jueves, 22 de marzo de 2012

Acción Poética burguesa


 No bastan las tertulias. Los hechos presenciales. Revistas en papeles. Las mil, y una, y nuevas, editoriales que editan poesía voluntariosamente. Ayer abundaron las turbas de poetas reunidos, autobuses de vates recorrieron las calles. Celebraciones en cada rincón de su día mundial. Cuatro mil poetas, lo dijo Lope. Picapica en los talleres literarios, jubilatas ociosos recitando. Blog vigorésicos, implacables. Jam sesions lavapieses, tribunales, jefe. ¿Se hace una idea?

Opté por el sosiego. Acompañé primero al acto institucional del ministro inaugurando la Sala de Restos Poéticos que se inauguró en el sótano sur del Museo Etnográfico. Hacía falta. Todo muy protocolario. Sin canapés, dijeron, porque había fotógrafos. El ministro recitó un poema, que se sabía, de Meléndez Valdés. De cuando era escolar, dijo.

Aarón






Luego, en el Ateneo, el infatigable Miguel Losada, había preparado una Acción Poética. Y acudí pensando encontrar escritos en paredes, bardas, vallas y medianerías versos sugeridores y potentes. Nuevos. Al estilo de Batania o al estilo de Armando Alanís en la lejana Monterrey. No, no era así, era todo un poco más convencional, un poco más convenido y burgués, pero con una chispita de novedad. Una Ación Poética para gente sentada.



Verónica Aranda
Virginia Cantó
La inició un poeta, infatigable también, generoso y atento: Javier Lostalé. Un lujo. Dijo que el poeta debe dar un paso atrás ante el poema. Pero cuanto cuesta esa evidencia. Luego siete poetas jóvenes, ya saben, menores de 35. Todos con obra, bien escogidos. Hiperiones, Joséhierros, Antoniogalas, accésit de Adonais… en esas cercanías.


F. José Martínez Morán
Verónica Aranda, madrileña y viajera, premiada, tímida ella, leyó sus paisajes hindúes, las tardes, la decadencia de las cafés tangerinos. Extravertido y rural, José Iván Suarez, poesía directa, sin artilugios de lo que de verdad le importa. Verbo fuerte y mordaz, como buen español que reside en Elche de la Sierra. 

A Virginia Cantó, murciana propagada, le gustan los poemas largos en los mezcla la descripción de espacios con la de sus territorios amorosos, los de la piel y los pliegues. 

Albeeto Girao
En eso anda. Alberto Girao, joven y triste, al que Luna Miguel da por veinteañero y loco, vino con guitarrista, joven y triste, leyó poemas que parecían buscar el aquel anciano realismo sucio que se niega a morir, pero con ángel. Se le espera. Ángela Álvarez Sáez, poeta de triple acento, escribe diluyéndose en cuanto mira. Dijo que ahora mira bastante las pinturas y los versos de Frida Kahlo, mira y cuenta con tal sabiduría que algún día ganará el Adonais.  

Ángela Álvarez Sáez
Francisco José Martínez Morán llegó agotado desde Alcalá de Henares, de explicar el CondeLucanor. Trajo elegancia en sus textos cortos, poéticamente provocadores, suficientes con ser mica para ser. Poeta de lecturas que no ahogan. Poeta profesor que busca salvarse. Y Aarón. El español Aarón García Peña fue quien cerró la Acción Poética. Aarón y el Ateneo comienzan a ser uno. Aarón es un español al que le duele este baúl confuso de intenciones que suele ser España. Leyó con claridad aquello de que antes de ser español hay que ser persona. Y convenció.




José Iván Suarez
Estuve con Marisa Montesinos, con José Cereijo, con Juana Vázquez, con Diego Román Martínez… Miguel Losada invitó a los siete a una ronda final de lecturas, porque pareciera espontáneo. La cosa terminó tarde, pero la puerta del Ateneo es el mejor lugar para la confraternización oral. Tal vez allí, y no en el interior, debió desarrollarse.  

2 comentarios:

samsa777 dijo...

¡Finalmente hiciste crónica! ¡Muchas gracias! Un placer conocerte esa noche.
Saludos,
Francisco

fcaro dijo...

La verdad es que fue un disfrute aquella tarde. Creo que supe elegir entre tanta oferta. Y la suerte de conocernos. Un abrazo hasta Alcalá.