Palabras,
tantas
palabras
que se ofrecen
qué
son sino amenaza
de
tempestad, temor
de
aguas copiosas,
ocasión
de caudales que traicionen
palabras
tantas (que me ofreces)
ramblas
que abruman
al
poema que quiso
ser
arroyo
que
confía
encontrar
su virtud en lo delgado.
8 comentarios:
Me ha gustado fcaro, gracias. También la crónica del día 19, aunque no estuve en ninguno de los actos mencionados, pena. A Mestre, creo, lo has descrito muy bien. Un abrazo
Así que era eso, Paco, esa era la clave, adelgazarlo todo. Habrá que ponerse a dieta.
Un abrazo de víspera.
Ana Garrido
Gracias Ricardo. No es demasiado difícil, Juan Carlos es transparente.
Adelgazar, adelgazar, Ana. Se pagan enormes cantidades por ello, se hacen sacrificios. La línea siempre delgada. Buen viaje a las Afortunadas.
Muchas veces las palabras delgadas son las que mejor penetran.
Un beso, Paco
Ana, alejarse del exceso y huir de la contundencia estéril.Entiendo que pueden ser camino para acercarse a la poesía.
Buscar la esencia es la esencia de la poesía, adelgazar el verso para que entre en cualquier parte, incluso sin permiso, para que de perfil ni se le note... Pero algunas veces uno se queda con algo de sed...
Gracias, Amando. Es cierto que si la sed es mucha el arroyo-poema no la calmaría. Pero yo no hablo de escasez en en el número de versos sino de no enturbiar con avalanchas el discurso delgado -inequívoco y claro - del poema.
Gracias por tu lectura, siempre sabia.
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