Estar conforme con la máscara. Qué sugerente reflexión y qué trajín diario para que ajusten las costuras a la identidad que parecemos. Un poema estupendo, Paco. Enhorabuena.
Reconocer que es miércoles toda la semana, permitir que la máscara coincida con la piel y descubrirse en medio de esta nadie que siempre va conmigo a ninguna parte. Versos y besos
Máscaras, otra vez, Paco. Es costumbre en carnaval usar una máscara, y divertirse mientras es útil. Pero mantenerla mucho tiempo, siendo de pueblo como yo, Paco; al final siempre te terminan descubriendo. La de poeta puede ser una máscara distinta a la de carnaval. Digamos, que con una goma más dura, pero la "fiesta" para esa máscara dura más de una semana, y a veces se va fundiéndo con el cuerpo que la lleva, hasta que llega a ser muy parecida a la que intentamos ver cada mañana en el espejo. Buena reflexión, la tuya, claro, lo mío es solo una avería... Un abrazo.
Es cierto, Leo, que las máscaras furtivas suelen ser pasajeras, pero aquellas que nos eligen (las hay que nos eligen) suelen quedarse para mucho tiempo. Nos sentimos protegidos tras ellas. Nos terminan haciendo suyos. Lo que somos y lo que deseamos ser tan cerca y tan lejos.
7 comentarios:
Estar conforme con la máscara. Qué sugerente reflexión y qué trajín diario para que ajusten las costuras a la identidad que parecemos. Un poema estupendo, Paco. Enhorabuena.
Y descubrir que es miércoles toda la semana, mientras el Carnaval se alarga por la linea divisoria de un poema sin lunes. Versos y besos
Reconocer que es miércoles toda la semana, permitir que la máscara coincida con la piel y descubrirse en medio de esta nadie que siempre va conmigo a ninguna parte.
Versos y besos
Máscaras, otra vez, Paco. Es costumbre en carnaval usar una máscara, y divertirse mientras es útil. Pero mantenerla mucho tiempo, siendo de pueblo como yo, Paco; al final siempre te terminan descubriendo.
La de poeta puede ser una máscara distinta a la de carnaval. Digamos, que con una goma más dura, pero la "fiesta" para esa máscara dura más de una semana, y a veces se va fundiéndo con el cuerpo que la lleva, hasta que llega a ser muy parecida a la que intentamos ver cada mañana en el espejo. Buena reflexión, la tuya, claro, lo mío es solo una avería... Un abrazo.
No es fácil, José Luis, solamente al final, en la ruina, terminamos pareciéndonos a quienes fuimos. Y eso si hemos elegido bien.
Un largo carnaval, Nieves. es posible que eso sea vivir. Y como bien dices al final la máscara se funde con la piel.
Es cierto, Leo, que las máscaras furtivas suelen ser pasajeras, pero aquellas que nos eligen (las hay que nos eligen) suelen quedarse para mucho tiempo. Nos sentimos protegidos tras ellas. Nos terminan haciendo suyos. Lo que somos y lo que deseamos ser tan cerca y tan lejos.
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