miércoles, 1 de diciembre de 2021

Nota: En Ciudad Real las mujeres publican (y más que los hombres)





    Es algo convenido que la edición de obra lírica ha sufrido un considerable acelerón en estos tiempos de pandemia. Tanto en el extraño 2020 como en este 2021 que ya se escapa. El que nos abrió la posibilidad de volver a encontrarnos. Si esto ha sido así en todo el país, en la provincia de Ciudad Real, la mía, ha tenido la peculiaridad de mostrar un acusado protagonismo de la mujer. A ello me quiero referir. Escribo esta simple nota en el blog para dejar (para dejarme) constancia de tan abundante cosecha, sabiendo además que solamente cito a las autoras de las que suelo tener noticia, seguramente cualquiera pueda avisarme de ausencias inadvertidas por mí. Que agradecería. Escribo para decir de lo que el título proclama. Es su tiempo.

        Si en 2019, antes de que todo se cerrara, Elisabeth Porrero pudo adelantarse y editar con Huerga&Fierro su Tratado de ciencias inexactas, al igual que hizo la torralbeña María Alcocer con Alexanderplatz ha olvidado sus trenes en Ars Poética, fue ya en pleno 2020 cuando Juana Pinés reunió en Es tuya la palabra, acogido por Lastura, una serie de poemas encabezados por las citas que los habían provocado. También aprovecharon el año terrible Cristina Galán Rubio para editar una recopilación de su obra bajo el título Territorio de la huida. Poesía reunida 1968-2019, textos que, por dispersos, hicieron bien en buscarse y reunirse, y María Antonia García de León con Soy tú. Poesía 2010-2020, en donde organiza obra seleccionada de su abundante producción. Ambas difundidas desde la madrileña Sial. Lo hizo, así mismo, Natividad Cepeda con Abrazando el paisaje, esa prolongada queja-lamento por la situación de la tierra, conjunto que publicó Llanura. Elisa Toledo imprimió bajo el sello Letrame sus ensueños de amor en Buscando sueños.


      Con la llegada de 2021 y la esperanza de nuevos aires, las contenidas decisiones de edición que aún quedaban fueron tomando cuerpo. Todo ello ha provocado un verano-otoño movido por las sucesivas presentaciones y/o encuentros en donde las autoras han seguido siendo protagonistas. Hay que señalar el cada vez más extendido gusto por las lecturas colectivas, tan frecuentes y que tanto ayudan a mantener los lazos creativos y afectivos entre las autoras (y autores, claro, pero ahora se trata de ellas). Diana Rodrigo, bajo el sello Indie, ha dado al público Devorador de almas, crónica de un asedio psicológico padecido, crónica que va por la 2ª edición. Presentación Pérez González editó su Con nombre propio en la reciente y ciudadrealeña Mahalta, un texto de temblor social que inaugura la presencia de mujeres en el sello. Desde Puertollano, la dinámica Ediciones C&G se convierte en casa de dos títulos; uno: Desde este silencio que habito, de Teresa Sánchez Laguna, en donde el amor se impone sobre las circunstancias que intentan domarlo, y el de Isabel Villalta, el cual tiene como destino especial una ciudad que la fascinó, Ceuta bella. En esta extensa y necesaria relación, es preciso dejar otra doble noticia de apariciones: la que firma Antonia Piqueras bajo el titulo Pinceladas en ExLibric, que reúne sensaciones en donde la mujer es en gran parte protagonista; y el de Eloísa Pardo Castro, con la valenciana Olé Libros, que titula Los pecios del naufragio. Y para finalizar, de momento, la muy reciente de Juana Marín,  a quien no conozco y que a finales de noviembre sé que presentó en su pueblo, Valdepeñas, Yo, tú, ello, bajo el marbete de Lastura.

      Puede que haya más, por supuesto, pero lo dicho no es poco. Parece que la mujer de Ciudad Real ha dicho ahora.

 

 

2 comentarios:

Pedro Torres dijo...

No está mal la abundancia.

fcaro dijo...

Tanto en tan poco tiempo es digno de anotar y dejar constancia.