, porque anula la verdad de su escepticismo). Jordi Doce hizo de Juan el bautista. Dijo que Mestre es una voz desmesurada y
omnímoda, charco de pena y sombra del absurdo, dijo voz cambiante que borra
huellas, dijo voz de los callados levantada contra los que mienten, dijo
imaginación, dijo ironía, dijo humor.
Amancio Prada y Juan Carlos Mestre |
A las once
menos cinco, la sombra subalterna de un conserje, imperativa, anunció que todo
debía finalizar, que afuera seguía el ahogo. Ni rastro de la HG.
miércoles, 22 de junio de 2011
El afán por dejar indicios
´
Agitado, exprimido antes de ser arrojado al silencio. Así el blogero este fin de temporada. Adicto, ya sin dudas, a ver y estar. Mala cosa este tozudo afán por dejar indicios. Un buen amigo le ha dicho que contra vicio del muy decir está la virtud del no leer. Mala cosa si no fuera por las tentaciones.
1
Jorge de Arco |
2
Jesús Riosalido |
Muy cerca, en el Centro Sirio Español, el doctor Jesús Ríosalido, a sala llena (no está solo el blogero) explicaba los porqués de su aventura con el Cancionero de Upsala. Explicaba la génesis de su hallazgo, los estudios anteriores y su valor, al tiempo que se atrevía a insistir en el origen árabe-español de sus ritmos y sus mundos galantes. Allí estaban los zéjeles que el Ciego de Cabra inventó como regalo a la sensualidad de un mundo andalusí destrozado y repartido, pero negado a desaparecer. Al libro le acompaña un cd que se grabó en el Kuwait con algunas canciones. Carmina Casala, Manolo López Azorín, María Sangüesa, Elvira Daudet, Rafael Borge y algunos más hicieron la tarde amable. E. Porta, otro forzado de la ruta, le acompañó en el doblete, y aún dijo que le quedaba trabajo. ¡Qué oficio, Dios! .
3
Luna Miguel leyendo (fotografía de Antolín Amador y su móvil) |
Ni la delicada posibilidad del descanso. Antolín Amador y María González convocan al blogero a una cerveza (o dos si son pequeñas) en Tapas y Fotos, Lavapiés y viernes 17. La excusa: Luna Miguel, 789 seguidores en su blog y apenas 20 añitos, presenta su tercer libro Pensamientos estériles. Unos meses después del argensola Poetry is not dead. El blogero entiende que no está solo del todo, que cierta gente quinceeme le sigue en esto de la producción feraz. Buena edición de El Cangrejo Pistolero, cuyos sevillanos editores hicieron acto de presencia activa, 12 euros. El bar se fue llenando. Alguien habló de Luna, de fans, de tatuajes, de alteridad, de espera. Alguien tocó con suavidad una guitarra mientras Luna leía. Leía de la pureza, de los padres, de bocas ocupadas, de sexos rasurados, de buscar poesía y encontrar muerte. Lo que no recuerdo es el número de las cervezas.
4
Sábado 18, Socuéllamos. El corazón agrario de La Mancha. Para llegar, un lento recorrido por la maravilla. Verdes organizados parra a parra, tenues amarillos en el rastrojo nuevo, los ocres. Tembleque, Villacañas, Quintanar, El Toboso, Pedro Muñoz, el agua humilde, pero el agua, del río Záncara tantos años después. A las 12.00 horas presentaba Juan José Alcolea su libro Cuadernos de Socuéllamos en el lugar que lo provocó. Le desbordó la emoción primero y la alegría de todos después. Ana Garrido lo presentó endecasilábicamente, todo un lujo. José Luis, la guitarra y María Jesús cantaron a lo divino. Y aunque sé que es raro, hay veces en que los poetas y las gentes en redor comen en lugares dignos, como Casa Francisco. La suavidad de la tarde y unos campos labrados como versos larguísimos indicaban el sendero que conduce a La Solana.
