Querido tocayo, es difícil un título más corto que este No, que esta negación, un no que es una apuesta de afirmación ante el hecho de la vida como oportunidad. Desde aquella tarde en el Ateneo de Madrid en que M Losada llevó a 7 voces jóvenes, mana nuestro contacto, nuestro afecto, nuestras lecturas. Pocas maneras tan enjutas y esenciales a la hora de decir como la tuya. Es difícil encontrar en algún poema tuyo, tan cortos, tan claros, una palabra que no trabaje, una construcción que no esté empapada de significado y que, sin embargo, no busque renovarlo, trascenderlo. Por algún lugar del libro constatas y te (nos) adviertes que el poema es un imposible, un señuelo que nos obliga a escribirlo, un fósil sobre la mesa de lo que fue el instante en que lo soñamos. Y sin embargo seguimos, sigues, intentando cazar al unicornio que creímos ver. Rellenando papeles. Tu libro No, primer premio Francisco Brines, nos reafirma en la idea de que al buscar lo negado es posible crear y, a la vez, dejar un rastro de claridad, precisión, belleza. Escribes desde la contemplación, escribes desde lo maleable y roca del lenguaje, escribes buscando (logrando) la precisión, con la inteligencia de dejar abierto siempre el portillo de lo inexacto. Sabes que el poema no puede cerrar nada, que continúa tras el punto final. Divides el libro en cuatro partes, todas ellas transitadas por la mirada sobre las cosas y los montes del mundo, por la interrogación sobre tus modos de recorrerlas, por el apunte de aromas que permite el amor, por la tensión del diálogo con el río de los clásicos. Y en todo, la tentación de la agudeza aforística, que afortunadamente elevas hasta la altura de poema, hasta el andamio del asombro y la incerteza inquisitiva desde la que construyes. Sin que te enfades, debo decirte que, en esta época que premia el desaliño, he leído a pocos poetas con trazo tal de elegancia. Tu discurso es esa luz-túnel que intenta penetrar el corazón de la montaña. Lugar donde reside la guardada plenitud, la poesía. “La luz sigue avanzando y es tan pura/ como un ave entre el sueño y la vigilia” dices, y a veces pienso que son palabras que podría haber dicho un solitario de GD Fiedrich frente a los témpanos de hielo o los abismos de pinos. Un poeta es un hombre a quien la Naturaleza y la vida le sajan el pecho, le zarandean y discuten hasta hacerle decir, hasta hacerle escribir las palabras precisas que pudieran servirle de respuesta y salvación. Pero apenas si, para entonces, el poeta es capaz del balbuceo, porque es en lo impreciso de las brumas o las brasas en donde la verdad se esconde “como una lentísima cadencia de penumbra y rendición”, ese lugar en donde lo subjetivo es al mismo tiempo herramienta y obstáculo. Estás en el centro del conflicto, tocayo Francisco José Martínez Morán.
Digo que No ha sido editado por Pre-Textos
dentro de su colección Poesía, lo que añade respeto por el autor y el premio, y
digo que viene a conversar con Los cuadernos del frío que editó la
jugosa editorial gijonesa de Pascual Ortiz, esa Bajamar de la que tanto nos
llega y tanto esperamos.
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En San Nicolás el Real, sobre
la piedra, luz
Parece provenir de alguna altura
que ni siquiera intuyes y, al rozarte,
deja un rasgo de fría incandescencia:
algo hay desconocido en esa luz,
una breve porción
del misterio sin fin que te han vedado.
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Afueras
Saldrás a la mañana
y ya no habrá mañana que cantar.
Todo habrá sucedido de otra forma
con la pálida pátina del tedio,
a fuerza de cansancio sin retorno.
Querrías haber sido
otra versión de ti.
6 comentarios:
Es bueno que los poetas tengan quien les escriba: te lo agradecerán. Y los demás también porque nos abres el apetito de leerlos.
Acércate a este No, lo merece.
Excelente reseña para un excelente libro y un autor estupendo como persona.
Un gusto leer esta reseña que celebra la poesía.
Ese el motivo, Gabriela, más allá del autor, celebrar el encuentro con la poesía.
Paco siempre me llenan de emoción tus cartas. El poeta, joven entreteje sus versos con un saber penetrar inédito para mí
Celebro su premio y haberlo conocido gracias a ti
Gracias por tu apreciación, suelo escribirlas haciendo caso omiso a lo recomendado, apenas dejo distancia temporal entre la lectura del texto y la carta. Creo que voy a seguir así, este no es un blog de crítica cribada, sino de vocación temperamental.
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