Han pasado dos años desde que nos dejase Carmen Jodra, la poeta de las moras frescas, sagaces, la poeta amada por tantos de su generación. Su recuerdo continúa. Y sus poemas. Al poco de su fallecimiento se celebró un acto-memoria en el Ateneo de Madrid. Ahora, el próximo lunes 18, en el Café Comercial, se renueva. Para dejar rastro escrito la revista Áurea, que promueve y sostiene Miguel Losada, ha levantado un número especial con numerosas colaboraciones que se presentará en el mismo acto. Pero hay más. Afortunadamente.
Hay la buena
noticia de que los poemas, los últimos poemas sobre los que trabajaba Carmen,
tan retraída a la hora de editar, de pulir, de mimar, han encontrado cauce de
edición. Será donde debe, en La Bella Varsovia. Está anunciada su difusión comercial
para el próximo día 25, el lunes siguiente. Carmen, bibliotecaria de formación
y vocación humanista, volcada en el estudio de las lenguas clásicas, dedicó su
última atención a la Antología Palatina, ese inmenso río que atravesando
el tiempo ha traído hasta nosotros el enorme caudal de los epigramas griegos. Y
de manera especial al libro XII, tan del deseo. De ahí el título que tal vez ella entonces eligiera o los responsables ahora hayan elegido para el libro postrero de Carmen.
En la floristería
un muchacho trenzaba
ramilletes de
bayas de hiedra entre las flores.
Me acerqué a
preguntarle: «¿Cuánto por tu guirnalda?»,
y se puso más rojo que sus flores.
Más que comprar
las flores, yo al florista comprara;
si no está en
venta, compraré unas flores.
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La biblioteca no
es un lugar para lo sensual
por eso me
conmueve tanto este mínimo delito
cuando los
estudiantes en verano
deslizan sus sandalias
debajo de la mesa
y permanecen con
los pies descalzos
rebelión contra
una norma no escrita
esos tímidos pies,
perfectos todavía,
proclamando lo que
nos recordaba
uno de mis
maestros:
que descalzo
se dice en otro
idioma «pies desnudos».
4 comentarios:
Buena noticia.
Estoy haciendo ya, la lista de los Reyes Magos...Gracias por la noticia .
Cuánto se la echa en falta. Me alegra la edición de sus inéditos. Qué delicadeza de versos. Gracias, Paco, por traerla a tu blog.
Un abrazo
Javier
En la Grecia clásica sagrado y belleza iban de la mano convien no olvidar que el deseo es un don sagrado .
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