A los poetas amigos que fueron a Segovia
para leerse a Machado y comer en Duque.
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Llegué a los verbos por los verbos, vine
a la mar por la mar, dije espiga a la espiga,
tal vez por eso
viví calladamente.
Con hambre anduve,
y el día
incierto en que llamé
luz al pan que
comía,
supe que las
palabras no se doblan ni rinden
pero que guardan
dentro
y muy oculto
el pánico que sienten
cuando mi voz
acude y nombra a su
enemiga.
Las palabras
nos buscan, nos abrazan
para esconder
su agobio,
así consiguen
que parezcamos
torpes,
angustiados o
débiles: tenemos
la obligación
escrita de responder al daño.
Las palabras
nos usan, mas
se odian, en secreto se odian,
yo sé cómo se
odian, cómo
entre ellas se
miden y se temen,
es preciso por
ello mantenernos alerta,
escribirlas
muy juntas, enfrentarlas,
conseguir que
se muerdan, que vacíen
una en otra su
dosis de veneno.
Escribir es
también un acto de defensa.
4 comentarios:
Escribir es, sobre todo, un acto de defensa. Y tu poema la defensa de todos nosotros. Escribir es sobrevivir.Pero si se escribe como tú, es vivir mejor. Un abrazo.Eduardo
Eduardo:
Escribir es defenderse de la vida, RSoler diría entregarse a ella. Al fin y al cabo es lo mismo. Se escribe porque hay sorpresa a nuestro alrededor, temor o entrega. Se escribe para ser otro entre lo mismo el mismo entre aquello que cambia. Como rebelión, como revelación.
Como necesidad de hacerse en cada verso, como hito y señal para una vida. En mi caso como aliento de ser y ser querido. Me gusta Caro.
J.J.
Escribir es multitud, Juanjo. Tensión que no se agota. Las palabras nos usan, no lo olvides. Escribir es ser mirada resistente.
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