Carlos Aganzo |
Tras la Huelga
General (en adelante HG) acude la gran duda: el hecho de leer un poema
arropándolo con una melodía escogida ¿lo enmascara o lo enriquece? No es fácil
decidirse. No sonaron mal los que leyó Carlos Aganzo, jueves 15, en Libertad 8
con Ernesto Monsalve al piano y Eva Helena García al chelo. Un hermoso título La flauta de los
bárbaros para su libro. Pero dos presentadores es el error, sobre todo si el
primero resuelve. Jorge de Arco e
Ignacio Elguero señalaron cómo los poemas giran alrededor de las señales
que indician la decadencia de las civilizaciones. ¿Las percibe ahora? Carlos es un tipo desenvuelto y simpático,
escribe con más soltura que sorpresa, y con barniz culturalista.
Juanjo Alcolea, Cristina Cocca, Alfredo Piquer, Maria Luisa Mora Alameda y Elena Moratalla |
Sin barniz,
desde dolor, desde la claridad sencilla, temblando sobre la densidad del
silencio dijo sus poemas María Luisa Mora Alameda, de Yepes (Toledo) al día
siguiente, viernes 16, en el mismo local. Leyó de su reciente poemario El don
de las batallas. Paco Moral y Ana Ares escucharon emocionados. En la sesión mensual
de Odisea Poética que conduce Alfredo Piquer. Antes leyó Cristina Cocca una
última creación sobre la espera y el regreso dividida en tres estancias, y
antes Juanjo Alcolea, cuya lectura atendió la llamada emocional del padre como
referente. Y dijeron con sabiduría y parsimonia haciendo valer su bien demostrada capacidad
lírica. Antes leyó Elena Moratalla. Asistieron los poetas de Alcorcón Hortensia
Higuero e Isidro S. Brun. También Fernando Fiestas, Isabel Miguel, Ana Galán,
Rosa Jimena, Manuel Cortijo… Muchos de los cuales marcharon con presteza al
Ateneo. Actividad frenética tras la HG.
Al Ateneo, sí,
que por causas que tienen que ver con la HG, cierra sus puertas a las 23 horas
reduciendo en dos su horario conocido. Lleno, lleno total, ¿de apoteosis?. El
público había olido presa. Juan Carlos Mestre, enfermo de incunable poesía, hijo
de panadero y berciano, presentaba, con música, su nuevo libro La bicicleta
del panadero. La maravilla debe ser algo cercano a la emoción que creyó vivir
el cronista (algo que tiene vedado, porque anula la verdad de su escepticismo). Jordi Doce hizo de Juan el bautista. Dijo que Mestre es una voz desmesurada y
omnímoda, charco de pena y sombra del absurdo, dijo voz cambiante que borra
huellas, dijo voz de los callados levantada contra los que mienten, dijo
imaginación, dijo ironía, dijo humor.
Amancio Prada y Juan Carlos Mestre |
A las once
menos cinco, la sombra subalterna de un conserje, imperativa, anunció que todo
debía finalizar, que afuera seguía el ahogo. Ni rastro de la HG.
4 comentarios:
Hermosa crónica de la sesión Odisea en Libertad 8, y la presentación del insigne Mestre en el Ateneo. Mis felicitaciones.
Qué suerte para Mientras la luz tenerte como lector, José María. Gracias por tu felicitación.
Muchos conocidos en esta entrada. (En realidad Aganzo, sólo saludado (por seguir el esquema de Plá) Tres poetas muy diferentes: Carlos Aganzo, María Luisa Mora, Juan Carlos Mestre, pero tres poetas.
El caso es que siempre acabas rodeándote de muy buena compañía. Y eso por no hablar de las virtudes de Alfredo Piquer a quien conocí en Segovia, cuando vino a recitar con otros amigos a la casa de Antonio Machado, pero eso es otra historia
Amando, Alfredo Piquer es caso aparte. Infatigable y claro. Servidor del acto poético.
Publicar un comentario