a un tramo más
al norte, curso arriba
de octubre y
el molino, serio, iba
el silencio
con él
fue el verano
un estío
excesivo, seco, llano,
subíamos el
cauce, piedra viva;
buscaba la
callada, la cautiva,
tristeza de su
ayer republicano
fue
sospecha que tropas ya vencidas
arrojaron
fusiles y los sueños
al
fondo de las aguas
luego
hallamos
en verdín unas
armas sorprendidas:
nosotros -dijo
entonces- somos dueños
sólo de las
derrotas que callamos.
(Río Bullaque, 1955)
2 comentarios:
Este poema es uno de mis favoritos tuyos. Ya lo creo que sigue vigente. Un abrazo Paco. Gracias por compartirlo.
Gracias ti por seguirlo. A mi también me sigue removiendo, Javier.
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