lunes, 21 de enero de 2013

En semanas como la que pasó



Dice el jefe que, salvando Chile y Portugal, aquí se juntan todos los poetas que pueden soñarse. Tiene razón desde Lope de Vega. Madrid es así. La acumulación de actos, leedores y lugares continúa creciendo. Un nuevo lugar para las Jam´s, El Dinosaurio de Lavapiés8, y otro nuevo espacio:; un subterráneo en calle Reina37, se unen al Palacio de Cibeles. Hay poetas para todo, para todos. Veamos. Este año tampoco habrá rescate para la poesía. Goza de mejor salud que la banca. Y no necesita caja B. Por cierto, qué buen nombre sería Bárcenas para un buen poeta.

Martes 15

Ricardo Fernández Moyano, es de Albacete, reside en Zaragoza y vino a leer a Madrid. Estuvieron sus editores A. Huerga y C. Fierro. Escribe delgado y corto, algunos poemas se reducen a un verso. Sirva éste de ejemplo: Es larga la noche sin luna. Ricardo apenas leyó. Leyeron  por él María Monjas, Laura G. Recas y Marisa Peña. También Ángel Guinda. En la presentación, dijo Pepe Cereijo a los 30 oidores: el libro es el testimonio de que el poeta ha descubierto que la vida iba en serio. La poesía también debe ir. Estuvo animado el coloquio. El poeta José Luis Morales insistió en la lateralidad frugal del yo poético, Manolo López Azorín defendió el valor del poema independiente de la persona desde donde se aborda. Cereijo recordó el viejo tema del poema como objeto, como producto distinto al poeta y el recurso del tú autorreferencial para establecer una cierta distancia. Luego, entre vinos, y más socarronamente, se abordó el tema de los poetas de tracción y los poetas de madriguera, tema sobre el que tiempo habrá.

Miércoles 15

Miguel A. Yusta, Marisa Peña, Laura Gómez Recas y Rafael Soler
La FNAC se vistió de fiesta, de guirnaldas, de alegría. Este redactor entró al ajetreo con Jesús Arroyo y formaron parte del centenar de personas que se agolparon, sedentes y erectos, para concelebrar la presentación de dos libros. Quadrivium, una editorial catalana e iniciática, lanzaba los libros de dos madrileñas, de Marisa Peña y de Laura Gómez Recas. Dos poetas orales, que han roto sus horas leyendo en locales y convocatorias por toda España y en Bruselas. Para Marisa es su tercer libro, para Laura el primero. En la mesa estuvieron flanqueadas por el aragonés Miguel A. Yusta y por Rafael Soler. Dos primeros espadas, sin duda. Me conmovió Marisa al citar a Ángela Figuera para presentar su libro. Leyó maravillosamente. Yusta dijo de ella que es una poesía de lo inconforme, de lo vital, del afán y las ansias, de la necesidad. Soler dijo de Laura que entiende el lenguaje como lugar de encuentro, como emoción. Habló de la tensión perfeccionista que la anima. Y Laura, que leyó maravillosamente, habló de la concepción del libro como un conjunto de poemas que la explican, donde lo rojo, donde la amapola, roja y débil, es el símbolo del existir. Algo dijo de sus dudas para dar el sí a la edición. Ambas, cosa curiosa, dieron las gracias a sus familias, desde abuelos a hijas fotógrafas, por haberles permitido el hacer poético. La sala llena. Un inmenso murmullo. Una enorme fila esperando la firma. Ana Montojo, María Sigüenza, Isabel Miguel, José María Garrido, Juana Vázquez, Hilario M. Nebreda, José Miguel Arranz, Ana Galán, Antonio Capilla, José Cereijo, Ángel Guinda, Ana Garrido, Fernando Fiestas, Jesús Arroyo, Ángeles Fernangómez, Rosa Jimena, José Luis Gracia Mosteo, Gonzalo Melgar, Guadalupe Covadonga, Silvia Cuevas, Rosa Silveiro… llenaban los corrillos de las conversaciones. Una fiesta.

Jueves 16

Concha García
No termina de arrancar lo del ciclo Favorables en el Palacio de Cibeles Y es un ciclo ambicioso. Escaso público, unas 27 personas, en la lectura de una de las primeras damas de la poesía en España, la barcelonesa, la cordobesa, Concha García. Causas: ¿falta divulgación? ¿el formato? ¿el conductor? Juan Carlos Suñén presenta al invitado/a por medio de una larga entrevista no siempre entretenida ni afortunada. En esta ocasión, con poco fruto y extendida en el tiempo. 45 minutos son demasiados. Cuando la poeta comienza a leer la atención está agarrotada, si no muerta. Leyó Concha de sus últimos libros. Me interesaron los inéditos, donde su poesía discursiva y observadora se acerca a la descripción del instante: intuición, rapidez de registros. Fugacidad en fondo y forma. Me sorprendió la presencia de la ventana en tantos de sus poemas. La insistencia de la mirada escrutadora sobre la calle, la presencia de la poeta como testigo oculto de la vida, de la sorpresa de la vida. Y la mujer siempre. El ciclo, que se ocupa de poetas nacidos en los 50, anuncia para febrero la presencia de María Antonia Ortega. Entrevista y lectura. Tiempo más tiempo.

