martes, 22 de agosto de 2023

Un poema: Lo que fuimos no espera








Como aquel que buscara
a Roma en Roma y no la hallase, busco
en mis rostros mi rostro,
aquel que fuera mío
cuando el sol era un dado todavía,
el futuro geranios,
y mi casa la sombra de la casa.
 
Apenas queda ecos (y confunden),
solo un patio, sus piedras,
la encendida
oquedad de aquel pozo, restos
de cal cansada.
 
Lo busco y sólo
hallo los días, los que acosan,
aquellos de la voz arborescente
que una vez fuera enero
y después levadura, la que hoy describe
alacenas y fugas,
el difuso amarillo que supone existir.
 
Sé que vive
porque a veces lo escucho, porque a veces me dicta,
y que en algún instante
de algún espejo habremos de encontrarnos
––el azar es un ángel––
aquel rostro perdido y el que soy, aquel rostro
que como a Roma busco en lo deshecho.

3 comentarios:

Chema Fabero dijo...

Ahora mismo, si tuviera sombrero, me lo quitaría.

fcaro dijo...

Lástima, Chema. Recuerdo como un gesto elegante aquel de levantar ligeramente el sombrero en señal de consideración. Habrá ocasión. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo