Tarde del 5 miércoles. Alegres y felices, arrobados. Con el
libro en las manos. Con libros –dos, tres- en las manos. Con sitio para una
flor roja, roja, sobre el pecho. Con el cariño expuesto y la emoción exhausta.
Así llegaron las buenas gentes amigas de Elvira
Daudet y de la poesía a la presentación de su Antología poética 1959-2012 que
ha editado Lastura. Elvira Daudet
convoca porque es una de las pocas poetas verdaderas que van quedando. El
tiempo es el mejor crítico, dicen quienes saben dichos. Cuando tantas cosas
mueren, o confunden, solamente nos queda el poeta en pie frente a la vida. La
poeta. A Elvira, periodista testigo de tantas cosas, mujer con los ojos
abrasados de contemplar el dolor, la rescató Jaime Alejandre para todos nosotros en sus añoradas Hazversidades Poéticas. Hace cuatro
años. Desde entonces ha ido congregando alrededor de su coraje, de sus poemas,
de su compromiso, a cientos, a miles de personas. Los abrazos de los poetas y
lectores de todo el mundo han ido llegando cronológicamente tarde, podría
parecer, pero vitalmente muy a tiempo. Elvira, dueña de la amistad con tantos del
grupo del cincuenta, tuvo entonces para su obra
escasa difusión. A partir de Hazversidades, y por una vez en este país tan cruel
para tantas cosas, ha sido posible la justicia.
La antología editada comprende en 131 páginas 41 poemas sin
remedio, que cuentan. Cuarenta y una longitudes de vida expuestas al sol.
Memoria y alma. La luz del desengaño en primera persona. La lucha como
alimento. La voluntad de caminar erguida, la voluntad paciente de alguien que
ha ido contando los golpes. Aldeas de memoria. Praderas de algodón y de
desesperanzas. Poemas. Tormentas desplegadas. El miedo de ser. La decisión de
atravesar las puertas. 41 poemas. 131 páginas. En ellas, Lastura, la joven y
prometedora editorial que dirigen Lidia
L. Miguel e Isabel Miguel, han
volcado su voluntad de buen hacer, que es mucha. Ya desde la portada -un
almendro sin hojas florecido- se anuncia el descarnamiento y la belleza de
su interior. Hay que señalar que los textos ahora impresos han estado, por voluntad de la autora, a la consulta pública en la web de Alacena roja, en donde ha reunido más de 60.000 lecturas de todo el mundo. Las editoras mimaron (ese centro
de lilium, ese centro) el acto con detalles no acostumbrados para Mientras la luz. En todo hubo expectación
no acostumbrada.
Tras él leyó la autora. Leyó tras agradecer. Leyó
con seriedad sonora, transitiva, decidida a la comunión del instante. Ocho
poemas en directo. Desde Autorretrato,
de Crónicas
de una tristeza (1971) hasta Sin
cuerpo del desbordante Cuaderno del delirio (2012). Tensión
sin esfuerzo, le basta con ser ella para lograr el aire denso de las grandes
ocasiones, el aroma raíz, lo que conmueve. Tuvo la ayuda de su “hermano” Paco Moral que leyó Todo es aire, un poema profecía de 2010
en el que ya reclamaba los nuevos tiempos, los jóvenes que se avecinan. Los sentados,
los en pie, los del clavel, los de los libros de par en par, los arrobados
aplaudían cada poema. Alguno antes de haberse terminado; miren si no este vídeo
que grabó a pulso nuestra becaria. A mi lado, alguien nuevo preguntó ¿Qué tiene Elvira Daudet? Otro cercano
resolvió, tajante: Sabiduría y verdad.
Cualidades necesarias, decimos nosotros, para que la poesía deje de ser un
ejercicio formal y vuelva a ser, como decía Hölderlin, la religión primera de
la Humanidad. Busquen por ahí a Elvira, búsquenla en esos territorios, busquen el libro
aquellos que necesiten de la inteligencia, de lo íntegro, de la voluntad de
vuelo. Busquen en el papel de Antología poética1959-2012 aquellos que deseen saber en que consiste este premio o castigo
que supone la obligación de existir. Elvira es poeta, ha gozado, sufrido, ha tomado
muchos trenes, sabe ver y contar ese milagro que consiste en recorrer la vida. Y su impiedad.
Queda decirles que la lectura finalizó con aplausos en pie. ¿Recuerdan
ustedes algo igual?
8 comentarios:
Me has hecho disfrutar una vez más, de una velada histórica que nantendre sirmpre con emoción en el recuerdo.
Lo has clavado, desde ese cariño inevitable que tenemos a Elvira, quienes llegamos a ella a traves de sus versos y hemos podido sentir la inmensidad del abrazo de una pequeña mujer de enorme alma, que es la gran Dama de las poetas vivas españolas
Asun, he intentado recoger la atmósfera de fervor que vi. Es posible que yo tambien rsultara contaminado. No hice nada por impedirlo. Más bien al contrario.
Qué maravilla de crónica y de poesía periodística la tuya, maestro Caro. Gracias por acercar a los que no pudimos estar ese día junto a Elvira tan bello y memorable momento.
David, la vida a veces nos pone ante momento maravillosos. Con tener los ojos abiertos es suficiente.
Un abrazo.
Ya me han hablado del hecho, de la jornada. Y me habían hablado también de esta crónica que convierte en presentes a los que estuvimos ausentes.
Gracias desde Francia por esta bella reseña. Hasta en las fotos reconozco a mucha gente querida. De Elvira, qué más podría decir yo.
te hubiera entusiasmado, Amando. No es posible separar poesía y Elvira.
Gracias Catherine, de Elvira se puede decir todo, está llena de intenciones, de vida.
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