Xavier Frías y Marta Dutra en El Dinosaurio. Foto MC Barri |
Lo juro, fue la primera. Y fue un buen test de mi recuperación. Saludablemente
satisfactorio. Ocurrió tras la penúltima luz. Dicen que es propicio el atardecer a estos encuentros aplazados y al fin resueltos. Hacía tiempo que lo esperaba, que lo
buscaba, Lastura también. Lo sé. El hecho tuvo excusa portuguesa. Se presentaba
el libro de Marta Dutra, poeta
nacida en las Azores, especialista en medicina china y vecina de Aveiro, cerca
de Oporto. De Viaje, se llama el poemario, un dibujo intimista de la
insatisfacción, traducido al español por el infatigable políglota Xavier Frías
Conde, también poeta. Era la primera ocasión en que yo asistía a una presentación
de Lastura, la jovencísima editorial que no descansa.
Lidia López Miguel
es Lastura.
Lidia, espléndida diseñadora gráfica, ha llegado a la edición descalza, sin otras armas que la inteligencia y su voluntad para andar el camino, sin codazos, limpios los ojos. Lidia y Lastura son, frente a otras opciones, sencilla claridad, y por lo mismo futuro, sana conciencia. Lidia y Lastura
son laboriosidad tejedora, franqueza que lleva a la complicidad, al respeto. Saben
de lo dilatado, como saben de la espera confiada. Busca Lidia y encuentra
autores, selecciona. Junto a su socio Xavier Frías mantiene una colección de
poesía en gallego, O´Roibén, de magníficos frutos: Ángel Guinda, Miguel Ángel Yusta, Lourdes de Abajo, Luz Pichel, Maria Ángeles Pérez López, Isabel
Miguel figuran ya en su catálogo en versiones bilingües castellano-gallego, también Antonio Capilla.
Un lujo exótico para una editorial radicada en la vecina Ocaña. Al lado de O´Roibén
vive la colección Alcalima, de poesía en castellano, y aún otras dirigidas al
público infantil. Libros cuidados en diseño y continente, con los habituales
problemas de distribución, pero con una potente página web que ayuda en la
compra virtual.
Queda decir que mi primera vez, sábado 1 de febrero, fue en
ese Dinosaurio que sirve copas en Lavapiés 8. Un lugar que busca ser reconocido por la movediza hueste poética que nos circunda. Todos quedamos contentos.
Espero ser buscado porque yo deseo, desde ya, el próximo encuentro.
Concha García y Ana Rossetti, al fondo. Foto: MC Barri |
Antes, el viernes 31, La Casa del Lector, vio una
trastabillada y dulce presentación de El día anterior al momento de quererle,
de la barcelonesa Concha García, que
ahora se prodiga por Madrid. Unas 20 personas (16 mujeres) oyeron una lectura
amplia de unos poemas que pretenden abrir las hojas de la ventana tras la cual ha venido mirando la calle hasta ahora la poesía de Concha. Me dio la impresión que
no abren del todo. Ana Rossetti, que
presentó el libro, vertió luego, a los finales, vino tinto sobre un ejemplar, y lo llenó
de pétalos de rosas. También quiso invertir el ritual: rogó a los presentes que
firmaran dicho ejemplar, que regalaría a Concha. Muy bonito todo, muy bonito. Muy toque. Y
todo envuelto por la lectura de versos al azar por parte del público. Alguien
dijo que el guiso salió perfecto, casi mejorado. No demos pistas.
Más antes, el martes 28, el ejército poético de Verbo
Azul se reunió casi al completo en la Casa de Castilla-La Mancha para escoltar y defender al número 18 de La Hoja Azul en Blanco, ese milagro
en papel de la poesía madrileña que dirigen Ana Garrido y Juanjo Alcolea.
Junto a las firmas habituales, aparecen en esta ocasión Antonio
Porpetta, David Morello, Paco Moral, Ana Ares, Andrés Newman, Enrique Gracia,
María González, Raquel Lanseros. Antonio J. Sánchez, Carlos Murciano, Araceli
Sagüillo, José Antonio Valle y Ana Galán.
Nunca fallan.
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