martes, 13 de abril de 2021

Un poema: Camino de Valdelamadera


 


 

 







Contadas la mitad

y cuarto de las leguas,

aquí, bajo las ramas

robustas y dormidas de un almez,

doce de una mañana campesina,

vuelves al reto de dejar memoria,

un sedimento escrito.

 

Papel y lápiz,

sol y fresco de abril, sentado

sobre el sur de una roca, dudas:

Por qué – le preguntas al aire–

este afán de dejar otra vez testimonio

de aquello que una vez en mi soberbia

exigiera a la vida o la queja de cuanto

me ha negado su filo

 

ese vulgar asunto, tan rutina,

de los azahares altos

y de las decepciones,

del tiempo azul o el tiempo inútil,

del amor que pretende y sus melancolías

que embadurna los versos

de aquel que los persigue y doma por oficio.


Frente a un prado que clama, que se ofrece

con hierbas temerosas, te decides

y alegre arrugas con torpeza el folio;

la vida. como el bosque (y el día) sigue abierta,

preciso es caminarla, caminarlos,

la noche te dirá sus quemaduras,

la noche nos dirá cuándo escribirnos.



Abril 2021

 

8 comentarios:

Pedro Torres dijo...

Gran dilema: ¿vivir o "escribir por oficio"? Claro que escribir, siempre que no sea "por oficio", rutinariamente, es también vivir. Y supongo que para los poetas verdaderos (tú, sin ir más lejos), vivir en plenitud.
Por cierto, en otra vida, hace muchos años, cuando me dedicaba a estas cosas, fui un par de veces a las casas de Valdelamadera por asuntos del transporte escolar: qué hermosura.

fcaro dijo...

Sin oficio, Pedro, es difícil escribir con dignidad. Dicho esto, en Poesía es preciso que se necesite el poema, que se nos haga urgente para que tenga posibilidad de ser. Otra cosa es la rutina de contar sílabas, cortar renglones y decir con apariencia de musicalidad. Es un vicio que muchos tenemos arraigado y nos tienta a confundirlo (presos de patas en él) con la Poesía. Sé, por lo menos en lo que me atañe, que no hay mala intención ni ganas de marear al personal, más parece una forma de cortejo, de vivir en sus alrededores (por si las moscas). En cualquier caso, navegar, vivir, es lo que importa. Y qué suerte si se logra el instante de vivir escribiéndolo. O el de escribir viviéndolo.
Valdelamadera, en primavera y no, es una maravilla. El poema, escrito en 2021, nace de una experiencia de 2020. Sin memoria somos algo menos.
Gracias por conocer rincones de Piedrabuena.

miguel ángel dijo...

"qué suerte si se logra el instante de vivir escribiéndolo. O el de escribir viviéndolo"
No diría yo tal. Más que suerte, sabiduría para expresar, emoción para transmitir, calidad para sentir... Tus poemas siempre son de honda raíz y serena mirada al mundo y a tu mundo, que te estremece y alienta...

luis ramos dijo...

Francisco, la palabra necesaria es la que aviva el poema. Sin autenticidad y sinceridad se abre un hueco innecesario. Sí le añadimos generosidad el poema se a re y se da en su limpieza. Salud y un abrazo!

fcaro dijo...

Mis intentos, Miguel Ángel. Siempre procuro darles forma convencional de poema, por si, de soslayo, alguno lo fuera. Aunque bien sé la distancia que hay entre parecer y ser. De algunos intentos estoy más a gusto que de otros. Romper el folio es un opción magnífica.

fcaro dijo...

Ese es el asunto, no se puede ir al poema a las ocho como al trabajo. Solamente la palabra necesaria, Luis, cuando lo es el poema. Bien para el lector bien para el autor.

Sergio Gaspar dijo...

Paco, tu poesía es uno de mis descubrimientos recientes. Me siento en el hogar, leyéndote. Saludos y salud.

fcaro dijo...

Aquí estamos, Sergio, intentando siempre a impulsos, a instantes. Llevaba cinco meses sin escribir un poema.
A gusto yo también con tu lectura.