Alfonso Brezmes y Rafael Soler Foto: Ana Ares |
Tiene
un altillo la librería Cervantes y cía maravilloso. El sábado sirvió de territorio
para un vermut de los de verdad. Se ha puesto de moda llamar vermut poético a
los actos de los sábados por la mañana -esto es ya una locura–, pero la mayoría
sólo usan el título como reclamo. Este no. Vermut y tapas tapas como testigos
precisos de los posteriores comentarios convivenciales. La gente estaba contenta, feliz. Alfonso Brezmes,
cuya persona no conocía, presentaba su último poemario, Vicios ocultos.
En edición argentina. No es normal que un poeta de la casa Renacimiento excursione. Luego aclaró que espera este mismo año una nueva entrega en su sello matriz, y que este libro ha sido un extraño capricho solicitado. Merecen la pena
estos caprichos, sobre todo si se hacen acto en una sala a reventar de
amigos, compañeros, familia, poetas y alrededores. Vinieron convocados para la
conversación entre el autor y el poeta Rafael Soler, que supo provocar subrayando
los matices y excitando con preguntas. El
autor, tan dado a los desdoblamientos de identidad, tuvo que fajarse con la verdad
del yo más cercano. Tiene otros. (Se nota que ha leído a Miguel d´Ors.) El
libro se distribuye en cinco capítulos: Examen de conciencia, Dolor de
corazón, Propósito de enmienda, etc… (lean a Ripalda). El poeta Alfonso busca con la tinta de las páginas a su otro, al que navega entretenido por los rincones del amor y la
vida; con pocos vicios públicos, pero en muchas sospechas encendido. Brezmes es alguien
que tiene voluntad de juego con lo leído. Y decisión por el goce y el recreo que supone existir.
Hubo abundantes lecturas de poemas. Y hubo alguna confesión. Como esa de que al
poeta le llega siempre menos calor del que espera cuando entrega una obra al
afecto y al juicio de los demás. Siempre es así. Alfonso Brezmes es poeta
tardío, pero ciertamente ya conoce las astillas del oficio. Declaro aquí que
fue un disfrute sabatino la alegría, el aire desenfadado de la poesía de Alfonso
y la concreción material del vermut, que en esta ocasión dejó de ser metáfora
raquítica. Que cunda. Porque se vendieron todos los ejemplares.
La casa sin puertas
Homero
vio a Dios:
esa
fue la causa de su ceguera.
Borges
leyó a Homero,
y
en sus hexámetros las naves
surcaban
el mar para llevar el sol
hasta
el ciego horizonte de sus ojos.
Yo
he leído antes a Borges
y
otro me lee a mí ahora.
Así
viaja la luz
por
esta casa sin puertas
cuyos
muros son palabras:
iluminando
unos cuartos
tras
dejar otros a oscuras.
(De Ultramor)
Vagones perdidos
Hora punta.
Rostros dormidos.
Cuerpos en la
corriente.
De pronto mi
rostro en un cristal,
viajando
en dirección
contraria
a mi propia
vida.
(De Vicios
ocultos)
5 comentarios:
Estupenda crónica de una jornada poética llena de vitalismo y buena poesía. Comparto tu lectura, Paco, y seguro que disfrutaremos de más vermuts con la poesía de Alfonso. Gracias por tu maravillosa compañía.
Cierto, amigo. José Luis. Una sabatina de lujo. Tanto por el poeta como por el ambiente. Un buen abrazo.
Buenas, solo quería comentar que desde 2007 existe un poemario en castellano con exactamente el mismo título, publicado, con ISBN, del cual soy autora; te dejo el enlace en Google Play https://books.google.es/books/about/Vicios_ocultos.html?id=cFSbPAAACAAJ&source=kp_book_description&redir_esc=y
Pues vaya fastidio.
Autora de VICIOS OCULTOS, 2007.Editorial Baile del Sol. Poemario destacado como uno de los mejores de 2007 por el colectivo Adisson de Witt: http://criticadepoesia.blogspot.com/2008/02/lista-de-candidatos-mejores-poemarios.html?m=1
Saludos, Alfonso, de Madrid, poeta español, y, por favor, mira el ISBN cuando se te ocurra un título, que está todo inventado.
Humildemente, una escritora de provincias, canaria, que lleva publicando desde los 90.
Paula Nogales Romero.
Ya te vale.
Quér quieres que te diga yo.
Esor digo yo.
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