martes, 24 de febrero de 2015

Poema: Horas de sábado


Horas de sábado en la plaza
(Medinaceli)


Horasdesábadoenlaplaza
Horasdesábadoenlaplaza
Horasdesábadoenlaplaza


En esta isla
de sombras que descienden
a buscar su raíz y sinuosas cubren
de sigilo el rigor del empedrado

en la costumbre
de estos olmos sin fiebre
que un romano plantara,
sin otro asunto
previsto ni cautela ni más provocación
que volver a escuchar
a una mitad de mí,
espero los instantes que traen el mediodía.

Y es que aquí,
descuidada en la luz
que las hojas desprecian,
la parte izquierda de mi cuerpo busca
su alivio y habla
furiosa y contra mí

sin dar
otra razón
sino decir que piensa abandonarme
si yo abandono
el don de la extrañeza y su memoria,
desnudas rebeldías

y yo, sentado aquí,
en esta plaza sola,
en estas piedras, banco
que discute su edad con el sur de la iglesia,
llevo horas
sin poderla callar ni responderle.

4 comentarios:

JOSÉ LUIS MORANTE dijo...

Horas de soledad, pero en compañía siempre, querido Paco, del poema habitable. Hermosa reflexión junto a las piedras milenarias. Un abrazo.

fcaro dijo...

Gracias, José Luis, bien sabes que hay momentos en que el poema te asalta. Plaza de Medinaceli al sur de la Iglesia.

Amando García Nuño dijo...

Es comprensible. En medinaceli, las partes izquierdas de los cuerpos prefieren buscar alivio en Ezra Pound.
Abrazos, siempre

fcaro dijo...

No seas malo Amando. ¿Tú crees que Ezra tenía parte izquierda?b Seguro que sí, pero muy callada.