domingo, 30 de enero de 2022

ÁNGEL GUINDA 1948-2022

 
















Me he fumado la vida

como el tiempo

se me ha fumado a mí.

Mirad esta laringe, esta tráquea,

estos bronquios y pulmones

ametrallados por la nicotina.

He fumado los gases subterráneos

del Metro en sus andenes;

el aire de Madrid, sucio

como una traición a la luz más hermosa;

las nevadas del yeso en las pizarras,

la hoguera negra de los tubos de escape,

las hojas secas de la marihuana,

el asfalto, la niebla, la humedad,

la avellana tan blanda de los clítoris,

la espesa polvareda de lo siniestro

cuando huía de mi sombra,

y mi vida hecha polvo,

y el polvo que seré

bajo el árbol secreto de la muerte.


                                ________________  


No hay peor muerte que morir de olvido.
Si he de morir de bala o de tristeza,
de enfermedad o de arrepentimiento,
yo quisiera más bien morir atado.
No hay mejor muerte que morir entero,
de pie, de juventud, de ataire solo.
No hay mejor muerte que morir cantando.
Morir de tanto amor, de tanto afán,
de tanto porvenir atesorado.
Morir de haber sembrado el mejor sueño.
Y tener alguien que sabrá contarlo.

 ____________________ 


            Morir es no volver a estar

a la misma hora

en los mismos lugares,

con las mismas personas.

No aparecer, cada mañana,

como esa gran luz nueva

disuelta entre las cosas;

dejar interrumpidos los trabajos,

los viajes en punto muerto.

Ajenos a los mares y a los astros.

Morir es estar quietos, sordos,

ciegos, mudos, desaparecidos,

desconectados de todos y de todo,

de nosotros también;

no regresar a casa nunca más.

No emitir ya señales, recibirlas tampoco.

Morir es no volver.

 

 

 


2 comentarios:

Pedro Torres dijo...

Un gran poema. Y una lástima.

fcaro dijo...

El tiempo tumba a los hombres más derechos, decia Eladio. Ángel Guinda era un hombre derecho. El tiempo hubo de aliarse con el tabaco para tumbarlo.