Está el consejo contrito, muy contrito. El accidente de la becaria, resbalada sin excesivos daños desde uno de esos patinetes que tantos jóvenes usan y ella quería, ha sumido a sus miembros en la congoja. La becaria permanece en casa, leyendo, con los pies sobre la mesa del salón. De momento el Jefe ha aparcado, hasta su recuperación, el tema de la crítica dócil, cuando no servil, que ella proponía para marzo. Sin su presencia, en Consejo pierde rumbo. Lo saben, pero hay que seguir. El Jefe no está para discursos. Ni eclécticos ni elípticos. Nos ha entregado una pequeña encuesta que debemos rellenar primero y luego procurar que contesten nuestros conocidos. Se trata de crear una taxonomía cuantificada de poetas, dice serio. Para ello ha tomado la propuesta que el pasado 5 de enero hizo Tomás Rodríguez Reyes en su blog Trópico de la Mancha. Con parsimonia ceremonial nos distribuye un papel impreso con las opciones. Dice que podemos señalar hasta dos de ellas siempre que no sean demasiado contradictorias. Helas.
1___ Aprendices de poeta
2___ Poetas que nacen del útero
3___ Los que se hacen a fuerza de leer e imitar
4___ Que tienen destellos y se apagan
5___ Que tienen dotes y se amuerman por el murmullo de la vanidad
6___ Los que poseen genio pero lo desperdician por otras bagatelas
7___ Que no son nada de nada y se empeñan en serlo
Los culos se remueven en las sillas. La verdad es que cuesta taxonomizarse con estos ítems de tan mala milk que no cubren todo el panorama. Son asuntos que se reconocen bien en los demás, pero algo menos en uno mismo. Podrían añadirse otros, dijo, pero he optado por respetar el pronto de Tomás. El redactor colmillo pregunta si es preciso cumplimentarlo y con qué grado de sinceridad. Sí, dice el Jefe. Y apostilla: Porque a fin de mes “a cobrar nadie falta”, así que ahora tampoco. Cumplan. El que inquirió se decide por señalarse en la sexta. Piensa que ha desperdiciado su tiempo en lugares bagatelas como los blogs cuando su talento le hubiera permitido volar hasta dar alcance a la caza. El redactor novato calla y se aplica. No tiene demasiado pudor en poner su cruz en el primer apartado: asiste desde hace siete años al taller de cada lunes. Los demás, sin grandes seguridades ni grandes sinceridades, van introduciendo cumplimentadas las papeletas en los sobres. El asunto es anónimo, pero saben que el Jefe, que bien los entiende, asignará a cada uno con precisión la respuesta elegida. Se conocen. Nos conocemos demasiado. Tal vez si la becaria hubiera asistido, piensan algunos, no hubiera sucedido este ejercicio obsceno de plasmar por escrito y sin matices lo que uno sospecha de sí mismo. Antes de salir, el Jefe recordó: Lleven la encuesta a los eventos a los que asistan y propongan rellenarla a todos los que hayan editado al menos un libro y se sientan satisfechos. Publicaremos los resultados a partir del 30 de junio en los principales diarios del país.
(Ilustración: MCBarri,. Foto de una foto de Chema Madoz)