Con el juego entre lo aprendido y lo vivido, crece en Ángel González la poesía. Ángel Luis Luján, profesor
en la Universidad de Castilla-La Mancha, lo recuerda en un reciente artículo en Prosemas,
revista de la Universidad de Oviedo que dedica un monográfico al ovetense.
Luján estudia los 16 sonetos editados por Ángel, la mayoría de ellos
pertenecientes a su primera época, pero dedica una atención especial a este
último que aparece en Nada grave, poesía editada por Visor tras su fallecimiento, y que aquí recordamos.
De tarde en tarde el cielo está que arde.
En el jardín la luz declina rosa
rosae, y la fuente rumorosaconjuga en el silencio de la tarde
el presente de un verbo evanescente
que articula el mañana y el ayer.
“Todo lo que ya fue volverá a ser”,
murmura el cuento claro de la fuente.
“Todo lo que ya fue volverá a ser”,
murmura el cuento claro de la fuente.
El cuento de la fuente es eso: un cuento.
Quemó el cielo la luz en la que ardía,
y el día se deshizo en un memento
Quemó el cielo la luz en la que ardía,
y el día se deshizo en un memento
homo, humo, ceniza, lejanía.
Eso es lo que nos queda de aquel día.
Quien quiera saber de él, pregunte al viento.
Con este párrafo.síntesis cierra Ángel Luis Luján su estudio del soneto.
Este emblemático soneto, que
constituye, como se acaba de ver, un balance vital y literario de Ángel
González es, además, donde se hacen visibles la mayor parte de las constantes
que hemos venido apuntando: intertextualidad, autocita, juegos disémicos, resemantización,
encabalgamientos que obligan a reinterpretar expresiones; constantes que se
extienden a toda la poesía del autor, pero que acumuladas en el estrecho marco
del soneto dan lo peculiar de su uso y lo que de él parece resultar atractivo
para el autor: en el soneto da rienda suelta González a un cierto grado de
barroquismo, ausente en otros poemas, y aprovecha lo cerrado de la forma para,
al forzar, sin llegar a romper completamente, las restricciones de todo tipo
(métricas, estructurales, de tono), multiplicar las interpretaciones y los
efectos en el lector. Hacer experiencia del soneto es ganar la batalla de la
literatura para la vida.
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