Alguien te dijo: guárdate de la llaga
que no sangre, de aquella que desconozca el
grito. Y desde entonces, desde que hablaste del secreto con él, ya sólo escribes con afán genitivo de la luz mientras la luz ocurre, de la sed --la que crece plural-- o de tu cuerpo nieve cuando se sueña copos
de los patios y agostos que curvan los caminos, de tu siempre, de cuanto sigue siendo heterónimo cauce de tu vida, de todo aquello que se oculta en ti
La luz que habita en ti y el corazón que palpita en la tierra fértil de tu palabra te guiará lejos de toda putrefacción. Gracias, Paco, por estos versos de "Resurrección". Isabel F. Bernaldo de Quirós
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La luz que habita en ti y el corazón que palpita en la tierra fértil de tu palabra te guiará lejos de toda putrefacción. Gracias, Paco, por estos versos de "Resurrección".
Isabel F. Bernaldo de Quirós
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