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miércoles, 23 de marzo de 2011
Dos martes, dos amigos: Juanjo y Nieves
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Poesía, crónicas, amigos. Así se subraya este blog. Por eso están aquí. Porque son poetas, porque son amigos, porque tengo algo que decir de ellos. Ellos son Juan José Alcolea y Nieves Álvarez. De ambos hemos hablado ya en este rincón público, pero es el caso que en dos martes consecutivos han ocupado la tribuna de la calle Paz, 3, donde vive, muere o dormita la Casa de Castilla-La Mancha.
15 / Primer martes
Juanjo lo hizo primero y para presentar su Cuadernos de Socuéllamos, ese libro testimonio de emociones, claro y rotundo, sello de su buen hacer. De ese libro que perpetúa tres años de generosidad e inspiración, de soledad acompañada. Vinieron con él los textos tan analíticos como líricos de Ana Garrido, que pausadamente le presentaron. Luego, la voz educadamente sostenida de María Jesús, su mujer, la improvisada contención de Anabella y la categoría de la guitarra y la garganta tenora de José Luis Pardo dieron música, recién compuesta, a los versos del libro. Cantos que hallaban contrapunto en la grave parsimonia de la voz, en ocasiones mudada, del autor. El público de la Tertulia Eduardo Alonso, entre el que se encontraba Olga País, poeta gallega en tránsito por la calle 30, supo que nada de la visto allí, de lo allí oído, puede ser considerado de otra manera que poesía en marcha. De ahí la felicidad de Manolo Cortijo, responsable presente de la tertulia Eduardo Alonso, que organizó el acto.
22/ Segundo martes
Más sosegada en el tono, más convencional en la forma, pero no menos trallazo fue la lectura poética de Nieves Álvarez Martín para presentar, de sus labios, los poemas de Los íntimos secretos de la voz con los que obtuvo el premio “Nicolás del Hierro” 2010. Poemas que hablaban de la mujer ante el mundo, ante el tiempo y el amor, ante las cosas que agreden o acarician, ante el riesgo o el concilio con ese otro/otra que siempre acompaña. El propio Nicolás del Hierro, director del Aula Juan Alcaide moderó el acto. Francisco Caro, quien esto escribe, y habitual miembro del jurado, aunque no en esta XIV edición, dijo unas palabras que intentaron acercar a los oyentes, que llenaban la sala, hasta la lectura del libro. Estuvieron presentes muchos amigos y amantes de la poesía, pero yo quiero resaltar aquí la presencia de Vicente Martín, Javier Díaz Gil y Celia Bautista, anteriores ganadores del citado premio. También de Cristina Cocca y Juan José Alcolea, que comparten con Nieves el hecho de ser premiados con el "Poeta Mario López" de Bujalance. Nieves, recién acudida de su Cantabria feliz, con el tiempo justo para ascender a la tarima, no dejó de ofrecer, rodeando su decir, detalles de su magia, fragmento de su dulzor.
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Poesía, crónicas, amigos. Así se subraya este blog. Por eso están aquí. Porque son poetas, porque son amigos, porque tengo algo que decir de ellos. Ellos son Juan José Alcolea y Nieves Álvarez. De ambos hemos hablado ya en este rincón público, pero es el caso que en dos martes consecutivos han ocupado la tribuna de la calle Paz, 3, donde vive, muere o dormita la Casa de Castilla-La Mancha.
15 / Primer martes
Juan José Alcolea y Ana Garrido |
22/ Segundo martes
Francisco Caro, Nicolás del Hierro, Nieves Álvarez |
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martes, 15 de febrero de 2011
Otra semana agitada
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Seguidamente, peripatética huida a Los Diablos Azules, en donde Antolín y María me esperaban. Un señor enorme, de nudo negro en nuca, anotaba deslabazadamente nombres en un folio roto, casi blanco. Era el preludio de la jam sesions más de moda. Miles de poetas aguardaban turno para leer(me) tres poemas. Tres chicas –Laura, Esther y Lara, las Trece Trenes- enseñaban sus versos y animaban a comprar la revista, 2 euros, del mismo nombre dedicada al postista Carriedo. Cervezas con Antolín, pocas, muchas menos que las de Carlos Salem, el de la nuca. Hago piedad de nominal relación: treintañeros y no tanto, ironías al hilo, versos informes, deformes, guiños, habituales, nuevos, extraparlamentarios, cuellos blancos, urbanófilos y mendicantes, ociosos varios. Batania en Roma. Más ellos que ellas. Primera jam en red para el mundo. Dos espectadores en Uruguay, dijeron. Recuerdo la voz de Santi Tena, de Juana Vázquez, de Ricardo, entre cientos de caras. Leyó María González, leyó Antolín Amador, los amigos con quien bebía. 00.30. Nueva huida. La nocturna garganta de pañuelo nocturno seguía convocando. ¿JV? Obvio.
