martes, 25 de febrero de 2020

Un poema de Alfonso G. Calero: La casa del viento



       El poema aparece en la revista Oropeles y Guiñapos, ese milagro nacido de la generosidad y la sabiduría de Agustín Porras, de donde lo tomamos.
Hace unos años, tres exactamente, apareció Ida y vuelta, el único libro de poemas de Alfonso González Calero. Un tomo que recogía una selección de la obra poética levantada a lo largo de la vida. Poemas escritos y guardados que al final pidieron y obtuvieron luz. Amante de la poesía y salvaguarda de muchos poetas –dirige la colección Añil Literaria–, este manchego ilustre siempre había mostrado pudor ante la publicación de lo suyo. Traemos ahora este poema que dedica a Oliva, su mujer y su aliento, por la sorpresa de su aparición, conocedores que somos de su recato público. Y como muestra de respeto y cariño a su persona de este blog, de esta pequeña ventana abierta hacia el paisaje de los que aman y defienden la poesía.
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La casa del viento

                                                 A Oliva

Tú vienes, porque quieres, a la casa del viento.
El camino es de arena, hay sombras y vinagre.
Las alcuzas alumbran la linde, y es la tarde
en que viniste a descubrirme.

Luce el sol y sopla el aire, como el mundo.

Dijiste que me querías por nada,
porque encendí la luz cuando la noche
empezaba a dolerte,
por eso quiero ir contigo
hasta el límite efímero de la casa del viento
donde las palabras cobran fuerza al sentirlas
y son como diamantes, brasas en la ceniza.

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