Esa
palabra que es un hilo de algodón,
un hilván,
un hilván del taller de mi padre,
esa que es
una luz que soporta
solo lo leve,
y ama lo escondido,
y apenas si resiste la embestida
esa que
fácil quiebra y se desdice,
esa palabra,
esa niebla que escucha
y es arcilla en el aire
o cristal de una llama
es la que no
me acude para ser escrita
llevo meses que vivo
tan solo la pereza, la pobreza,
de lo tangible, de lo visible.
2 comentarios:
No hay prenda cosida que no sea previamente bien hilvanada. Tu hermoso poema es fiel a ese principio. Gracias, Paco. Un abrazo. Isabel FB de quirós
Con los poemas, Isabel, primero precisan un hilván que los sostengan antes de la prueba. Gracias por estar tan cerca.
Publicar un comentario