Has vuelto hasta una casa que no dejas,
al libro que construyes. Necesitas.
Abres de par en par ventanas, hojas.
El cuarto oscuro duele. Y escribir.
Crece enero, la voz y la conjura
de un aire que conspira en tu sintaxis.
La luz es tinta y gris. Garabateas,
anudas los fragmentos, cuanto nombran.
Las eras de papel sobre la mesa.
Los desvanes, un patio, tu memoria.
Los días con sus márgenes. Los miedos
que ni el cristal ni el tiempo cicatrizan.
De par en par lo frágil y lo incierto.
Las nieblas de tu ayer por las palabras.
Cierras hojas, ventanas. Te sorprenden
las cosas que escribiéndolas callaste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario