El viernes y 21 vino desde Galicia Tomás Rivero, oficio de librero en Lugo. Y extremeño de origen, humilde y vocación. Poeta a solas durante mucho tiempo. Dijo que, alejado del ruido poetical, siempre soñó con que alguien lo descubriera. Al final ha optado por dejarse descubrir, eso parece. Le oí leer, náufrago en Cuenca y en el noviembre pasado, textos de su primer libro, Cámara de humos, que compré. Ayer hice lo mismo con su De un
libro que no pienso escribir nunca que le han editado en Tigres de
Papel: le oí recitar y compré su libro. Confieso, y confiesen conmigo, que pocas
veces nos ocurre algo similar en el transcurso de 12 meses naturales. Explicó
que el libro anterior y este nacen del acopio de tantos años guardando lo escrito contra
la vida y a favor de ella, y que con él da por cerrada una etapa para ¿abrir
otra? Contó de su infancia. Contó de una casa
cantora y corchera. Contó de cómo fue el libro de poemas que su madre dejó junto a un
lebrillo de perrunillas –que devoraba– lo que le llevó a la pasión. Ha tardado
mucho en publicar, cada vez hay más poetas de publicación tardía, pero parece
resuelto a quedarse (a pesar del poema mandato que ofrecemos). Lució camisa
blanca en su diálogo con Paco Moral. Impecable. Igual que el libro luce un prólogo
de Miguel A. Curiel, vecino y amigo.
No publiques libros.
Publica pájaros.
No escribas versos,
escribe vuelo, pluma.
No busques la llave,
encuentra la jaula
y quédate dentro
lamiendo la fría cerradura.
Que el poema te abra
y el viento te arrastre.
No publiques libros,
publica lagartos, puestas de sol,
flores encendidas,
músicas que te traen recuerdos
de paisajes y cuerpos deseados,
fotos de cuando eras joven,
para que todos vean
que tu rostro de catre
presagiaba un futuro
de páginas emborronadas.
Pública pájaros contra el azul del cielo.
Pública pájaros contra el azul del cielo.
6 comentarios:
No sé qué es, pero hay algo en ese poema que me estremece hasta la lágrima... Abrazos.
Hay un aliento a extrañeza lo recorre, Miguel Ángel.
Gracias por esta reseña breve y certera, Francisco. Un abrazo, amigo.
Es un gran poema, no conocía a Tomás Rivero pero con esa muestra que has publicado, querido Paco, ya sé que debo seguirlo de cerca.
Un abrazo, maestro
Javier
Era necesario dejar noticia de paso por Madrid, Tomás. Y constancia del poema.
Ya digo, Javier, que siempre ha siso poeta solas, pero poeta. Y bueno.
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