lunes, 5 de marzo de 2012

Javier Sánchez Menéndez, poeta, blogero, editor


Algo tienen los poetas-editores. Algo tienen que les convierten en mejores poetas. Algo. Sobre todo si su editorial va logrando poco a poco un merecido prestigio. Estuvo llena el jueves 1 la segunda planta de la Central, en el Reina Sofía. Con sorna prevenida, Javier Sánchez Menéndez, agradeció a Luis Alberto de Cuenca su presentación, causa –dijo- del éxito de la convocatoria. Como Javier tiene el buen gusto de no autoeditarse, en la parte de atrás estaba Fernando Saénz, excalambur, editor de Libros del aire y por tanto del libro de Javier Faltan palabras en el diccionario, que recoge su poesía escogida 1983-2011.

Hizo faena aseada Luis Alberto. Agradecimientos, lectura de solapa, paseo por algunos aspectos de la obra (sin insistir). Siempre elegante, dejó que la poesía de Javier se defendiera sola. Todos se declararon nicanorparristas tras el lapsus de Luis Alberto al no reconocer en el título un verso del chileno. Terminó con la lectura de un poema de las primeras épocas de Javier, que le gustaba en especial. 

Javier Sánchez Menéndez ( gaditano de 1964), es, para quien no lo sepa, el exitoso editor responsable de Isla de Siltolá, joven editorial sevillana que agrupa a varias colecciones de poesía. Ediciones de autores bien seleccionados y de cuidado continente. Siempre es de agradecer que haya personas que arriesguen su dinero y su tiempo editando poesía. Y más si lo hacen con el mismo esmero que su paisana Renacimiento, de quien tanto beben sus portadas. Pero Javier Sánchez Menéndez es, fundamentalmente, poeta. Desde los 17 años.

Aprendí de sus palabras, previas a la lectura de los poemas, que su adolescencia fue atrapada por Moguer, por su luz, por JRJ, por la noche azul de sus azoteas. Que así surgió su primer libro, 17 años, Motivos, del que dijo no arrepentirse todavía. No es poco. Leyó de cada uno de sus libros algún poema. Algunos de La muerte oculta que dijo le alabó Pablo García Baena. Luego habló del desconcierto que le mantuvo silencioso casi 15 años, también de que se levanta, desayuna, vive y duerme con la poesía. Habló de su anhelo por la pureza juanramoniana, de su afán de revisión. Y otra vez del desconcierto. Su último libro Una aproximación al desconcierto, apareció el pasado año. Y tiene ya dos versiones.

Noté, de oídas, que sus poemas han ido desprendiéndose de las cosas que alteran y desvirtúan. De la cadencia y del valor del verso entre otras. Haciéndose cercanos, por tanto, a lo aprosado de la poesía traducida. Que han ido deviniendo más cotidianos, más buscadores de la paradoja, de la ironía sorpresiva, de lo cotidianamente mordaz y lo amoroso, más alejados, por tanto de la trascendencia retórica. Como ese ...Hoy tendré que taparte/ la cabeza con la almohada  Su editorial ha publicado recientemente algo de Luis Alberto de Cuenca, que algo sabe de estas cosas. Con su presentador se mostró encantado de coincidir en su amor a los cartoons. Precisamente hay un cuadernillo del mismo título recién editado con poemas deuda a ciertos personajes del mundo del cómic.

Javier es también blogero de rompe y rasga. Amando Carabias, poeta, blogero, segoviano y presente en la sala, quiso saber, en el coloquio, cómo puede uno combinar las tres vocaciones. Javier dijo que es muy organizado y que es posible ser poeta, editor y blogero repartiendo tiempos. No faltan horas en el reloj, parece. Luego, firmó bastantes ejemplares de Faltan palabras en el diccionario. La verdad es que no sé si es que busca y no halla o si piensa que lo poético va más allá de las palabras definidas. El eterno de lo denotativo y lo connotativo. (Recuerdo aquello de Tono en La Codorniz: por fin sé qué es el amor, ayer lo leí en el diccionario). Se le veía feliz.  La sala llena de pasados y futuros editados. Editar nos hace a todos mejores poetas. Sin duda.
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Relaciones de estricta cortesía

Me encanta la forma de mover tus manos,
la sonrisa difundida entre la niebla
y esos ojos abiertos a la luz del abismo.
Esta suavidad de tu piel causa temblor,
hasta tus dedos son elegantes.


Pero, por favor mujer, no abras la boca,
ciérrala para siempre. Callada estás
más guapa. Hoy tendré que taparte
la cabeza con la almohada.
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Snoopy

El negro perro blanco
sobre su casa roja.
Heather tiene su pelo
en arce de amor.
Una rama palpita,
mecida por el viento,
con un suave caronte.
Barquero de las sombras,
 


el dogo ha preferido


el corazón silvestre.

Ropa interior negra,
nada parece todo.
Recuerdos, golosinas,
un hueso y el cuaderno,
la caricia de Charlie.
Blanco parece negro.

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2 comentarios:

Amando Carabias dijo...

Menos mal que no fui de incógnito... Jajaja... Gracias por la cita.

fcaro dijo...

Aquí estamos, Amando, para lo que necesites. Suelo citar a veces a los amigos. Por la confianza. Hasta ahora nadie se ha quejado. Un abrazo y encantado de coincidir.