En Retiro manda Pepa Nieto. El jueves10 se las tuvo tiesas con la cuenta, y quienes la portaban, de la arrocería donde una veintena de asimilados líricos habíamos bebido y tragado, y hablado del Atlético, tras escuchar a Ángel Guinda en la Biblioteca. ¡Vaya febrero el del maño, me agotará! Esplendorosa y sola, de negro ritual, Ana Garrido; de negro también, Isabel Miguel; rosita, Cristina Cocca, empeñada por conocer a Angelito, lo que logró. Ángel leyó como siempre, bien. Y vendió. Antonio Daganzo con proyectos que ilusionan. Me dijo que estará, para leer, el 1 de marzo en Montesinos. Lo diremos en Agenda. Estaremos. ¿JV? En bocas.
La Marabunta de Lavapiés, librería y bar, a tope de gente nueva, guapa. Y de Julio Mas, Alejandro Céspedes, Pureza Canelo, JCMestre, Guadalupe Grande, Lostalé (que yo conociera). También Verboazules, que me incluían, y expectación. Basilio Sánchez, cacereño y médico, presentaba Los bosques de la mirada, poesía reunida que editó Calambur, 25 euros, con ayuda de la Junta. Dijo que está cada vez más en su intención que el poema de la idea no sea entorpecido por el poema de la palabra; que busca con afán la transparencia (no recuerdo si dijo línea clara) en su decir; que concibe su hacer poético no como verso, no como poema, no como libro, sino como obra; que escribe porque no hay motivo para no hacerlo, desde la humildad, buscando compañía. Después leyó en continuo. Es cierto lo de la obra en marcha, ¿de qué me suena esto? Me fue imposible establecer distancias temporales en sus poemas. Siempre la luz inquisitiva, las sombras caminantes, la vida diluida en el ensueño, las táctiles sugerencias, el ensueño por mirada, la cercanía de las horas, el murmullo de los bosques humanos, lo feliz como aspiración: todoycada lo que en su verbo habita. Tan sólo en los últimos noté distinto la anunciada preocupación por la palabra. Por la imposible satisfacción tras ella. ¿JV? No. Fin de JV.
hacernos a la idea de que el silencio
con el que nos recibe fue anterior a nosotros.
Buscar en las canciones interrumpidas de los pájaros
su lado humano.
Mirarte ahora despacio, con ternura,
saber que estoy viviendo mis mejores recuerdos.
Continuar así, en movimiento siempre
sin llegar nunca a nada,
como el que sube y baja por la misma escalera.
Sentir, al fin y al cabo, que todo el universo
se reduce a estas cosas,
a todos estos seres con los que soy feliz.
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Rafael Borge |
Otra semana agitada. Poesía correcaminera. Madrid arde que dirían algunos. Alejandre está en Nueva York, ciudad que odia, pero su Libertad8 continúa. Rafa Soler fue su lector vicario. Menos gente el martes8 para tan sugerente poeta. Rafael Borge convocaba, Rafael Borge es según Elvira Daudet, “un incendiario vestido de primera comunión”; y un resistente con sentido del humor, añado yo. Puso al público, incluida Carmina Casala, de pie al final de su lectura. Irreverente, barroco y cáustico, se desvirgó como édito con la plaquette, 3 euros, que suele publicarse para la ocasión. Pero lo que me emocionó de veras fue el gesto de Emilio Porta, poeta también, leganitos y publicista, ofreciéndome -y yo, desacostumbrado, aceptando- una de las croquetas que había solicitado para acompañar su té. Jamás olvidaré tal gesto de hermandad. Cosas de Libertad8. ¿JV? No (fue posible la ubicuidad).
