martes, 15 de septiembre de 2020

Un poema: Confesión de fortuna

 


Con la misma fortuna
que a algunos les ocurre –Colinas y Rosillo
lo tienen declarado, por ejemplo–
también yo
he sentido en el patio y a la tarde
cómo el sol acudía tan sólo para verme
 
lector sentado, aunque
distraídos los ojos de la página, observo cómo
él se ocupa y recrea
en el revoloteo ágil
de las hojas en sombra que mueven la pared
 
hay un instante breve
en que su luz se ablanda,
en el que nos reconocemos solos
los dos y juntos
 
sabe de mí desde perdidos tiempos
y aunque yo ya soy otro,
ajeno él a esas minucias,
sobre el atardecer que nos importa
alguna vez me habla, se detiene y me habla
 
dice serio:
no cedas tu mirada ni abandones,
cuida la casa, cierne
con tiento tus vocales, y porque a veces dudas 
sobre lo necesario
en el poema elige
primero ser verdad, después estilo.

                                                                                                                               
                                                                                                                (Foto: Pepe J. Galanes)


8 comentarios:

Mayusta dijo...

Siempre tus versos son "Poesía-verdad", querido Paco...

fcaro dijo...

Siempre en la búsqueda, Miguel Ángel

M. Luisa García Ochoa dijo...

Qué mirada más tierna, como tú letra con su entorno.

fcaro dijo...

Cuando me para a contemplar mi estado, decía Garcilaso. Pues así estamos, buena amiga.

Alfredo J Ramos dijo...

Gran poema (o “pequeño gran poema“ por decirlo de modo cinematográfico). Y porque me ha venido a webo para una opinión sobre el cine de Kubrick. Por ese sutil hilo de seda que, a poco que nos fijemos, lo une todo. Y donde a menudo importa poco que sea verdad el hilo, su función unitiva “sentimental” por así decir , si es la seda lo que “de verdad” nos conmueve. No sé si me explico.

fcaro dijo...

Creo que la verdad consiste en que el poema sea poema, Alfredo. No en que la experienca personal que lo provoca lo sea, e inmediatamente preocuparse y mucho por la fotma, por el estilo. Asuntos ambos nada fáciles.

natividad cepeda dijo...

Primero ser verdad, siempre, al menos para mí, estimado Paco Caro, porque un poema cuando es artificio no llega al corazón del lector. Llega a esos otros lectores de la medida y la norma, del oficio, no siempre la depuración del estilo es belleza y emoción. Tu verdad en tu poema es lo esencial, es la belleza de lo que te rodea y de lo que trasmites. Eres tú por encima del estilo, aunque tu estilo es muy depurado y perfecto. Gracias al Hombre y al poeta.

fcaro dijo...

Gracias por tus ánimos, Natividad. La verdad del poiemas, digo por ahí, es que sea ppoema. Para ello debe contener la necesidad del poeta de trasmitir una emoción o una tensión cierta. Luego viene el cuidado de no estropearlo con una construcción desaliñada. El esmero de nuestra mano para que el mensaje quede y llegue nítido y que su continente guarde armonía nos permite acercarnos a la poesía. Tan unaprensible como es. Mi saludo a la poeta, a la mujer comprometida con su tierra, con su luz, con sus vecinos. Con la verdad.