Viernes 17

Elena Medel y Sergio Gaspar
A la misma hora Sabina y García Montero presentaban, a sala repleta, Las Identidades, el libro de Benítez Reyes en la colección pija de Visor. Media sala en el Círculo para el Homenaje que Manuel Rico y Javier Lostalé habían ideado para Sergio Gaspar. Necesario. Unas 70 personas, en su mayoría poetas. En las últimas filas Juan Carlos Mestre y Julieta Valero. Mantuvo Sergio un gesto adusto (para cuando me ves tengo compuesto) durante todo el acto, que fue largo. Se trataba de glosar, valorar y agradecer el riesgo editorial de DVD, el empeño surgido a mediados de los 90 como alternativa a lo que apestaba a establecido y convenido. Se trataba de decir que era entendible el final de la apuesta, por valiente. Habló Lostalé, centrando el acto, habló Eduardo Moga sobre la identidad del proyecto clausurado, habló Jordi Doce, componiendo un centón exquisito con versos y títulos de la editorial, habló Juan Manuel Macías y habló Manuel Rico que leyó un poema de Sergio de corte gilbiedma sobre la fugacidad de los goces, sobre la vida en serio. Y habló Sergio Gaspar. Simplemente, dijo, para dar las gracias, para decir que DVD mereció la pena, para señalar que la rica creación española está herida, abandonada por los lectores, la sociedad civil y la institucional. Y que no se arrepiente de haber intentado defenderla. 
Tres checanos. Tomás, Antonio y Sergio
Se emocionó cuando vio en la sala la presencia de sus paisanos de Checa que acompañaban a este redactor, léase Antonio M. Mansilla y Tomás Mansilla Arrazola, dijo que esperaba en el acto a poetas y editores, pero no a checanos. Y señaló con fuerza que “al igual que su padre, cuando deje de ser todo lo que es, lo último que le quedará será ser de Checa”. Lo que dicho por alguien que llegó a Cataluña con un año de edad es decir mucho de su persona. Leyó luego el poema Algunos metros de infinito (ver aquí vídeo) de su libro Estancia, conmoción de la madre reducida. Y otros poemas que hablaban de ruinas, de derrumbes, y de la necesidad de reconocerse en ellos. María Fortuny, su mujer, escuchaba. Poetas de la casa pasaron luego por la mesa para agradecer y/o leer. Pablo García Casado, García Román, Martín Vega, Elena Medel, Antonio Lucas y Fernández Mallo entre ellos. No fue lo mejor, aunque sí necesario.    

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Dos poemas
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(II)

Se nos quebró la luz y la esperanza
en el último instante del abrazo.
Yo envolví tu recuerdo con silencios
para que se durmiera, sin pudor,
en mi regazo oscuro.
Allí estará por siempre,
indemne a la derrota,
a salvo de ese mundo y de esa niebla,
herida por la luz de lo perdido.

 Marisa Peña

Derrota

Demora de mis dedos en tu cuello
en tu perfil clavado en mi mejilla,
demora de mi cuerpo entre tus brazos,
de mi piel elevada a tus pupilas.

Acércame a la altura que no encuentro;
prendida estoy. Y  estoy casi vencida,
a rama de tu amor, casi hoja muerta,
en pleamar, adiós, casi ceniza.

Laura Gómez Recas

5 comentarios:

La Solateras dijo...

Dos poemazos, dos poetazas.

Anónimo dijo...

Doy fe de la lectura de Laura y Marisa en la FNAC, un pequeño milagro, gracias por darla tú también de todo lo demás. Cierto que la poesía goza de buena salud. Afortunadamente seguimos aquí para contarlo.

Un abrazo

Ana Garrido

Miguel Ángel Yusta. dijo...

¡¡BRAVAS !!

Anónimo dijo...

Tiene usted razón sobre lo de Suñén, dos horas son demasiado tiempo. La lectura del mundo dura menos, la de su análisis dura menos. Tiene usted razón.

fcaro dijo...

Ana y Ana, Miguel Ángel, estar, contar, es signo de alegría. Amable anónimo, todo tiempo acude a ser medido.