Isabel Villalta. Juan José Guardia Polaino. Son dos poetas
de raza, los dos en mitad de llanura. Manchega, claro, ¿cuál si no? Tiene Mientras la luz una cierta
dedicación a la poesía que se hace en La Mancha. Cada vez más universal y menos
del paisaje. Aunque siempre arraigada a la tensión de lo humano. De los humanos. Es difícil
encontrar en la llanura poetas áulicos. Soñadores sí, siempre. De gentes y
esperanzas nuevas para los que viven, para los que resisten, para aquellos que
alzan los ojos, miran y pueblan los azules. Dos poetas que hace un tiempo, en
Valdepeñas, me traspasaron su nueva obra. Mientras la luz quiere ofrecer hoy un
poema de cada voz.
Isabel Villalta
termina de publicar con Vitruvio
A través del otoño. No es su primer
poemario. En los
anteriores, el olor a la tierra, el compromiso con el origen,
el orgullo de respirar el mismo aliento de la Historia, habían rondado sus
intenciones. Este es su poemario más íntimo, más personal, más de ir hacia su propio encuentro. El yo, el tú y el nosotros de quien ha vivido, y de quien espera
vivir, aparece descrito con intensidad, crudeza y esperanza. Halla el momento
exacto en que el otoño se anuncia y es preciso replantearse lo que hemos sido,
porque, sencillamente, tal vez haya mucho que no sirva para el mañana. Y mucho con lo que ser
feliz. Es en esta encrucijada donde la voz de la poeta se alza y cuenta con
precisión.
Comienzo de la
desnudez
Se mueve el tiempo entre rachas violentas
y compases callados,
picos dichosos o triste, y paz;
en armonios que ya acusan fatiga
y van dejando caer los papeles.
Se rehace en la conciencia de octubre
que concentra los frutos,
la cosecha penúltima;
se rehace y combate, de memoria combate,
toca sabio las doradas almendras.
Y de nuevo se agita entre brumas y frío,
otra vez desconcertado tirita.
Son rachas
que van dejando residuos añejos
en las laderas del sol de poniente
y perfiles desnudos.
Isabel Villalta
Juan José Guardia es poeta proteico y vocativo. Capaz de la creación más
rebelde. Incapaz de la conformidad. Agitador o activista de la palabra: elijan. Reparte
su acción entre Valdepeñas y Villanueva de los Infantes. Quevedo airado y Juan
Alcaide de la sensibilidad. Ha publicado poco porque ha escrito siempre para
todos, siempre con actitud mesiánica de quien desea que la palabra sirva,
combata, diga feroz y tierna. Y siempre el horizonte de lo justo, de los hombre
justos, alegres y fieles. No es extraño que su poemario último
Aquellos que
conspiran lleve como subtítulo
Te digo, Walt Whitman, porque es al norteamericano a quien elige como interlocutor. Juan José
Guardia Polaino conoce bien la semilla que pretende sembrar. Y la necesidad de
que llegue limpia de granzas a la tierra que espera.
Aquellos que conspiran
desde la oscuridad y la sombra…
Los hay que saquean los ríos de nuestro pecho;
otros nos espían la noble cabellera
o la luenga barba de lluvias y flores,
y las azotan
con furia de bestia encadenada;
son necios beatos
corifeos del viejo inquisidor
que nunca se enamoran de los cóndores
o los pumas,
solo tienen balas para su almidonado honor;
los densos vergeles no descienden a sus vidas;
hay más muerte en sus venas
que luz en las alcobas;
y apuntan desde su desmedido odio
sobre las ánforas
que su mismo Dios vierte sobre los campos.
Ellos deploran la augusta noche sin fronteras.
Tal la historia ayer, tal la historia hoy.
Juan José Guardia
Polaino