martes, 21 de febrero de 2023

Duermevelas 7/X

 





La poesía escrita –bien sea pasquín, almanaque, página–, la nacida oral, no sabe que alguien la observa, la mide, la cuantifica, la tizna de apuntes, la valora, la estudia, la corrompe. La poesía es la inocencia frente a los eruditos. Un ser para la aventura, jamás un animal para la disección. Una barrera frente al acecho del miedo y los estúpidos. La poesía es, cuando se eriza, flor de cactus, una fugacidad que busca la mano de agosto que desee encenderla. O un insecto. Lo leve y lo voraz en armonía. A veces cuenco, a veces dardo. Palabras trizadas, trilzadas, que desconocen el concilio, pero se aman.

 

La poesía, nacida oral, arde en las zarzas y ama a las moras. La poesía, desde los Homeros, es un acto de legítima defensa, la única prueba irrefutable de la existencia de Dios. Es anterior a cualquier intención, a cualquier argumento. La poesía es mundo en voz e ignora a la poética (esa palabra de postas, esa sobrepelliz que sólo busca justificar, justificarse). Ni simbolismos ni objetividades la turban, la enturbian. La poesía es una sábana púrpura tendida a secar, y es también el viento que la orea, mueve y convoca. Es tan hija del canto como del discurso. Y en Cuenca, donde ahora me sueño, es son, tañido que la luz difunde de hoz en hoz, de otero en otero, una cuesta empedrada, un pinar pregonado. Es un ave y su derrota, es un Júcar susurro que nos habla.

 

Hablo de ese rumor que en ocasiones se ofrece sobre mesas a los curiosos: poesía escrita: callado consuelo de papel editado, que Zeus iracundo volverá, no tardando, a trocear. Poesía fénix que sabe del sabor de la ceniza. Poesía. Lugar en donde la penumbra se llama vuelo.   

 

6 comentarios:

Gregorio Dávila de Tena dijo...

Muy bueno, Paco, bastante de acuerdo con tus palabras.
Un texto que te salió de las entrañas, creo.
Gracias por compartir. Un abrazo

Eloisa Pardo dijo...

Debería convertirse tu escrito en texto obligado. Para evitar tanta pregunta, tantas ganas de autopsia. Un abrazo. Siempre iluminando.

fcaro dijo...

Bien visto, Gregorio. Plagado de yustaposiciones, tiene forma de vómito inconexo, pero creo que algo subterráneo hace de argamasa. La poesía, el vientre que nos pare.

fcaro dijo...

Eloisa, bien sabes tú que la poesía está por sobre quien desea cosificarla, hacerla objeto. Es lo inasible.

a dijo...

Se podrá escribir de otra manera, pero ni mejor, ni más bonito, ni más real... Este duermevelas es el latido de la poesía que no tiene horas de sueño aunque sí de ensueño y generosidad. Muchas gracias, querido Paco.

fcaro dijo...

Qué decirte, sino que escribir es un destino, un sueño que la voz ejecuta. En ello estamos, no sé por cuanto tiempo. Temo tomar pastillas para dormir y perderme las duermevelas, eso sí.