¿Quién eres tú que taimado penetras,
cráter mudo, en mi
desconfianza
sin pronunciar mi nombre?
¿Vienes tal vez
a poblar el dolor desde del
que escribo
con días sanadores?
¿Qué pretende tu celo?
¿tu descaro? ¿tu escaso
disimulo?
¿Para qué ese
mirar fiscal con el que
anotas,
con el que sigues
el rumor vespertino de mis
pasos?
¿Qué traes? ¿Vuelves
para hacerme olvidar el sol
más alto,
esa cruel cuchillada mal
cosida
que fue la juventud, la
nuestra,
esa ambición por donde aún
supura incertidumbre
la maltratada voz, mi cuerpo,
estas yedras paredes?
No me turbas, te esperaba, dejé
entornados mis días
y la puerta del fondo.
Ilustración: Hilario Brrero, fragmento.
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