Portada de Trece Trenes nº8 |
Carlos Salem |
En Retiro manda Pepa Nieto. El jueves10 se las tuvo tiesas con la cuenta, y quienes la portaban, de la arrocería donde una veintena de asimilados líricos habíamos bebido y tragado, y hablado del Atlético, tras escuchar a Ángel Guinda en la Biblioteca. ¡Vaya febrero el del maño, me agotará! Esplendorosa y sola, de negro ritual, Ana Garrido; de negro también, Isabel Miguel; rosita, Cristina Cocca, empeñada por conocer a Angelito, lo que logró. Ángel leyó como siempre, bien. Y vendió. Antonio Daganzo con proyectos que ilusionan. Me dijo que estará, para leer, el 1 de marzo en Montesinos. Lo diremos en Agenda. Estaremos. ¿JV? En bocas.
Basilio Sánchez en La Marabunta |
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Juanjo Alcolea ha seleccionado este poema de Basilio Sánchez. Pertenece al poemario "Entre una sombra y otra"
Sin llegar nunca a nada
Sentarnos junto al agua
como todas las tardes,hacernos a la idea de que el silencio
con el que nos recibe fue anterior a nosotros.
Buscar en las canciones interrumpidas de los pájaros
su lado humano.
Mirarte ahora despacio, con ternura,
saber que estoy viviendo mis mejores recuerdos.
Continuar así, en movimiento siempre
sin llegar nunca a nada,
como el que sube y baja por la misma escalera.
Sentir, al fin y al cabo, que todo el universo
se reduce a estas cosas,
a todos estos seres con los que soy feliz.
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miércoles, 26 de enero de 2011
Nueve días de enero
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Los que van del lunes 17 al martes 25, inclusive. Comencé escuchando a Alberto Infante. Otro aquejado, según confesión, de esa enfermedad llamada vatetardismo, con la que se dispone a convivir. Leyó poemas fundamentales de su tercer libro -también Vitruvio- con voz sosegada y envolvente. Su lectura era un plus para el discurso. Poemas al hilo de las cosas: de las emociones, de las lecturas, de los paisajes… Elgarresta y Soler me acompañaron en la escucha. “Los poemas de Massachusetts”, su libro de poemas más ambicioso, y último hasta el momento, se vendió bien tras sus palabras.
Continué el martes en el Círculo de Bellas Artes. La Biblioteca de Autores Manchegos presentaba su edición facsímil de los 33 números de la revista ALBORES, un sarpullido literario, digno y católico en el Tomelloso de finales de los cuarenta. Antonio Serrano, profesor, ha sido el impulsor y comentarista y la Diputación su mecenas. José Luis Loarce al lado siempre de cuanto de bueno ocurra en Ciudad Real. Asistieron los dos últimos colaboradores vivos: Julián Creis y Emilio Ruiz Parra (que habló). La sala concurrida de manchegos y otros. Buena idea.
Al descanso de miércoles, jueves de sesión continua. Por la tarde en el Ateneo “1 de Mayo”, leía, a sala llena, María Ángeles Maeso -conocida de tiempo, poeta siempre- una selección de sus poemas. Al tanteo elíptico de sus comienzos ha ido sucediendo una atención a la rabia social de nuestros días. Por la red circula una precisa reclamación de silencios por parte de todos los precarios laborales que son y serán. Búsquenla. De su último libro “Basura Mundí” extraigo el poema que finaliza la entrada. Por la noche, en el Ateneo del XIX, presentación de la revista ÁLORA, LA BIEN CERCADA, que dirige en Álora José María Lopera y en Madrid Isabel Miguel. Presentó Carmen Feito y leyeron casi todos: no había sitio para todos los madrileños. Noté el vacío de las voces de Antolín, Antonio y Alfredo, amigos míos. También la repetición anual de Miguel Losada, de María Antonia Ortega.
