El
poema aparece en la revista Oropeles y Guiñapos, ese milagro nacido de
la generosidad y la sabiduría de Agustín Porras, de donde lo tomamos.
Hace
unos años, tres exactamente, apareció Ida y vuelta, el único
libro de poemas de Alfonso González Calero. Un tomo que recogía una selección
de la obra poética levantada a lo largo de la vida. Poemas escritos y guardados
que al final pidieron y obtuvieron luz. Amante de la poesía y salvaguarda de
muchos poetas –dirige la colección Añil Literaria–, este manchego ilustre siempre
había mostrado pudor ante la publicación de lo suyo. Traemos ahora este poema
que dedica a Oliva, su mujer y su aliento, por la sorpresa de su aparición,
conocedores que somos de su recato público. Y como muestra de respeto y cariño a su persona de
este blog, de esta pequeña ventana abierta hacia el paisaje de los que aman y
defienden la poesía.
___________________________
La casa del viento
A Oliva
A Oliva
Tú
vienes, porque quieres, a la casa del viento.
El
camino es de arena, hay sombras y vinagre.
Las
alcuzas alumbran la linde, y es la tarde
en
que viniste a descubrirme.
Luce
el sol y sopla el aire, como el mundo.
Dijiste
que me querías por nada,
porque
encendí la luz cuando la noche
empezaba
a dolerte,
por
eso quiero ir contigo
hasta
el límite efímero de la casa del viento
donde
las palabras cobran fuerza al sentirlas
y
son como diamantes, brasas en la ceniza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario