(Dijo: Lo primero es antes. Yo sé
de su origen rural y su imposibilidad para decir prioridades. Lo primero es… la
labor de recogida del fruto invernal por excelencia; antes… que el tiempo que
se dedica a la labor del visiteo poético. Y así se hizo. Es tiempo de
claudicaciones. Aunque puede que en esto
tenga el Jefe razón. Dijo que no hay mejor poema que garrafas colmadas con óleo
arbequino. Y añadió algo sobre la superioridad del esfuerzo físico sobre el
intelectual. Nunca discuto, pero me agrada la rutina, la vuelta a los desfiles
de presentaciones y lecturas, a los amigos, a las cervecerías).
27 y martes
No cesa Joaquín Benito de Lucas,
poeta tenaz. Ahora anda enredado en un trilogía que aúne un oficio, el
alfarero, un río, el Tajo y una ciudad, Talavera. En la Casa de La Mancha, y
procurado por Alfredo Villaverde, leyó la parte segunda, su Canto al río Tajo. Se
aferra Joaquín a uno de sus símbolos más querido. Desde la boca fría de la
nieve y la desolación de las presas al caudal desventurado con que atraviesa la
llanura camino de la frontera. Y su eterno renacer. Su voz tembló en el Canto
V, cuando el T/tajo atraviesa su infancia. José Luis Morales, reciente premio
Villa de Aoíz, y Pedro A. González Moreno fueron testigos conmigo. También
Carmina Casala, fiel siempre a la sonoridad de esta poesía.
28 y miércoles
Elvira Daudet y Rafel Soler en un acto anterior, en el Ateneo |
Plato fuerte. Ediciones Evohé
presenta su colección Intravagantes. Dos títulos la inician. Dos
extraordinarios textos: el poemario Cuaderno del delirio, de Elvira Daudet y la
reedición de El corazón del lobo, novela de culto, de Rafael Soler. Siempre
digo que hay que tener cuidado en las presentaciones con los presentadores: a
veces aprovechan un público que no es suyo para liberar obsesiones. Estuvo
extravagante y catastrófico Ramón Irigoyen, preocupadísimo por el desuso de la
pausa versal; y rigurosísimo en la denuncia de modas insustanciales, al tiempo que excelente analista, Jorge Rodríguez
Padrón. Impecable Elvira en su lectura
de unos poemas que impresionan por el dolor desencantado de donde nacieron y por la
finura del discurso que los sostienen. Qué gozo para la sala Manuel de Falla de la SGAE, repleta de público. Impecable y emocionado Rafael Soler, escritor que se la
juega a cada línea, en una novela testigo de la época de nuestro primer
descreimiento, y cuyo lenguaje nos permite reconocer el adocenado en que
vive la narrativa española actual. Dos textos que apasionan, pero a nuestra
opinión injustamente tratados por Juan Pedro de Gaspar, responsable de la edición.
29 y jueves
Lección psicoanalística en
Libertad 8. Sin diván. Un sosegado e inteligente Julio Santiago procuró que
Juana Vázquez hablase, ante un publico amigo, de las claves de su infancia y
adolescencia: un padre liberal y adusto, una madre quejosa e indecisa, un
ambiente pueblerino, castrante y un amor imposible, seminarista:
todo para la vivacidad y la tristeza de una niña llamada Juana Vázquez Marín que quería ser poeta. Dijo
también que el libro Tiempo de caramelos, 15 euros, surgió para ahorrarse las
carísimas sesiones con el psicoanalista. Apenas se habló del libro, ni de la poesía
que contiene. Julio Santiago condujo la entrevista en busca de los miedos y los
deseos. Y estuvo acertado. Juana habló con el acierto de una enorme sinceridad. Rafael César Montesinos, Aarón García Peña y Javier Lostalé lo oyeron
todo, aunque me temo ya se sabían la historia. Todos escuchamos con atención la
lectura de los tres o cuatro textos que
cerraron el acto.
1 comentario:
Un saludo y muchas gracias por anunciarnos en tu blog.
Me dio muchísima pena perderme a Elvira y a Rafa, por la coincidencia de su evento con el nuestro...
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