Dijo el jefe: Bienvenidos, buenos días. Seguimos sin gobierno. La poesía siempre ha sido ingobernable. Hay que tener agallas para escribir un poema. Digo un poema. Hay que tener agallas para dejarse gobernar por quien ejecuta la marcha, o quien escribe, con tan mortecinas formas y movimiento de brazos tan peculiar. Hay que tener agallas para aceptar todo lo que se nos quiere vender por poema, para dejar que gobiernen el panorama los tan sin cadencia ni decencia. O los agotados. O los tan sin discurso. O los tan sólo hijos de las excitaciones. O… La becaria tosió intencionada y oportunamente, el mandamás perdió el hilo tras la advertencia.
Venimos
–prosiguió, cambiando el paso- de un fin
de curso anterior dominado por señalizar y acotar grupos de poetas jóvenes.
¿Quién tendrá la honra de ser el antólogo más clarividente de la primera
generación del XXI? Venimos de los recopilatorios de mujeres poetas. Ninguna
editorial que se precie ha dejado de contestar las palabras de Visor. Incluso
el mismo Chus se ha contestado a sí mismo más extensamente que nadie. Pero
gastados los temas recurrentes, estamos sin gobierno. La poesía, como lo otro,
es un campo de batalla sirio, l´ancien Beirut. Con perdón. Un todos contra
todos, de tinta y no de sangre, afortunadamente. Un paisaje de ruinas-ventas
editoriales, pero en donde el sin gobierno es una bendición. Como parece serlo
para el país. Silencio en todos tras su habitual mix pesi-optimismo.
Luego, tras el silencio espejo, o espeso, que él tomó por
aprobación y repasar después con lentitud y sus ojos la rentrée, quiero decir el panorama de rostros y sus magulladuras, se
atrevió a concluir. Hay que tener
agallas. Desde las altas cimas de la penuria, volvemos a abrir la redacción
para contar lo que sucede. O lo que nos parezca que sucede, porque la mayoría
de las veces asistimos y nada o poco ocurre. Hoy, qué distancia, qué diferente todo y qué lo mismo, que diría César Simón. Y es que la poesía, bien lo
sabemos, puede ser necesidad o ser tan sólo pose. Buen curso. Tengan cuidado
con la mediocridad cuando salgan afuera. Puede matar. Horacio ya avisó de sus
peligros.
11 comentarios:
Querido amigo, una de las felicidades del regreso es encontrar las puertas de la amistad de par en par. Vuelve septiembre y vuelvo a tu blog con la certeza de que encontraré en sus habitaciones complicidad, diálogo y un poco de luz natural. Un fuerte abrazo.
Entre tanta discusión / sinrazón y advenimiento / esperemos ser siquiera / dignos de un único verso...
...y abrazos. Paco, sin cuento...
José Luis, volver forma parte de la identidad, no es una rutina. Volver es encontrar tras la búsqueda, Volver saberse en otros, con otros. Agradezco tus ojos limpios. Sabes que son correspondidos.
Mi abrazo.
Ay, Miguel Ángel, que buen verano sospecho en ti. Ojalá y la recuperación física y emocional sigan caminos paralelos. Eres un crack. Y, no lo dudes, siempre habrá un verso para ti.
Mi abrazo.
Sr. Caro, su regreso hace más vivible este aún tórrido verano madrileño. Ni se imagina usted lo que se le ha echado de menos por estos lares y por otros. De Poesía, de la verdadera y con mayúsculas, andamos pelín escasos, el calor no invita. A ver si viene pronto el mal tiempo.
Un abrazo mío y de todos los verbiazules para la becaria y para usted, que en esto del querer se les quiere a ambos. Y mucho.
Ay, Verbo Azul, para renovarse hay que ocultarse a temporadas de luz, recuerda el ejemplo de las semillas. Volver es siempre una excitacion. Y encontrar, un impulso para el vuelo.
Que la mediocridad mata qué verdad es. Intentemos entre todos comenzar el curso poético intentando aportar luz . Un abrazo querido Paco.
Bienvenido, Javier. Ninguno estamos libres. Espero el curso con ilusión.
y mi mejor abrazo.
Bienhallado, querido Paco. Buen comienzo. Que no decaiga, caiga quien caiga (y hasta sin ÍES, que, a la vista de lo que viene dando de sí la marea política, viene a ser lo apropiado). Y que nadie nos robe las complicidades. Ni las collejas. Ni las risas. El curso sin gobierno promete grandes emociones. A por ellas. Un abrazo
Se le quiere por estos lares, buen Alfredo. Espero de la falta de gobierno la no agresión. Lástima que no pueda durar. Buen curso.
un abrazo
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