miércoles, 27 de febrero de 2013

El cine de Antonio



Era un cine, sin más, al aire libre,
un viejo corralón enjalbegado
de cal y una pantalla que a las once
ardía sobre el tedio castellano.

Confieso que no sé 
los años que ha cerraron
sus divergentes haces y las sombras
que habitaran el serio y solitario
sentido del deber en Gary Cooper,
las sillas de madera, y asombrado
del arte de expulsar en Lauren Bacall
el humo del tabaco,
el olor de dondiegos en la noche
sobre el suelo de un tímido empedrado,
un escéptico Bogart que dispara,
que gruñe masticando,
dos roncos altavoces, Brigadoom
y Duelo al Sol, los limpios puñetazos
de un Eddie Constatine insuperable,
un Gassman desgarbado,
Marabuntas feroces de recuerdos,
o de hormigas...
de un tiempo que he guardado
cerca del corazón, como si fueran
a volver los amigos y el milagro
de una infancia feliz, al aire libre,
y a las once en el cine de un verano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los cines de mi infancia...
Carmina