martes, 4 de junio de 2013

Amblar, Antolín Amador y un poema.

Antolín Amador es un poeta metálico que se baña en cerveza. De tal costumbre ha obtenido su ductilidad. En su interior suenan interminables golpes de gong, sonidos irreductibles, directos. Antolín es ceño torrencial. Los poemas parecen bailarle entre los dedos, fluyen sin peso. Revolotean. Tiene en casa una tina enorme de madera que llena de líquido rubio y espumoso, de lúpulo y frescor acerbo, donde se inunda. Y es allí, como buen árabe andaluz, donde crea. Despacio. Sabe que hoy otros ojos que miran sin apremio, que sostienen. Los domingos escribe. Cuida la caligrafía. Lo hace para olvidar. Sabe que en algún lugar cercano aún le deben 2500 veces lo que le deben. No es poco. En los próximos días presentará su nuevo libro. Estén atentos a la agenda. Ese día podremos conocer La cara que pongo cuando llueve. En uno de sus poemas aparece una palabra casi en desuso: amblar.  Sí, han leído bien: amblar.

En Mientras la luz empleamos el Diccionario de Autoridades como fuente poética. Algunos se extrañan. Aprendan aquí su error. Hemos hojeado hasta encontrar amblar y observen lo que decían de ella las autoridades a principios del XVIII. Sus dos acepciones.

AMBLAR: v. n. Caminar, andar. Es tomado del Lat. Ambulare, y sincopándolo se dixo amblar. Trahe este verbo Nebrixa, y le aprópia unicamente a las béstias. Está antiquado.

AMBLAR: Vale también hacer movimiento el cuerpo al tiempo de cópula carnal. Trahe esta voz Nebrixa en su Vocabulario: pero yá no está en uso. Lat. Griffare si es en la hembra, y en el varón Cevére.

Porque la cosa no se pierda, Antolín ha querido mantener el uso. Su práctica. Lean si no el poema.

He salido a la calle
y con con jab de izquierdas
la lluvia te ha traído hasta Madrid.

Agua que desde el sur
apura la insolvencia de mis ojos.

Coincido con las nubes
en olvidarme de la sed
y reciclar los charcos por si amaina.

Si pudiera juntar todos mis pasos
y hacerte kilométrica,
si pudiera tu cuerpo
salvarse de la prisa y me esperara.

Si supiese con gula amblar tu nombre
y hacerme permeable.
Si supiera decir
que nunca fui como te quiero.

3 comentarios:

Ana Garrido dijo...

Es que Antolín es mucho Antolín, cada día más alto y más grande, cada día más poeta. Como tú, Paco, cada día más de todo. Y para mí un orgullo ser amiga de los dos.

Un beso.

La calavera de Skeletor dijo...

Muy grande Antolín y este poema es especialmente bueno.

José Luis dijo...

Cojonudo!! (con perdón)
Paco: tengo que verte que tengo algo para tí hace tiempo.
Abrazos!!