domingo, 28 de junio de 2020

Un soneto para don Juan (o para Pedro Torres)

            



          El próximo día 2 y en Almagro se presenta un libro singular Las enseñanzas de don Juan. Viene editado por la colección Añil que bien dirige Alfonso González-Calero, y curiosamente en su portada no luce el nombre del autor. Un libro singular porque trata de los mundos que nos soban y abarcan. Tanto en el antes y el después del tiempo como en cercano-lejano de los territorios. Trata de mucho con mucha sabiduría. Es el asunto que sus páginas recogen una selección de las charlas, casi tertulias, que un grupo de ciudadanos almagreños mantienen los domingos por la tarde en cualquier bar de su noble ciudad en torno de don Juan Rojo Almagro. Qué pronto se conoce su calidad de seudónimo. Don Juan, renovando un senequismo manchego trufado de ironía y calma, se serena aplicándose a la piadosa manera de enseñar con deleite. Hombre de vasta cultura, con afición aguda a los asuntos de la lengua, buen lector, escéptico, pero no desengañado de los asuntos que atañen a la res pública, amante de un Almagro sin máscaras ni trueques, rebelde ante los abusos eclesiales, como buen resistente, y muy en devanarse el seso con los poetas... mantiene una corte variopinta en sus alrededores mientras degusta, degustan, la vida y el vino a iguales tragos. Se charla a calzón quitado, con látigo y sonrisa. Uno de los contertulios, Pedro Torres, nombre calderoniano donde los haya, solía tomar notas de lo dicho y de los dichos. Con ellas entretenía un blog que entretenía y se buscaba. Cinco años duró lo que era delicia de muchos. Cuéntenme entre ellos, aunque llegase un poco tarde a la tabla. 
      Mas hete aquí que, como entre mis aficiones se encuentra la de enmarañarme en trasgos sonetiles, un domingo del diciembre pasado decidí fustigar al tal don Juan (a través del tal don Pedro Torres) con uno de ellos que le afectaba. Tanto le afectó que el domingo siguiente el blog anunció su final y don Juan, por traslado, clausuró sus charlas ¿tabernarias, tabernícolas? Me sentí culpable. Tanto más cuando, editado ahora el libro que recoge aquellas sabrosidades, me encuentro el soneto al inicio del mismo. Tate. Explico todo esto  aquí, entiéndase, para expiación. Con el añadido que pienso estar, y lo proclamo, el jueves 2 de julio próximo, tapabocado, distanciado, a las 19,30 horas, en el Marqués -bar airoso de la Plaza de Almagro- para dar la cara ante don Juan y ante Pedro Torres. Y ante quien convenga. Mientras, os agrego el cuerpo del delito. Sostenella, que decían.

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INFINITIVOS
A DON JUAN ROJO ALMAGRO

Hablar desde las torres de la vida,
ser almagro por rojo, ser senado
vespertino, plural, endomingado,
ser ciudad en sus blancos detenida

huir de cuanto fue, de la podrida
política banal, leer callado
a poetas que dicen, ir al lado
de todos y con nadie; cuando pida

un latín su lugar ceder el labio,
abjurar de banderas, reír poco,
corregir al balduendo, callar sabio,
pasar menos por sancho que por loco

y hacer de lo que reste tranco suave,
ese es don Juan, quien lo leyó lo sabe.


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