Viernes en San Lorenzo del Escorial. En su Cafetín Croché, en la bodega, presentando el número que LA HOJA AZUL EN BLANCO dedica a Luis Rosales. Ana y Juanjo, espléndidos en su puesta en escena. El calor de los verboazules, infatigables y animosos. La grata acogida de la anfitriona. El café, los versos. José Luis Morales leyó su emocionada despedida a Luis Rosales. Isidro, Hortensia, Antolín (ahora sí), Fernando, Anabella (en la imagen, su voz frágil cantando la Autobiografía rosaliana) y Vicente (tardío y pronto, acosado por el vértigo de la altura). Todos. Dos canciones castellanas de Guridi, interpretadas por Encarna Martínez Oliveras, nos despidieron. En la calle vivía el frío.
Y vuelta al martes. Ahora, 25. Antonio Martínez Sarrión, algo irritado con las prebendas de los políticos, tuvo tiempo para hablar de Albacete y de haikús, convocado como estaba para presentar el libro de Valentín Carcelén “Hilo de hormigas”. Cien haikús periurbanos, perirurales, escritos con tan delicada precisión que uno puede hacerlos suyos. Haikús seducidos por una delicadísima presentación editorial a cargo de Añil Literaria. Buen poeta parece este Carcelén. Todo en la tertulia Juan Alcaide que lleva Nicolás del Hierro.
¿No es demasiado?
.
El amor en tiempos del despido libre
No se miran ni son animales.
Vienen del río de la vida
y son señor y señora del agua.
Berrean saturados de antiguo testamento.
Se huelen y en la punta del alma
reconocen un sabor
que la naturaleza fabrica en serie.
Se aprietan entre sí como las flores
del efímero mes de mayo,
con la fragilidad de los sábados en guardia.
Se husmean sabiéndose marchitables.
Se horadan con el grito de los gallos
que atraviesa tumbas,
el que llega de memoria
hasta aquí mismo
y me hace cerrar los ojos.
Se lamen, no pueden pronunciar
sus nombres. Ni sonreír
ni pensar en mañana.
Que es el tuyo o el mío,
pero no el de ambos.
De ellos no salen palabras,
sino agua.
Y esos sonidos
que la naturaleza fabrica en serie.
.
Los que van del lunes 17 al martes 25, inclusive. Comencé escuchando a Alberto Infante. Otro aquejado, según confesión, de esa enfermedad llamada vatetardismo, con la que se dispone a convivir. Leyó poemas fundamentales de su tercer libro -también Vitruvio- con voz sosegada y envolvente. Su lectura era un plus para el discurso. Poemas al hilo de las cosas: de las emociones, de las lecturas, de los paisajes… Elgarresta y Soler me acompañaron en la escucha. “Los poemas de Massachusetts”, su libro de poemas más ambicioso, y último hasta el momento, se vendió bien tras sus palabras.
Continué el martes en el Círculo de Bellas Artes. La Biblioteca de Autores Manchegos presentaba su edición facsímil de los 33 números de la revista ALBORES, un sarpullido literario, digno y católico en el Tomelloso de finales de los cuarenta. Antonio Serrano, profesor, ha sido el impulsor y comentarista y la Diputación su mecenas. José Luis Loarce al lado siempre de cuanto de bueno ocurra en Ciudad Real. Asistieron los dos últimos colaboradores vivos: Julián Creis y Emilio Ruiz Parra (que habló). La sala concurrida de manchegos y otros. Buena idea.
Al descanso de miércoles, jueves de sesión continua. Por la tarde en el Ateneo “1 de Mayo”, leía, a sala llena, María Ángeles Maeso -conocida de tiempo, poeta siempre- una selección de sus poemas. Al tanteo elíptico de sus comienzos ha ido sucediendo una atención a la rabia social de nuestros días. Por la red circula una precisa reclamación de silencios por parte de todos los precarios laborales que son y serán. Búsquenla. De su último libro “Basura Mundí” extraigo el poema que finaliza la entrada. Por la noche, en el Ateneo del XIX, presentación de la revista ÁLORA, LA BIEN CERCADA, que dirige en Álora José María Lopera y en Madrid Isabel Miguel. Presentó Carmen Feito y leyeron casi todos: no había sitio para todos los madrileños. Noté el vacío de las voces de Antolín, Antonio y Alfredo, amigos míos. También la repetición anual de Miguel Losada, de María Antonia Ortega.
