Foto MCBarri |
(uno)
Halló su fin agosto
–cuanto nace fenece–
con su luz de aluminio
con su calor que agrede
una tibia alacena
es ahora
septiembre,
fructidor, luz de
dulces
que en las paredes
duerme
si en la tarde camino,
si a mi andar aparecen
campesinos
rastrojos,
este sol que no muerde
los rumores, la calma
de un rebaño que vuelve,
y mi rimar, no es poco
lo que el mundo me ofrece.
(dos)
Y si espero a los ángeles
de las horas inciertas,
en el patio de verdes
donde vivo quisiera
no el dondiego en aromas
que lo oscuro me oferta,
ni el misterio callado
con el que habla la yedra
sino ser como el agua
esparcida que riega
con su frescor la vida
que descansa en la hierba
la luz suena su aldaba,
abro al cielo mis puertas,
soy el tiempo en septiembre,
soy un hombre que espera.