No lo hay. Si existiera y hablase para qué tanto pope de cruz y plata, para qué tantos chorlitos de filósofas cabezas que nos amansedumbran. (Lo inhumano es tener la conciencia tranquila). Para qué tantos afanes que disfracen la ruta verdadera. Somos seres que no podremos nunca repudiar ni guiar esta nave inservible que nos lleva del temblor de lugares que ignoramos a idénticos lugares, que traslada la rabia por el espacio a más de cinco mil millas/segundo. ¿Hay alguien que contemple, que nos
mire sarcástico y sonría desde fuera? ¿Dónde el autor,
Pero, mal que bien, vamos guiando esta nave atolondradamente y no todo siempre sale mal. Gracias a los que no tienen la conciencia tranquila probablemente. Y, claro, no hay testigo ni autor por ahí afuera.
Preguntas de difícil respuesta que el poeta responde. ¡Ay de las conciencias tranquilas! Da pavor sentir que abundan tantas. Gracias por tus versos, necesitados estamos. Un abrazo. Isabel FBQ
Pedro, cuando iba a catecismo me topé con la plabra providencia y el adjetivo divina. Me decían que era el cuidado que Dios tenía del mundo. Pero no, no nadie ahí fuera.
6 comentarios:
Pero, mal que bien, vamos guiando esta nave atolondradamente y no todo siempre sale mal. Gracias a los que no tienen la conciencia tranquila probablemente. Y, claro, no hay testigo ni autor por ahí afuera.
Preguntas de difícil respuesta que el poeta responde. ¡Ay de las conciencias tranquilas! Da pavor sentir que abundan tantas. Gracias por tus versos, necesitados estamos. Un abrazo.
Isabel FBQ
Pedro, cuando iba a catecismo me topé con la plabra providencia y el adjetivo divina. Me decían que era el cuidado que Dios tenía del mundo. Pero no, no nadie ahí fuera.
Isabel, la conciencia, si lo es, no puede vivir en la comodidad. Es algo propio de necios.
No hay nadie cuidando, ni vigilando. De ser así, sería terrible estar a su merced y cuidado.
Gran poema, Paco.
Un abrazo
Javier
Eso parece, Javier. No hay nadie al cuidado de este esfera lanzada al viaje infinito.
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