Viernes en San Lorenzo del Escorial. En su Cafetín Croché, en la bodega, presentando el número que LA HOJA AZUL EN BLANCO dedica a Luis Rosales. Ana y Juanjo, espléndidos en su puesta en escena. El calor de los verboazules, infatigables y animosos. La grata acogida de la anfitriona. El café, los versos. José Luis Morales leyó su emocionada despedida a Luis Rosales. Isidro, Hortensia, Antolín (ahora sí), Fernando, Anabella (en la imagen, su voz frágil cantando la Autobiografía rosaliana) y Vicente (tardío y pronto, acosado por el vértigo de la altura). Todos. Dos canciones castellanas de Guridi, interpretadas por Encarna Martínez Oliveras, nos despidieron. En la calle vivía el frío.
Y vuelta al martes. Ahora, 25. Antonio Martínez Sarrión, algo irritado con las prebendas de los políticos, tuvo tiempo para hablar de Albacete y de haikús, convocado como estaba para presentar el libro de Valentín Carcelén “Hilo de hormigas”. Cien haikús periurbanos, perirurales, escritos con tan delicada precisión que uno puede hacerlos suyos. Haikús seducidos por una delicadísima presentación editorial a cargo de Añil Literaria. Buen poeta parece este Carcelén. Todo en la tertulia Juan Alcaide que lleva Nicolás del Hierro.
¿No es demasiado?
.
El amor en tiempos del despido libre
No se miran ni son animales.
Vienen del río de la vida
y son señor y señora del agua.
Berrean saturados de antiguo testamento.
Se huelen y en la punta del alma
reconocen un sabor
que la naturaleza fabrica en serie.
Se aprietan entre sí como las flores
del efímero mes de mayo,
con la fragilidad de los sábados en guardia.
Se husmean sabiéndose marchitables.
Se horadan con el grito de los gallos
que atraviesa tumbas,
el que llega de memoria
hasta aquí mismo
y me hace cerrar los ojos.
Se lamen, no pueden pronunciar
sus nombres. Ni sonreír
ni pensar en mañana.
Que es el tuyo o el mío,
pero no el de ambos.
De ellos no salen palabras,
sino agua.
Y esos sonidos
que la naturaleza fabrica en serie.
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viernes, 21 de enero de 2011
Los "Cuadernos..." de Juan José Alcolea
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Tres años de afanes y visitas, tres de viña y de recuerdos, tres de tinta compañera. Tres de atisbar el perfume lejano del amor. Tres años de escribir solo, en tierra antigua. Muy cerca de una silla intocada, vacía, que espera aunque sabe que nunca volverá a ser ocupada.
Hay en los "Cuadernos de Socuéllamos" el temblor temeroso de lo cierto, de aquello que se sabe íntimamente verdadero y debe caminar entre la vida y sus antifaces, sin otra voluntad que la de no ser arrasado, que la de encontrar el hueco necesario para que la intimidad de lo cierto germine en nuestra conciencia. El poeta cuenta. A veces cuanto ve: el tiempo último, los penosos recuerdos, el agua fértil; a veces cuanto del rayo le emociona; a veces su discusión con una palabra que se esconde o se le ofrece.
Ahora
Ahora,
que está en el entredicho la memoria,
que todas las hectáreas preguntan
los muertos que les caben en el pecho,
tú,
Elías Alcolea,
nacido en Socuéllamos del 15,
no sabes cuántas veces te mataron
ni cuánto azul al cielo le manchaste.
Tú, que buscas sin buscar a ningún lado
y no sabes la ciencia de tu nombre,
me miras, dices: ¡Padre!
y me derrotas
en el ayer-mañana de tu invierno.
