Importante y discreto, poeta desde su juventud, poeta con y
entre los poetas, es mantenedor de una de las tertulias más acreditadas de
Madrid, albaceteño, defensor de La Roda, su paraíso natal, persona cultivadora
de afectos, extenso amigo y buen hombre. Se llama Manuel Cortijo Rodríguez
y ha sentido por fin la necesidad de dar a las tintas un poemario. Su primera
entrega. Algo que sus numerosos amigos llevábamos solicitándole tiempo y
tiempo. Ocurrió este pasado otoño. Desde entonces numerosas críticas y
numerosos lectores han celebrado la ocasión, hasta el punto que ha sido precisa
una segunda reimpresión. Con el sugerente Memoria de lo usado ha querido
titular Cortijo Rodríguez esta novedad.
Hay que decir y pronto que el acertado texto de Pedro A.
González Moreno, que acompaña la edición, señala la existencia de un yo lírico potente, apenas disimulado a veces en el plural, así como el tono elegíaco de su
recorrido. En todo el poemario la
memoria de lo vivido, de lo usado, y su recuento, lo que de ganancia y pérdida
supone, es el fundamento de un altísimo pulso poético. El tiempo, y lo que su
arca guarda, no es novedad, en algo muy propio de poetas que se acercan a
cierta altura del friso, pero tanto el tono, nunca desesperanzado, como la
claridad de la mirada que se vuelve, hacen de Memoria de lo usado un libro
necesario, útil, revelador.
Manuel Cortijo en Madrid el 3 de febrero (Fotografía de Davina Pazos) |
El autor de Memoria de lo usado es un hombre pulcro en sus
expresiones, en sus gestos, en su amistad, en sus lecturas y no se podía
esperar otra cosa, de sus primeros éditos en libro, sino una extremada pulcritud
en las formas. Lo que para algunos poetas actuales supone un lastre, para el
poeta de La Roda es eje esencial en su decir. Metro y acento, disposición y
estructura, constituyen algo más que una herramienta. Manuel es un
hombre pulcro, cuidadoso, con un delicado respeto por la buena construcción poética,
de la que este libro puede dar alto testimonio. Hay en él un lenguaje barroco y llano, capaz de
aunar la sencillez del discurso con un alto grado de concentración expresiva.
Presentación en La Roda /De la red) |
Manuel leyendo en el homenaje a Vicente Martín (Fotografía MC Barri) |
Mi poesía se acerca mucho a la de los poetas cultivadores de la poesía del conocimiento: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, entre otros. Mi poesía no es sino un modo de conocimiento, un camino para comprender mejor al yo. Así que torna mi mirada a mi propia intimidad, a mi mundo interior. En la temática de mis poemas percibimos temas personales y particulares: la infancia, el tiempo como tránsito, fugacidad del hombre, la vida cotidiana. En casi todos ellos el lenguaje es sencillo, aparentemente común, pero tratando de cuidar siempre los valores estéticos del verso, como el ritmo o la persecución de la belleza de las imágenes, sin olvidar el conocimiento de los límites de la palabra poética, sus posibilidades para representar las experiencias reveladas.
Queda decir que el poeta dedica una buena parte de sus
poemas a una buena parte de sus amigos, los que con él van. Y entre los que me
honro. Quiero dejar constancia aquí, en Mientras la luz, del que ha tenido la
gentileza de ofrecerme.
Examen de conciencia
A Francisco Caro
No hacía falta más
luz para saberlo,
tampoco que volvieras
a vaciar tu memoria tan en balde.
Tú
sabes lo que sabes:
la parte menos tuya
es la que vive
fuera de ti, sonando en
el papel.
Tú te das a esos aires
que ciernen hacia adentro, a lo salvado
de
perderse en la frías espumas de la nada.
Por eso mismo,
permites que tu voz se
vaya haciendo
tan solo a lo interior,
búsqueda sola y alma que respire por ti.
No
hace falta empeñar
más luz para saberlo:
tú oyes temblar la noche, tantas
veces,
los pasos de tu voz, la palabra hacia adentro,
y es allí donde
la
escribes o la guardas
en su única verdad.
4 comentarios:
Tu crónica es fantástica, el título, tentador; y el botón de muestra deja la miel en los labios. Quiero hacerme con el libro de Manuel.
Gracias, Paco, por traernos estas joyas.
Mereca la pena, Ana. El libro y la persona. Trataré de conseguírtelo. Es una edición de la Diputación de Albacete, casi agotada ya. Por lo que he podido saber se está pensando en una reedición.
Tienes razón, Paco. Es un poemario espléndido. Y lo mejor es que se corresponde la calidad literaria con la calidad humana. Algo poco común. Gran abrazo para Manolo que siempre fue "santo de mi devoción". Otro para tí, celoso. Carmina
Contigo, Carmina. Además, y es lo más importante, la lectura del libro te remite a la persona. Autor y obra no son algo distinto. Le pasa lo que a ti. Besos
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