Tras las nieblas,
de lluvia
lenta y veraz ha sido la mañana,
hacia las tres un viento
en su mesura sabio
restauró en el azul, ardida, la pureza
esperaban
los débiles estratos, las ingraves
plumas: hielos
de sueño y altos,
las lenes intenciones,
la tarde que prodiga su indigencia
y fiel acudes
a la cita diaria con los dioses,
horaciano crepúsculo de invierno,
fiel acudes
a buscarte en lo bello de la huida,
en el color
esos rojos en llama que aprende mi
conciencia.
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