Que está tu mano ajada por la mía,
y no quieres volver a asir la bruma
sin lázaro en su sombra que te guíe
ni piel que te adormezca en la caricia.
Las rotativas
prosiguen su labor.
Yo me pregunto:
A ti
¿quién te rescata los recuerdos?
Ya te has dormido,
me suelto, lentamente, de tu mano
y enjugo el foso abierto
de mis lágrimas.
Sucede que a veces la vida golpea que yo no sé, y en tan cesarvallejo destino vivió durante unos años el poeta Juan José Alcolea. Juanjo estuvo viajando cada cierto tiempo a la quietud de su Socuéllamos infantil y juvenil a cuidar la soledad última de quien le diera vida, la que a veces golpea. La lluvia, arisca tantas veces con la tierra manchega, y la palabra eran rumor compasivo. Allí, en la desvencijado laberinto de las sensaciones, escribía y guardaba estos Cuadernos.
En el pasado diciembre han aparecido recogidos -anudados y libres- los poemas aquellos. Han sido editados por la Diputación de Ciudad Real, prestos para ser ofrecidos. Ha querido el sino que aparezcan al mismo tiempo de "Hay un cuerpo desnudo sobre el lino", otro de sus poemarios, el que ha recibido el premio Pedro Marcelino Quintana en Arucas, Gran Canaria. Dos libros paralelos que acreditan, dos libros que permiten cotejar la velocidad con la que el poeta evoluciona hacia una poesía cada vez más esencial. Pero sin traición a las maneras con las que siempre ha ejercido. “Cuadernos de Socuéllamos” es Juan José Alcolea en primera persona.
Hay en los "Cuadernos de Socuéllamos" el temblor temeroso de lo cierto, de aquello que se sabe íntimamente verdadero y debe caminar entre la vida y sus antifaces, sin otra voluntad que la de no ser arrasado, que la de encontrar el hueco necesario para que la intimidad de lo cierto germine en nuestra conciencia. El poeta cuenta. A veces cuanto ve: el tiempo último, los penosos recuerdos, el agua fértil; a veces cuanto del rayo le emociona; a veces su discusión con una palabra que se esconde o se le ofrece.
Tiene el libro un toque de distinción: cada poema, tras su cierre, contempla el momento, a modo de contrapoema, que lo vio surgir. Sobre esta originalidad, alguien ha dicho en el prólogo “Ahí, en cada cierre, están los instantes, las provocaciones, la luz y la estación, la hora de reloj y de ternura que acompañó la estatura del poema cuando éste se levantó. Socuéllamos siempre, las uvas desventradas del otoño, la lluvia que se aferra, la parra extenuada por el patio, la infancia gateando lejana por las últimas higueras. Socuéllamos de Aurelio, hermano de la ausencia, y de la madre. Recogido Socuéllamos, que ahora es visto tras la paciencia de los cristales, ya no tan claro, tan recorrido, como aquel que le guardase sus años de albahaca. "En Socuéllamos, nueve del doce, / ha llovido / con paciente ansiedad / toda la tarde”.
El libro no está en librerías. Pero está, en la voluntad del poeta, a disposición de los amigos. Sobre todo una vez que sea presentado. Aquí se anunciará: estad atentos.
Yo quisiera haber ofrecido a los lectores el poema Llueve, que cierra el libro y del que soy devoto, pero está ya extendido por la red. Este Ahora, que le precede en el libro, capta el momento final de los desvelos.
.Ahora
Ahora,
que está en el entredicho la memoria,
que todas las hectáreas preguntan
los muertos que les caben en el pecho,
tú,
Elías Alcolea,
nacido en Socuéllamos del 15,
no sabes cuántas veces te mataron
ni cuánto azul al cielo le manchaste.
Tú, que buscas sin buscar a ningún lado
y no sabes la ciencia de tu nombre,
me miras, dices: ¡Padre!
y me derrotas
en el ayer-mañana de tu invierno.
Que está tu mano ajada por la mía,
y no quieres volver a asir la bruma
sin lázaro en su sombra que te guíe
ni piel que te adormezca en la caricia.
