Carmina Casala, nocturna y lectora |
Carmina Casala
es un alma manchega que vive en Madrid. Es poeta que conoce la relación amor-odio
que mantienen la palabra y el silencio. Y es alma amiga como pocas. Ahora está
apresuradamente intensa. La vida le prepara novedades de diverso tipo. Una de
ellas es la necesidad de elegir entre sus versos, de seleccionar, de decirles: tú
vienes, tú esperas. Una pujante y limpia editorial prepara la edición antológica
y amplia de su obra. Y está atareada. Carmina Casala necesita el tiempo que le
aguarda tras la esquina. Ya. Suele decir que últimamente escribe poco, pero
ante los ruegos de Mientras la luz, ha tenido la tierna generosidad de darnos
un poema singular. Algo distinto, muy distinto, a los engolamientos de corcho,
a las turbias abstracciones, a las denuncias callejeras. Hay en él toda la
mirada compasiva y serena del mundo como territorio común, como paisaje a
salvar. Mientras la luz entiende que hay en este poema pedazos de la herencia
del poeta talaverano Rafael Morales. Todo lo vivo, todo lo humilde, todo lo que no grita, merece ser poesía. Carmina
lo sabe. Disfruten.
Son
tus ojos planetas de la luna.
Portales
que nos abren la vida al infinito.
No
es por azar ignoto
que
el Libro te nombrara
en
la sura más larga y más intensa.
Bien
mereces la música que ronda
tu
silencio de siglos.
Gigantes,
como tú, son las palabras
que
en tu nombre pronuncian
los
sedientos.
Vino
el Cosmos despertando en tu sueño
y
haciendo de tus ubres
el
esperma del mundo.
Todos
lo hemos probado en la mañana grácil,
en
tardes temblorosas,
en
los prados azules llenos de manchas negras
y
de nieve ambulante.
Eres
la madre, pues,
del
hombre y la materia,
del
animal y el árbol,
que
se vierte gozosa
lo
mismo que las olas cuando quiebran su espuma
herida
entre las rocas.
Tú
no quieres ahogarnos,
sólo
darnos cobijo,
ofrecernos
tesoros nacidos de sonatas
que
proyectan tu sombra
humilde
y manifiesta.
Pues
no hay mejores sones
que
los que puso Mozart
cerca
de tu prudencia.
Hoy
creo que has llorado
sobre
tierra cuadrada.
¡Y
aún gotean tus ojos!
(Tras observar que en la granja de Priégola
las vacas oyen música de Mozart)
las vacas oyen música de Mozart)
5 comentarios:
Bien por Carmina Casala, tan poeta y tan querida, pero que conste que lo de alma manchega no está tan claro en esta mujer de Atienza (Guadalajara) y de enraizamiento en Madrid y Sigüenza ¿no?
Lo importante es su poesía Enrique. Mientras la luz siempre barre para adentro. Basta con que se encuentre en ella una pizca de juventud manchega para que nos la apropiemos. pero ojo, sin quitársela a nadie. Bien madrileña y buena alcarreña es.
Carmina es una de las -y los- más grandes poetas vivas/os que tenemos. Sin embargo es también un ejemplo de sencillez, humanidad y cercanía.
De acuerdo con Enrique, es más bien alcarreña que manchega.
Besos a los tres.
Por eso está aquí, Ana. Por poeta y por saber estar, siempre.
Del otro tema, tenéis razón Enrique y tú, pero es que cuando hablamos ella ejerce de manchega.
Que alegría traernos a "Mientras la luz" este espléndido poema y semblanza de Carmina Casala: una de las mayores poetas de referencia (además de entrañable persona) de una sensibilidad poética y un lirismo especial admirables como muestra su obra premiada y reconocida que, para gloria nuestra, va a ser antologada próximamente.
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