martes, 21 de diciembre de 2021

Davina lee de su ´"Alcoholemía" ante 40 rostros de Carlos d´Ors

 




        El día 15, miércoles, en el santuario, Galileo, de Claudio, en el subterráneo del Centro de Arte Moderno, leyó Davina Pazos –digo mejor: interpretó– poemas de su actual Alcoholemia. El libro es una edición de autor (apena 50 ejemplares numerados) compuesto y soñado con deleite. No se lo pierdan. Contiene pura su voz volcánica, su raíz provocadora, su tentación de límites. No se lo pierdan, volverá a aparecer en la noche madrileña.

     Davina leyó ese texto con avaricia, ese monólogo (fragmentado en 24 mosaicos) que usurpa una voz masculina, leyó acompañada por un vaso de whisky que de cuando en vez la interrumpía, leyó desde el orgullo de los que se atreven a beber y ¿qué?, desde el nudo de la rebeldía, desde el desafío, desde la espuma que abrasa y no pregunta. Leyó poemas escritos desde la revelación del hígado, desde el fracaso, desde lo altivo y diferente, desde un pozo irreductible, desde el trago indeclinable de la soledad. Desde lo que continúa.

No lo entiendo,
Han escondido todas las botellas,
han prohibido a la gente que me invite,
a los amigos, los han amenazado… 
 
Qué pretenden que haga,
pretenden que me ponga una vergüenza,
que agache la mirada y que me esconda,
que me calle delante de un imbécil;
no me callo, no sigo los preceptos
ni me acojo a la costumbre del acato.
 
La gente tan sumisa me da náuseas,
la gente tan sin vida me repele.
 
Me exigen un respeto inmerecido.

No puedo respetar a los cobardes.

      Leyó contemplada por los 40 rostros de Carlos d´Ors, rectángulos que desde las paredes la miraban. Y rumiarán hasta el 23 de enero. Cuántos de ellos la entendían, cuántos de ellos se sentían dichos. Faltaba Dylan Thomas a una fiesta en la que siempre estuvo.

      Sepan que Carlos es poeta y cronista, pero también pintor y cultivador del aforismo y la amistad.

      Cuando calló Davina, habló el silencio. ¿Recuerdan Nighthawks, aquella esquina nocturna de Hopper? Desde el fondo del vaso, un resto avergonzado de escocés pedía ser salvado de la vista de todos.

2 comentarios:

Alvaro Hernando Freile dijo...

Muchas gracias, Paco. Nos toca descubrir a esta autora que alumbras. Un abrazo. (Me parece que me ha borrado un comentario anterior)

fcaro dijo...

Estás, amigo, estás. Como está Davina Pazos. Espléndidos ambos. Ya la conocerás.