Las rotativas
prosiguen su labor.
Yo me pregunto:
A ti
¿quién te rescata los recuerdos?
Ya te has dormido,
me suelto, lentamente, de tu mano
y enjugo el foso abierto
de mis lágrimas.
En Socuéllamos, uno de enero de 2009,
doy por cerrada esta puerta
de voces por mi casa.
No sé si supe, padre,
borrarte algún silencio
de las manos.
.sábado, 27 de febrero de 2010
Corrillos del febrero final
.
Martes, 23. Me cuentan que fue Aníbal de la Beldad, periodista experto en Medio Ambiente, quien ocupó la última silla vacante. El salón de grados de la UCLM en Ciudad Real estuvo lleno. Hubo estudiantes, profesores, amigos y curiosos. A partes desiguales. Como pocas veces ha ocurrido. El poeta Pedro A. González Moreno regresó a sus orígenes universitarios 32 años después. Leyó confiado, cuentan, textos que narran el combate entre memorias y erosiones, los paisajes que guardan el lugar de la herida. Todo es ya un poco menos injusto.
A 200 kilómetros, en la Moncloa montesina, Rubén Martín Díaz nos ofrecía el poema que celebraba el vuelo de las grullas sobre La Mancha. Esto lo cuento yo. Lo escuché. Llevaban razón quienes hablaron sobre la luminosidad de su palabra y del éxtasis del sosiego en el último adonais. Su lectura fue una línea de tiza blanca, levantina, sobre la conformidad de otros discursos. Me contó que Jesús Barrajón ya le ha invitado a sentarse en la misma silla que Pedro A. Estuvo escuchándole también Carlos Javier Morales, canario y principal responsable del milagro continuado que supone la página Poesía Digital, sabio conversador y ferviente, teoría y praxis, del hacer poético.
Jueves, 25. En Lopedevega38, escuchando a Luis Felipe Barrio, cantor y poeta. O casi. Dicharachero, madridista, lineaclara. Cívico y epicúreo se nombró. Leyó de su libro Paro, ya con años y tan de moda. Estuvo en los escaños Jaime Alejandre, su amigo, con el hazversidades de EGT por seña. No me reconoció. Como bien supuse. ¿Cuándo hallará su fin mi desventura?
Viernes, 26. El correo me trajo esta semana una antología del poeta sevimanchego Francisco Mena Cantero, voz de la insistencia humana, con quien deseo conocer, ser conocido. Que así sea. Los textos escogidos me afirman en la sinceridad de su palabra, contenida, clara, atenta. Y me trajo el cartero aussi, con retraso y por mandato de Juan José Alcolea, el número homenaje a Ángel González que se preparó en Alcorcón: un árbol de buen gusto. Están plantando otro que ha de llamarse Miguel, aunque barro le llamen, para este centeaño.
Tal vez por ese motivo me ofrecí a Maxi Rey para leer con él -junto a él y a Teresa en La Moderna de Pepe Hierro- las canciones del esposo soldado y el cuchillo del tiempo. Noche de viernes en la tertulia de Enrique Romero. Maxi estuvo entendido y radiante. Convincente. Después hubo festival anticrisis: masticatorios, vino, alegría, proyectos.
Tal vez por ese motivo me ofrecí a Maxi Rey para leer con él -junto a él y a Teresa en La Moderna de Pepe Hierro- las canciones del esposo soldado y el cuchillo del tiempo. Noche de viernes en la tertulia de Enrique Romero. Maxi estuvo entendido y radiante. Convincente. Después hubo festival anticrisis: masticatorios, vino, alegría, proyectos.
La cuestión hernandiana, bélica o amarilla, me privó de otra modernidad. No pude estar con Pablo Méndez casi a la misma hora y a la semiluz del pub de castellana 210, bajo el arcoluna de la portada. Hablaría de los impedimentos de Ana Frank y otras cuestiones, su último poemario. Me invitó. Una relectura atenta al blog del común amigo Antonio Daganzo me redimirá de culpa. Además del comentario de otros que hayan recibido ya la atención del libro. Mientras lo busco.
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