De las palabras, del poema, del poeta

 

1 

La poesía nos permite anudar las palabras a la luz; y en su misericordia, a veces desatarlas.

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2 

El buen poeta debe lealtad al poema, y el buen poema viceversa.

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3 

Poesía: el gozo de vivir que precede al silencio.

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4 

Claro que un poema no es sino un artefacto con cuyas hebras pretendemos atrapar primero, para luego con sus rejas custodiar, al unicornio que algunos llaman poesía.

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5 

Qué piedad o qué ambición precedieron a la creación de una palabra. Ese abismo futuro. El poeta debe sospecharlo, merodear.

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6 

A veces el poema nace en el poeta, a veces el poeta nace del poema. Hay entre ellos corriente ¿conciencia? alterna. No es posible distinguir los polos. Su meta, la procedencia.

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7 

Las palabras en el poema: deben decir sin atender a los significados previos, establecidos.

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8 

Poeta es el que sabe que de nada somos dueños, que todo le posee… y sin embargo mira, calla, canta.

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9 

El poema tomó su forma cuando el crujido de la rama que se desgajó del árbol, y que alguien, luego, recuerda tras mucho tiempo de haberlo olvidado.

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10 

Restituir a las palabras del poema su sentido elemental es condenarlo al extravío.

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11 

Sabemos que un poema es verdadero cuando las palabras encuentran en él tanta libertad como amparo.

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12 

El poema es un vaso, pero la poesía es un líquido sin límite, caudal e inaprensible.

Ilustración: Alfredo J. Ramos